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Educació intervino el pasado curso en 468 casos de alumnos conflictivos

Agustina Bosch, Assumpció Sempere, Pere Carrió, Manel Perelló y Lluís Ballester, este martes en la presentación del anuario a los medios. | Jaume Morey

| Palma |

La Conselleria d’Educació intervino el pasado curso en 468 casos de alumnos conflictivos a través de la figura de los técnicos de intervención sociocomunitaria (Tisoc), implantada precisamente en ese período lectivo. Éste es uno de los datos del Anuari de l’Educació 2018, dirigido por Lluís Ballester y presentado este martes en la Cambra de Comerç.

Uno de los estudios incluidos en el anuario es el referido a la implantación de la figura del técnico de intervención sociocomunitaria en los centros de enseñanza Secundaria de Baleares, cuyos autores son Assumpció Sempere, Begoña Ferretjans, Antònia Puiggròs, Raquel Buele y Maria Antònia Gomila.

Assumpció Sempere, jefa del Servei d’Atenció a la Diversitat de la Conselleria d’Educació, explicó este martes que «en el pasado curso, implantamos la figura del tisoc en diez centros de Secundaria de Baleares, abarcando un total de 3.065 alumnos. Con un técnico en cada centro, intervenimos en 468 casos de alumnos conflictivos, un 15,21 % del total del alumnado».

Según Sempere, «esta conflictividad se refiere básicamente a absentismo, problemas de convivencia, acoso escolar o dificultades sociales de las familias. Los centros son seleccionados por la propia Conselleria en función de factores como el número elevado de repetidores y las incorporaciones tardías de alumnos».

Respecto al presente curso, Sempere señaló que «hemos implantado la figura del tisoc en 18 centros, siempre con un técnico en cada uno de ellos».

Estos técnicos se integran en el claustro de profesores y actúan con las familias de los alumnos. Entre otras actuaciones, se coordinan con los servicios sociales, comunitarios y sanitarios; previenen y detectan los conflictos y elaboran el proyecto de intervención para restablecer y potenciar la convivencia escolar; establecen vínculos con el alumnado conflictivo y acuerdan un plan de trabajo incluso fuera del horario lectivo; realizan un seguimiento del absentismo escolar, problemas de convivencia e integración social; y refuerzan la implicación educativa de las familias. La reducción del absentismo es una de las prioridades comunes en todos los centros implicados.

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