Los dos jóvenes detenidos por la agresión mortal al chico ibicenco de 23 años, Santi Garrido, se sentarán en el banquillo de los acusados el próximo 2 de abril para ser juzgados por un jurado popular en la Audiencia Provincial. Steven G.Z., el principal acusado y considerado autor material del botellazo que acabó costándole la vida a Santi, se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión e indemnizar con 250.000 euros a los familiares del joven fallecido el día de Navidad de 2017.
La Fiscalía pide 14 años por el delito de homicidio y otros cuatro por el de robo con violencia empleando instrumento peligroso. En cuanto a la responsabilidad civil, el Ministerio Fiscal indica que el principal encausado deberá indemnizar con 180.000 euros a los padres de Santi, con 40.000 al hermano y 30.000 euros para la pareja sentimental del joven.
En la banqueta de los acusados también se sentará Carlos G.P.H., el otro joven detenido por su participación en la agresión mortal. El Ministerio Fiscal solicita una multa de 600 euros (dos meses a razón de diez euros diarios) como autor de un delito leve de maltrato de obra.
La acusación particular eleva las penas a 20 años de prisión para cada uno de los acusados por un delito de asesinato.
Golpes y botellazo mortal
Según el relato de los hechos, tras haber estado haciendo botellón en ses Figueretes, los acusados se cruzaron en la confluencia de la calle Formentera con Asturias con Santi Garrido, quien se dirigía a casa de sus padres. El principal acusado se dirigió a la víctima llamándole «carapolla». Santi le recriminó la actitud y en respuesta recibió un par de puñetazos en el rostro por parte del otro implicado. El relato de los hechos añade que en ese momento, Steven, que llevaba una botella de ron en la mano, la cogió por el cuello y le asestó un golpe en la parte izquierda de la cabeza. Santiago cayó al sueño aturdido. Los acusados aprovecharon el momento para robar a la víctima un teléfono móvil.
Los acusados abandonaron el escenario de la agresión y Santi logró llegar a casa de sus padres, se limpió la sangre en el baño y se acostó en una cama. En torno a las 12.30 horas, la madre fue a despertarlo pero Santi ya yacía en la cama.
La autopsia determinó que, a consecuencia del golpe que le propinó el principal encausado, Santi sufrió un traumatismo craneal contuso cerrado, con hemorragia y fractura de hueso temporal.
Los hechos son constitutivos de un delito de homicidio, un delito de robo con violencia empleando instrumento peligroso y un delito leve de maltrato de obra.
Los Guasones
El principal acusado está considerado por la Policía Nacional como el cabecilla de una banda latina denominada ‘Los Guasones' y se encuentra en prisión provisional desde el 16 de febrero de 2018, mientras que el otro joven que participó en la agresión está encarcelado desde el 27 de marzo.
Steven G.Z., alias ‘El Nea', tenía antecedentes policiales y una condena en firme de cuatro meses de prisión, impuesta por el juzgado de Ibiza por un delito de tráfico de drogas.
El principal acusado está considerado por la Policía Nacional como el cabecilla de una banda latina denominada ‘Los Guasones' y se encuentra en prisión provisional desde el 16 de febrero de 2018, mientras que el otro joven que participó en la agresión está encarcelado desde el 27 de marzo.
Botellazo en la cabeza
Los hechos ocurrieron la Nochevieja de 2017 en la zona de ses Figueretes, cuando un grupo de jóvenes en el que se encontraban los dos acusados increparon y golpearon a Santi Garrido. El joven, que recibió varios puñetazos y un botellazo en la cabeza, regresó a su casa ensangrentado y se acostó. A media mañana del día de Navidad, la madre de Santi lo encontró muerto en la cama.
La investigación llevada a cabo por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de la comisaría de Ibiza puso rostro y nombres al grupo de personas que abordaron y golpearon a Santi.
Las diferentes gestiones realizadas también permitieron desarticular a la banda latina radicada en Ibiza y denominada ‘Los Guasones', grupo que estaba encabezado por el primer encarcelado, Steven G.Z., ‘El Nea'. Según explicaron fuentes policiales, en el seno de la banda existían diferentes rangos jerárquicos con tareas bien definidas entre sus miembros, apreciando la puesta en práctica de ritos de iniciación para todos aquellos que querían ingresar en esta organización.
Las gestiones realizadas tras la muerte de Santi llevaron a la Policía a reconstruir los movimientos del joven durante la Nochebuena y las detenciones se desencadenaron tras la localización del teléfono de la víctima en Barcelona, móvil que le fue sustraído a la víctima durante el ataque.
En abril, los dos acusados responderán ante la justicia por este crimen.