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Puig des Molins, un barrio poco accesible

Imagen de uno de los tramos de escaleras que unen la calle Ramón Muntaner con la parte alta del barrio. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

En pleno centro de Vila se encuentra el barrio de Puig des Molins. Un espacio considerado zona turística pero que «tiene muchas carencias e incidencias», según denuncian los vecinos.

«El principal punto negro es la calle Ramón Muntaner», señala Francisco Montero, vocal de la Asociación de Vecinos de Puig de Molins.

Recorriendo la calle se pueden observar «desperfectos en las aceras, escasa iluminación, bordillos de una altura tremenda y escaleras interminables», detalla.

Para acceder a la zona alta del barrio Puig des Molins cuentan con nueve puntos de escaleras: cinco desde la Avenida de España y otras cuatro por la calle Ramón Muntaner.
«Ni las personas mayores ni los que tienen problemas de movilidad, ni tampoco los padres que llevan a sus niños en cochecito pueden hacer estas subidas. Hay tramos de hasta 180 escalones», denuncia.

Según cuenta este vecino se hizo una propuesta al Ayuntamiento de Ibiza para que estudiara la posibilidad de instalar escaleras mecánicas en alguna de estas subidas, pero «no se ha hecho nada», dice Francisco.

Este residente en la zona asegura que «hay vecinos que se están retirando del barrio porque tienen ya cierta edad y la simple carga de la compra hasta la zona alta por esas escaleras se convierte en un calvario».

Falta de aparcamiento
Otro de los problemas con los que se encuentra el barrio es el aparcamiento.
«Sobre todo en el tramo final de Ramón Muntaner». Según explica el vocal de la Asociación de Vecinos de Puig des Molins hace falta una buena señalización que indique que la calle no tiene salida y «solo hay un cartel que no está en el punto adecuado». Cuando llega la temporada «es un caos y hay contínuas multas porque los vecinos aparcan donde pueden».
Francisco explica que se hizo otra propuesta al Ayuntamiento de Ibiza para «modificar los aparcamientos en ese tramo y que pasaran de estar en cordón a ponerse en batería, así nadie aparcaría en la acera de enfrente porque si no cortarían el paso al tráfico».

Los vecinos de Puig des Molins hablan también de falta de iluminación. «La potencia de las lámparas no es la que debería, la distancia que hay entre farolas es demasiada como para dar lugar a puntos oscuros y hay calles en las que los puntos de luz solo están colocados en una acera por lo que haya más oscuridad en el lado opuesta», aseguran.

Esto, dicen «hace que aunque no ocurra nada no te sientes seguro andando por la zona». Señalan que se deberían colocar más farolas en ambas aceras.

También hacen hincapié en el tramo de Ramón Muntaner «que es un camino terrizo con gravilla suelta, los surcos de las escorrentías de aguas...». Francisco Montero recalca que «hay una suma de situaciones que pueden provocar el riesgo de que alguien pueda perder la estabilidad y caerse». Varios vecinos de la zona coincidieron en que a veces se sienten «aislados».

La parte alta del barrio «no tiene ni colegios, ni comercios, no tiene una vida diaria ni bares para que lo vecinos interactuemos y hagamos comunidad», explican.

Aún así reconocen que viven en un entorno privilegiado. «La zona tiene una parte positiva que es que tenemos la Necrópolis y los molinos, además de unas vistas muy bonitas al mar al final de la calle». Aunque «está todo muy abandonado. A pesar de ser una zona turística está desperdiciada», comentan.

«Habría que dedicarle mucho más tiempo y dinero a este barrio para solucionar todas las incidencias», puntualiza el vocal de la Asociación de Vecinos.

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