La titular del juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza, Martina Rodríguez, dejó ayer visto para sentencia el juicio contra dos hombres que fueron detenidos por un delito de tráfico de drogas ya que fueron interceptados en Sant Antoni cuando circulaban con un coche cargado con 30 kilos de hachís.
El Ministerio Fiscal solicita una pena de 3 años y nueve meses de prisión para uno de los acusados, y de 3 años y un mes de cárcel para el otro implicado. Asimismo, solicita sendas penas de multa de 80.000 euros. Los dos acusados, de 39 y 28 años, se encuentran en prisión provisional desde el 22 de febrero de 2018.
Los dos hombres, de nacionalidad marroquí, declararon que no sabían que en el coche iba una partida de 30 kilos de hachís. El principal acusado, para el que solicitan la mayor pena y que cuenta con antecedentes penales, indicó que el turismo se lo había dejado otro conocido para probar la calidad de una pastilla de hachís. Su defensa se adhirió al escrito de acusación. Por su parte, el otro implicado indicó que él se dirigió al coche para adquirir unos cien gramos de hachís para consumo propio. Su abogado pidió la libre absolución ya que, según dijo, colaboró en la identificación del principal acusado y sólo se limitaba a adquirir una sustancia estupefaciente para consumo propio, ya que es consumidor habitual desde hace unos 15 años.
Maleta con 30 kilos de hachís
Los dos acusados fueron interceptados la medianoche del 20 de febrero de 2018 por una patrulla de la Guardia Civil que realizaba tareas de seguridad ciudadana en Sant Antoni y que inició una persecución cuando observó la actitud sospechosa del conductor de un vehículo que inició una serie de maniobras evasivas al advertir la presencia de los agentes.
La persecución concluyó cuando el coche de los sospechosos se introdujo en un solar sin salida. Los ocupantes emprendieron la huida a la carrera y los agentes lograron interceptar en ese momento a uno de los implicados, el joven que sostiene que se subió para comprar drogas para consumo propio.
Durante el registro del vehículo, los agentes hallaron la partida de droga que iba repartida en una maleta y en un habitáculo escondido en la caja del airbag, un punto que fue marcado por el perro de la unidad canina de la Policía Local. Los agentes interceptaron a uno de los ocupantes, el más joven, quien indicó que no sabía nada de la maleta y que hizo ademán de huir porque no tiene la documentación en regla. Durante la inspección del coche, los agentes de la Guardia Civil interceptaron un total de 290 pastillas de hachís con un peso aproximado de 30 kilogramos. Asimismo, los agentes también localizaron unos 160 euros, una cantidad que, según explicó el primer detenido, era el dinero que llevaba para comprar una pastilla de hachís al conductor del vehículo, el principal sospechoso, que logró huir en un primer momento, pero fue detenido horas después ya que «es un conocido» de las fuerzas de seguridad y fue identificado por el otro encausado.