Seis años de cárcel. Es la condena impuesta a uno de los cerebros de una banda de narcotraficantes desarticulada en Ibiza en septiembre de 2017 y que ayer empezó a ser juzgada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma.
Este encausado y otros tres reconocieron los cargos y ratificaron ante el tribunal el acuerdo de conformidad que para estos otros suponían sendas penas de 3 años y 9 meses de cárcel.
La vista oral continuará hoy, ya que otros tres implicados no han aceptado la oferta del Ministerio Fiscal. Los siete acusados se encuentran en prisión provisional desde el día de su detención.
La pena más elevada, de seis años de cárcel, ha recaído sobre Luis E.R.M., un hombre de nacionalidad colombiana que organizó la introducción de un envío de 1,2 kilos de cocaína en las islas, una droga que habría alcanzado un valor de 258.562 euros. La mujer que fue detenida con la mercancía en un vuelo Madrid-Palma es una de los tres que no han aceptado el acuerdo. Otros dos hombres que, según la investigación, se encargaban de la venta final al menudeo en Ibiza, alegaron que ellos eran consumidores de sustancias estupefacientes y que no participaban en las operaciones de los otros implicados.
Operación Pecas
Los acusados fueron detenidos en septiembre de 2017 en el marco de la ‘operación Pecas', un operativo de la Policía Nacional que se saldó con ocho detenidos y el desmantelamiento de todo un laboratorio para adulterar cocaína que la banda tenía en una vivienda de Siesta, en Santa Eulària.
La investigación arrancó tras poner el foco sobre un hombre de 37 años y nacionalidad colombiana que lideraba una organización dedicada a la introducción de cocaína en Ibiza.
Las pesquisas permitieron ir identificando a los integrantes de este grupo criminal así como determinar el papel que desempeñaba cada uno dentro de la organización. Junto al líder, conocido como ‘El Pecas', destacaba la figura de otro colombiano, un expolicía de 34 años que pasaba por ser el lugarteniente del líder de la banda. Las investigaciones para desenmarañar las operaciones delictivas del grupo fueron muy laboriosas ya que los integrantes de la banda empleaban estrictas medidas de seguridad. Así, los agentes se han incautado de 41 teléfonos móviles que empleaban para dificultar un eventual control de sus comunicaciones por parte de las fuerzas de seguridad.
El líder de esta banda de narcos había regentado un locutorio en Vila, un hecho que le facilitaba las operaciones para obtener terminales y tarjetas telefónicas sin dejar rastro.
En los registros la Policía intervino más de dos kilos de cocaína, 70 gramos de MDMA, más de 5.000 euros, 41 teléfonos móviles, parafernalia para la manipulación de la droga y una prensa hidráulica. Entre los acusados hay cinco colombianos, un español y un marroquí. El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente penas de hasta nueve años de cárcel y una multa global de más de un millón de euros.