«La vivienda es el problema transversal que aparece en todos los apartados» de la Memoria de Cáritas 2018. Así lo quiso destacar el delegado episcopal de Cáritas, Miguel Ángel Riera, en la presentación del informe anual de la organización. Es por ello que el director de Cáritas, Joan Marí, celebró que ya estuviera más cerca la construcción del nuevo centro de baja exigencia de Es Gorg. En la rueda de prensa, en la sede de Cáritas en Ibiza, también participó el coordinador, Gustavo Gómez, que se encargó de desglosar los datos.
Cáritas atendió en 2018 a 1.800 personas, unas 300 más que las recogidas el año pasado. En la memoria han empezado a contabilizar núcleos familiares en vez de contabilizar solo a las personas que acuden directamente a las oficinas. «Si no tenemos en cuenta este dato total no estamos evaluando la imagen completa de la pobreza en la isla», explicó Gustavo Gómez.
Dentro de los programas, el de acogida, en el que la organización recibe a los usuarios de nueva incorporación, atendieron a 836 personas, frente a las 533 que atendieron en 2017. Un incremento del 50%.
Cabe destacar además un repunte de las personas que se incorporaron a este programa en el mes de agosto, 80 en total por las 60 del mes de julio. Una variación peculiar, dado que normalmente en ese mes el número de usuarios tiende a descender por la temporada de verano en la que hay más trabajo. «No podemos determinar que esto sea una tendencia», señaló Gómez, que explicó que el año pasado se encontraron a muchos usuarios que habían venido a buscar trabajo en temporada y no encontraron vivienda o trabajo.
También dentro de este mismo programa llamaron la atención respecto a la problemática de muchos usuarios del servicio de acogida que no se pueden empadronar por no tener un contrato de alquiler legal. Es por ello que se ha optado este año por empadronar a muchos de ellos en la sede de Cáritas.
La falta de empadronamiento provoca que estas personas no puedan escolarizar a sus hijos o acceder de manera regular a los servicios sanitarios. «Salvamos el tipo con este empadronamiento en Vila, pero está claro que es una situación que no podemos mantener en el tiempo porque no somos nosotros quienes debemos solucionar estas situaciones», alertó Gómez
Más mujeres en exclusión social
Al centro de día y al comedor para personas sin hogar acudieron en total 220 personas. Se apuntó la peculiaridad de que cada vez aumenta más el número de mujeres, 35 en total en 2018. «Antes eran un perfil residual pero ahora cada vez vienen más que viven situaciones de maltrato o de prostitución», detalló el coordinador. Estas situaciones han dado lugar a vislumbrar una problemática concreta que desde Cáritas se quiere abordar este año de un modo específico en el caso de las mujeres, para dar respuesta a los casos particulares.
En cuanto a la nacionalidad de los usuarios de este programa, principalmente son de origen europeo, de los que la mitad son españoles.
Cáritas repartió el año pasado 30.000 comidas entre desayunos y cenas a través de la colaboración de la Mesa de exclusión y de todas las administraciones de la isla. «Son muchas comidas y nos deben hacer pensar en que en una isla como la nuestra es indicativo de que algo no va bien», señalaron.
Otros programas
Gómez quiso destacar del centro socioeducativo Betania, en el barrio de Cas Serres, su evolución desde que se decidió convertirlo en un «punto de cohesión del barrio que realmente fuera la referencia a nivel social».
Si bien el número de usuarios se mantiene estable, en torno a los 260, ha variado la proporcionalidad entre hombres y mujeres. Antes era un programa que tenía un perfil de usuarios eminentemente femenino, mientras que el año pasado creció el número de varones participantes en casi un 30%.
También en el apartado formativo, por los talleres de inserción sociolaboral ‘Can Pep Xico' y ‘A tot drap' pasaron 83 personas. En ambos programas trabajan con gente que ha sido excluida del mercado laboral, muchos en edad avanzada lo que complica su reincorporación, aunque hay perfiles variados. Casi el 50% de los participantes obtuvo un contrato laboral tras participar en los programas.
En cuanto al programa de Orientación e intermediación laboral, pasaron por sus instalaciones 403 personas de las que el 64% fueron mujeres. Gómez explicó que este programa también ha evolucionado para dar una respuesta real «que tenga un mayor impacto en la vida laboral de los usuarios»
Colaboración ciudadana
En los contenedores de Cáritas se recogieron 438 toneladas de ropa en 2018. Unos números similares a los de años anteriores que denotan «la solidaridad de ibicencos y formenterenses», valoraron.
En otro ámbito de colaboración, el delegado episcopal quiso hacer un llamamiento al voluntariado, «alma de Cáritas y de sus proyectos». Expuso que la mayoría de los voluntarios son personas mayores jubiladas y por ello llamó a la gente más joven «no solo a dar, sino a darse». Indicó que en otras Cáritas a nivel estatal el número de voluntarios de entre 18 y 24 años suele ser mucho más alto que en Ibiza, algo que explicó por la falta de una universidad en la isla, dado que muchos universitarios compaginan estudios con voluntariados.
Cáritas cuenta con unos 150 voluntarios de los que gran parte lo son de forma puntual. Muchos de ellos tienen que dejarlo cuando llega la temporada turística porque empiezan a trabajar.
Por otra parte, respecto a los ingresos de la organización, el 66%, 916.000 euros provinieron de subvenciones de entidades públicas. Esta dependecia de las administraciones provocó en 2017 que Cáritas tuviera que contratar una póliza para afrontar gastos debido al retraso en la recepción de pagos. Si bien no sufrieron este problema el año pasado, quisieron hacer un llamamiento a la ciudadanía para aportar de modo particular a través de cuotas de socios o donativos. Los donativos suponen actualmente un 15% de los ingresos de Cáritas, mientras que las cuotas de socios son un 3% de los ingresos.
Cáritas de Eivissa y Formentera destinó un millón de euros en 2018 a acciones sociales.