Pep Marcús es el presidente del Club Newton de Mallorca. Hoy a partir de las 20.30 horas impartirá en el Consell d'Eivissa una conferencia en conmemoración del cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la luna. Una charla gratuita organizada por la Agrupació Astronòmica d'Eivissa (AEE).
¿Qué supuso en aquel momento la llegada del hombre a la luna?
—Fue la culminación de un sueño. Un sueño que tuvo Kennedy en 1961, que dijo que los Estados Unidos pondrían un hombre en la luna y lo devolverían vivo a la tierra antes de la finalización de la década de los 60. Hubo muchas vicisitudes, muchos retrasos en las misiones, muchos problemas, gente que murió en el proceso, pero este sueño se hizo realidad y significó la victoria de los EE.UU por delante de la URSS en la carrera espacial. Fue el momento culminante con el que se recuperaron los EE.UU del golpe que habían sufrido en el año 1961 por la derrota que encajaron con el primer vuelo de una persona al espacio, por parte de los soviéticos con Iuri Gagarin. Los americanos tenían ya un astronauta a punto de ser lanzado, pero los rusos se les adelantaron. Entonces (al llegar a la luna) fue cuando se recuperaron definitivamente de ese golpe fuerte que significó no ser los primeros en el espacio, pero sí consiguieron ser los primeros en caminar sobre la superficie de la luna. Eso significó poner a los EE.UU como la máxima potencia en el espacio desde ese momento.
¿Qué importancia tenía este hito para Estados Unidos. en el marco propagandístico de la Guerra Fría?
—Crucial, absolutamente. El proyecto Apolo en total abarcaba el 5% del PIB de los EE.UU. y los esfuerzos americanos se destinaban exclusivamente a desarrollar el cohete Saturno V y los módulos lunares. Los rusos, por otra parte, estaban más dispersos porque querían poner estaciones espaciales y utilizar los cohetes que iban a ir a la luna también como cohetes para empezar a llevar las partes de las supuestas estaciones espaciales, con lo que su cohete no tenía una única finalidad, sino varias. Eso les hizo perder un poco el objetivo que había asegurado Kennedy y habían seguido Thompson y Nixon. Los rusos fallaron en eso, no tenían un único objetivo, sino varios. Tuvieron un gran problema cuando les explotó uno de los cohetes principales en la rampa de lanzamiento, en el año 1969, pero su mayor problema fue no tener un único objetivo, aparte de que no se habían creído del todo lo que había dicho Kennedy. Cuando vieron que realmente los americanos iban en serio se pusieron las pilas para desarrollar el cohete y las sondas lunares, pero no llegaron a tiempo y tuvieron muchos problemas con el M-1, el cohete principal que tenían que utilizar. Les destrozó en todas las ocasiones los cuatro lanzamientos que tuvieron lugar entre 1969 y 1973 y al final tuvieron que cancelar las misiones. Incluso pusieron tierra de por medio y negaron que había habido un problema lunar soviético. Hasta los años 90, con el fin de la URSS, no se supieron estas cosas.
¿Cuáles eran las probabilidades de éxito del Apolo XI?
—Pocas en el sentido actual. Hoy en día no se lanza ninguna misión espacial si no tiene como mínimo entre un 80% y un 90% de posibilidades de tener éxito. Lo primero que se mira son las vidas humanas. Las posibilidades del Apolo XI de aterrizar de manera satisfactoria y volver eran básicamente de un 50%, bajísimas. Hoy en día cualquier gobierno que quisiera montar un Saturno V exactamente igual que lo hicieron los americanos para ir a la luna no podría, pues la Unión Astronómica Internacional y todo el mundo le dirían que no lo hiciera, porque era muy peligroso. Sin embargo el tiempo apremiaba, estábamos en una situación de guerra y se lanzó igualmente, con la seguridad por delante y teniendo en cuenta que si en algún momento se tenía que abortar la misión se hacía y se volvían a casa sin llegar a la luna. De hecho estuvieron a punto de abortar la misión en dos ocasiones mientras volaban hacia la luna: en el momento de aterrizar (despegar?) y en el momento anterior a aterrizar, cuando los ordenadores empezaron a estar saturados de información y se dio la posibilidad de abortar la misión, pero Neil Armstrong pasó a manual y alunizó la sonda Eagle en el Mar de la Tranquilidad. Tenía un 50% de posibilidades de llegar, es algo que ahora ningún astronauta se atrevería a hacer realmente. Estando a pocos kilómetros de la superficie ir a buscar un sitio para alunizar donde no los hay y no se conoce el terreno era muy peligroso, tuvieron éxito pero también podría haber sido un sonado fracaso. Las posibilidades fueron de un 50% de llegada, muy bajas.
¿Por qué desde el año 1972 no desciende ninguna persona a la luna?
—La última misión fue en diciembre de 1972 con el Apolo XVII. No hubo ningún otro intento de llegar a la luna porque habían conseguido su fin. El objetivo de la carrera espacial para los americanos era llegar a la luna y lo hicieron seis veces caminando sobre ella. Entonces el Congreso de los EE.UU dijo: ‘Hemos conseguido lo que queríamos, ahora se anulan el resto de misiones Apolo porque ya hemos ganado. Ya está hecho'. Esto lo pagaba el contribuyente estadounidense y el Congreso tenía muy en cuenta el gasto económico, por lo que decidieron cancelar las misiones que les faltaban, aunque después las recuperaron haciendo estaciones orbitales o poniendo satélites en órbita con los mismos que usó el Saturno V, pero el fin ya se había logrado. Los rusos nunca llegaron por problemas técnicos con su cohete y a partir de ahí se centraron en investigar la órbita baja o en poner estaciones militares a 400 kilómetros de altura -como tenemos hoy en día con la Estación Espacial Internacional y la Estación Espacial China, además dentro de poco tendremos una rusa-. Los estadounidenses se centraron en lo más inminente.
La aventura de llegar a la luna se terminó porque se consiguió y no había necesidad de ir ahí, pues el motivo que había producido ese viaje era militar. Se había ganado la batalla y por tanto la guerra, aunque siguieran otras pequeñas. Jugar con un presupuesto espantosamente astronómico como eran las misiones Apolo tenía sentido cuando tenías detrás el aliento de los soviéticos, que iban a ganarte. Cuando el objetivo se consigue se anulan los viajes a la luna. Se pretende volver en principio en 2024, cosa que es poco probable, pero también en la década de los 30 con el programa Artemisa de los EE.UU. y con programas espaciales chinos, que también quieren poner un taikonauta -un astronauta chino- en la superficie lunar con unos módulos más pequeños.
Todos estos proyectos hoy en día están sobre power point, pero tienen muchas probabilidades de hacerse realidad en los próximos 10-15 años. Se va a volver a la luna porque hay una pequeña competencia para llegar antes que los chinos por parte de los americanos.