La primera huelga de camareras de piso, más conocidas como ‘kellys', se llevó a cabo este pasado fin de semana en Ibiza. La movilización acabó el domingo con una manifestación que recorrió las calles del municipio de Vila y que congregó a cerca de 600 personas que mostraron su apoyo y compromiso con la causa y pidieron la regulación de las cargas de trabajo.
Según cifras del propio colectivo, aproximadamente unas 2.000 kellys secundaron la huelga, con el fin de conseguir mejoras de las condiciones laborales.
Cifras poco concretas
Sin embargo, desde la Federación Hotelera afirmaron que la huelga tuvo «una incidencia poco significativa salvo en tres o cuatro establecimientos de Ibiza», pero eludieron facilitar datos concretos, «evitando entrar en guerra de cifras».
En este sentido, Manuel Sendino, gerente de la Federación, afirmó que la huelga «ha sido fruto de la manipulación de un sindicato que no está en las mesas de negociación», refiriéndose a la CGT, y añadió que, durante la huelga, «hubo gente que dijo sentirse amenazada y coartada por acudir a su puesto de trabajo», aseguró el representante de la patronal.
Por su parte, desde CGT hicieron un balance muy positivo, no sólo por «la alta participación sino por el hecho histórico que supondrá un antes y un después para el colectivo».
Desde el sindicato interpretaron la falta de concreción de cifras como «un indicador de que algo ha salido muy bien», y respondieron a las acusaciones de búsqueda de protagonismo sentenciando que «las verdaderas protagonistas han sido las mujeres valientes que han salido a la calle a pelear por mejoras».
Desde el Govern, Iago Negueruela, conseller de Turismo y Trabajo, manifestó su «respaldo a las movilizaciones y reivindicaciones» y aseguró que «se han hecho avances pero todavía quedan temas en los que continuar» y espera que el Gobierno pueda trabajar en ellos próximamente. Sin embargo, tampoco el Ejecutivo facilitó datos de participación en la huelga.