Agentes de la policía judicial de la Guardia Civil investigan la posible intencionalidad del virulento incendio que a primera hora de ayer convirtió en un infierno el depósito municipal de Cala de Bou, un recinto en el que las llamas afectaron a una veintena de vehículos, catorce de ellos completamente devorados por el fuego.
Dos dotaciones de bomberos trabajaron intensamente durante dos horas para frenar el avance de unas llamas que amenazaban otro recinto anexo en el que había un centenar de vehículos aparcados.
La alarma saltó en torno a las 06.50 horas, cuando las primeras llamas cogían fuerza y se extendían entre una hilera de coches alimentadas por el material inflamable.
Agentes de la Policía Local de Sant Josep eran los primeros en llegar a las instalaciones localizadas en la calle Jaén, en Cala de Bou, punto donde Sant Josep guarda los vehículos retirados en esta zona del término municipal.
Minutos después llegaban al escenario del incendio dos vehículos de bomberos con ocho efectivos que empezaron a atacar las llamas. El primer objetivo fue acotar un perímetro de seguridad para evitar que el fuego se trasladase al recinto contiguo, punto donde había decenas de coches, furgonetas y motos, según señalaron fuentes municipales.
12.000 litros de agua
Los trabajos de extinción se prolongaron durante dos horas en medio de pequeñas explosiones originadas por los neumáticos de los vehículos que estaban envueltos en una gran bola de fuego.
Según informó el jefe de Bomberos, Miguel Sevilla, el incendio se dio por controlado en torno a las 08.30 horas y los bomberos permanecieron hasta pasadas las 09.00 horas refrescando los posibles puntos calientes.
El incendio arrasó una decena de coches que habían sido retirados por la grúa municipal en los últimos seis meses, así como cuatro vehículos más que se encontraban en el recinto desde hace más de ocho años y que en su día habían sido retirados tras ser interceptados ejerciendo un servicio irregular de transporte público. Fuentes municipales indicaron que estos ‘taxis pirata' permanecían en el recinto josepí pero su gestión correspondía al Consell de Eivissa.
Una vez refrescada la zona se procedió a la retirada de los vehículos calcinados por el incendio y que fueron llevados a un punto donde se procederá a su desguace.
Según informaron fuentes municipales y de la investigación, tras la inspección ocular no se descarta ninguna hipótesis, desde un incendio fortuito a una gamberrada o fuego intencionado. El punto de inicio se localizó en la zona donde se encontraban los cuatro ‘taxis pirata' que fueron pasto de las llamas junto a otra decena de coches.