«Se ha negado tests a profesionales cuando tenían síntomas y/o contactos estrechos con pacientes COVID positivo sin los equipos de protección individual (EPI) adecuados y eso nos deja claro que los datos de profesionales contagiados no son reales y que muchos de nosotros nos hemos quedado desamparados en muchas situaciones». Estas declaraciones textuales corresponden a la de un profesional sanitario de las Unidades de Vigilancia de Atención al Domicilio, las UVAC de Ibiza, las responsables de realizar test a domicilio y del seguimiento de los casos en domicilio que les asigna. Su nombre permanece en el anonimato ante el temor de las represalias que puede suponer sus declaraciones.
Entre su trabajo ha estado el cribado de residencias de mayores, «que nos ha supuesto una cantidad muy importante de test y terminar muy tarde la jornada». También se desplazan a domicilios para hacer los test aunque son los menos, ya que «se invierte mucho tiempo en los desplazamientos y en colocación y retirada de cada EPI». Además hacen seguimiento telefónico diario de todos los pacientes en domicilios para seguir su evolución.
En su opinión, no se han hecho suficientes test a los profesionales «si se quiere controlar una pandemia» y que lo más importante es identificar casos positivos, «si no los identificas y los casos leves los mandas a casa con diagnóstico probable de COVID, no les haces el test, pero les dices que se aíslen, el seguimiento no es el correcto y las estadísticas de pandemia no son reales». En este sentido, aseguran que «lo más frustrante es no poder tener libertad para poder realizar los test que considerábamos necesarios; tenemos que decir que no cuando por la sintomatología y riesgo de exposición estaba perfectamente indicada la realización del test». Reciben llamadas de profesionales de los centros de salud que atienden a pacientes que por clínica eran probables COVID-19 y/o habían estado con pacientes contagiados para que se le haga el el test a los que no se les hace. «Es incomprensible que a la población se le diga que probablemente tenga COVID, pero no se les hace el test y que se queden en cada aislados».
Respecto al material, asegura que en las UVAC no ha faltado, pero precisa que «no garantiza los máximos niveles de seguridad». De hecho, al inicio de las crisis se les dio una charla informativa de quince minutos sobre cómo ponerse el EPI «pero no se nos entrenó para realizarlo lo más correctamente posible». Además, el profesional al revisar las recomendaciones científicas respecto a estos equipos, sostiene que las EPI facilitadas «no son adecuadas para asegurar los niveles de protección».
Filtros de cafetera
También hay problemas con las mascarillas, primero recibieron las verificadas como FFP2, pero después les dieron una de color blanco en forma de filtro de cafeteras, «que además de ser muy finas y no ajustar, no tiene incorporado la normativa que acredita la fiabilidad de este producto como medida de protección». Respecto a las batas, «lo máximo que hemos llegado a tener son impermeables sin protección biológica que no protegen adecuadamente y cuando se agotan nos dan batas de papel».
Ante la retirada de material, asegura que «no entiende como algo tan importante como la salud de los trabajadores en una crisis sanitaria no se ha supervisado con mayor esmero». El profesional, de hecho, añade que ha estado expuesto al contagio «porque los materiales para protegernos no han sido ni son los adecuados; sigo sin entender qué papel juega salud laboral» y, además, siente «rabia» al escuchar a la Gerencia desmentir que no hay EPIS, «cuando saben que el material que nos facilitan no es el adecuado». Añade incluso que comunicaron a la dirección sus dudas a cerca de la fiabilidad de las mascarillas y de as batas, «que sólo eran impermeables para químicos, pero no para material biológico como este virus; dijeron que lo revisarían pero no se ha sabido nada más al respecto».
Echa falta una formación continua y la supervisión de la correcta utilización de los EPIS por parte del servicio de prevención de riesgos laborales y que les hubiese facilitado hacerles el test en aquellos con síntomas o expuestos al contagio.
Pone en duda la fiabilidad de los datos oficiales ya que solo se contabilizan los positivos, que se realiza en pacientes graves en hospital y en casos de servicios esenciales, pero sino se lo haces a los leves o asintomáticos, como mínimo a los contactos estrechos de pacientes COVID positivos, «los números reales de afectación de pandemia están sesgados», precisa. Recuerda que la Organización Mundial de la Salud recomienda test masivos para identificar el máximo número de casos y hacer un control efectivo de la pandemia.
Los niños
Por su experiencia en las UVAC no se atreve a decir si la pandemia está controlada ya que en los centros de salud llegan casos leves con síntomas compatibles, «pero no podemos confirmarlo ni descartarlo sin el test».
Además, están apareciendo casos de erupciones cutáneas en niños que podrían tener relación con el COVID y no se les hace el test, «ni siquiera se nos permite notificarlos como casos probables a investigar». Cuenta el caso de un facultativo que pidió el test a una niña con síntomas de COVID, además de las erupciones, con su madre aislada por coronavirus, «se le tomó la muestra pero no se llegó analizar porque no había suficientes test y, a pesar del criterio médico y de la toma de la muestra ya estaba, se rechazó sin ser finalmente analizada».
También dice puede haber un porcentaje de falsos negativos en muchos de los test que se hacen los profesionales de las UVAC express, ya que la toma para la PCR se la hacen los propios profesionales. «Es una toma dificultosa, que requiere de entrenamiento y un espejo para realizarla adecuadamente por lo que puede que haya un porcentaje de falsos negativos», apostilla.