En su 25 aniversario celebraron una gran fiesta. En el 40 hicieron un banquete espectacular, no fuera que no llegaran al 50. Esta semana celebraron 60 años casados.
Pedro Planells (85 años) e Inés Costa (82 años) pasaron ese día solos, confinados en casa, pero muy contentos por tenerse el uno al otro. Sus cuatro hijos y 21 nietos tuvieron que conformarse, muy a su pesar, con felicitarlos a distancia. Inés dice que se contenta con las videollamadas: «parecía que estuviéramos juntos aunque no fuera de verdad». Los besos ya llegarán.
¿Cuál es el secreto para vivir felices 60 años de matrimonio? Inés dice que el perdón. «Cuando nos casamos nos aconsejaron que no nos fuésemos a acostar ningún día sin haber hecho las paces. Eso Dios nos lo ha regalado y es una garantía para el matrimonio».
Alegrías y penas
Se conocieron en 1954, un Viernes Santo en el que Pedro cumplía 19 años. Inés tenía en aquel momento 16. Al poco de conocerse empezaron su noviazgo que duró seis años. Durante ese tiempo tuvieron que estar separados dos años. Pedro cumplió su servicio militar en Palma. Pero ese tiempo no supuso un obstáculo para su amor. Se casaron en 1960.
«Estamos muy contentos con la vida, porque nos damos mucho el uno al otro», dice Inés. Por eso dice que Dios debió pensar que era bueno que vivieran juntos, porque siempre se han sabido cuidar el uno al otro. Y no ha sido fácil.
Pedro fue estibador cuarenta años. Una vida dura. Sus problemas de corazón acabaron en una operación hace diez años. No le daban mucho tiempo a pesar de la intervención. Hoy hace vida normal. Inés ha tenido dos anginas de pecho y un infarto y sufre un problema en las piernas que le impide caminar.
Pero la vida también da alegrías en la familia. Lo son todos sus hijos y nietos, cada uno con su historia. La familia de uno de sus hijos, del que tienen diez nietos, vive en Austria, donde son familia misionera. Sus otros tres hijos viven en Ibiza, dos chicas con siete y tres hijos respectivamente y otro hijo que les dio una nieta.
El ball pagès en la sangre
El padre Inés fue sonador de ball pagès, una tradición que tanto ella como sus hermanos siguieron. En casa todos bailaban o tocaban instrumentos. La tradición la mantuvieron tres de sus hijos que a su vez la han pasado a sus nietos. «Tenemos un nieto con poco más de un año que ya toca las castañuelas», explica sonriendo.
Cuál fue sus sorpresa cuando el día de su aniversario vieron llegar un carro, con gente con la vestimenta tradicional. Manteniendo las distancias les entregaron un ramo de flores y una cerámica como homenaje del Ayuntamiento de Santa Eulària.
Durante la jornada de su aniversario no pararon de recibir llamadas. Inés dice que no le había llamado tanta gente nunca. Incluso muchos de los que no esperaba la llamada. No se cumplen 60 años de matrimonio todos los días. De hecho es solo uno. Como las obras de arte, que se ven en un instante pero pueden ser trabajo de años, como un matrimonio duradero, resultado de años de amor y perdón.