La crisis sanitaria ha generado una oleada de solidaridad con el Área de Salud de Ibiza y Formentera sin precedentes por parte de la sociedad ibicenca. Desde que empezó la pandemia, empezaron a recibir donaciones de todo tipo, desde material sanitario a comida, bombones y galletas personalizadas para aliviar las largas y duras jornada de trabajo, y sin olvidar la colaboración de instituciones. Toda esta logística ha sido coordinada por los equipos de Enfermería y de Gestión del Área de Salud.
Hay momentos que serán difíciles de olvidar como cuando un abogado de la isla llamó a Can Misses para hacer una donación. «Nos dijo que se quería gastar entre 50.000 y 60.000 euros, que se encargaba de comprarlo, le dijimos lo que se necesitaba y al día siguiente estaba cerrada la operación», comentan desde Enfermería.
Una generosidad y solidaridad que traspasa fronteras como la de los turistas. De hecho, unos italianos que vienen con frecuencia a la isla realizaron una generosa donación, actuando de una manera similar a la del abogado. Destacan a los ibicencos, como dicen, «cuidando al ibicenco, que ha donado para cuidar al paciente». El hospital puede recibir material pero no dinero.
En algunas donaciones, dado el volumen económico, sobre todo las de material tecnológico como un respirador, monitores o cantidades importantes de material de protección, desde el Área de Salud se está tramitando el expediente de donación a través de Patrimonio. Estas donaciones superan «los 300.000 euros con facilidad», apuntan. Sólo un respirador cuesta unos 70.000 euros.
También recibieron fonendoscopios, pantallas, batas, gafas, equipos de protección y, mascarillas, y buzos homologados, productos de desinfección o solución hidroalcohólicas. «Llamaba gente, algunos nos decían lo que iban a mandar y otros nos preguntaron qué necesitábamos», explican. Precisan que no hicieron llamamientos y tuvieron que desmentir bulos en las redes.
Primeras tres semanas
El mayor número de donaciones fue durante las primeras tres semanas del estado de alarma. «Empezaron a llamarnos y a ponernos a nuestra disposición material que se necesitaba; era importante para nosotros porque no sabíamos a lo que nos enfrentábamos», recuerdan. Todo el material recibido ha pasado por un filtro y una evaluación. Las donaciones han venido de todos los sectores: hoteleros, construcción, ocio, coches de alquiler, tiendas del deporte, comercios, perfumerías, ferreteros, cooperativas agrícolas, colegios, asociaciones, arquitectos, abogados, empresas de residuos, carnicerías, veterinarios, dentistas o centros de estética. Muchas vienen de empresarios ibicencos, algunos con sus negocios cerrados que se ofrecieron a comprarles material, y que han querido preservar su anonimato. De los cuerpos de seguridad dicen textualmente que «les debemos la vida» y destacan la colaboración de la Guardia Civil, ayudando en la movilidad de profesionales y servicios esenciales, coordinando logística, desinfectando e incluso ayudando a custodiar pacientes que se negaban al aislamiento. También destacan el trabajo de Bomberos, Ibanat, la concesionaria y el Hospital de Formentera. «No queremos olvidar el apoyo emocional a los profesionales y los pacientes. Mandaban cartas y pegaban carteles en las zonas exteriores de las unidades Covid. Recibimos vídeos de apoyo a pacientes hechos por niños. Nos donaron tablets para que los pacientes se comunicaron con sus familias», dice.
«Movilización brutal»
Para la puesta a punto de Ca na Majora colaboró la Dirección de Turismo del Consell, hoteleros, Pimeef, y el personal de una naviera con lo que se logró montar las dos plantas en tiempo récord, en una tarde. «Ha sido brutal cómo se movilizaron», recuerdan. Para la instalación de las UVAc exprés colaboraron empresas de jardinería y el ayuntamiento de Ibiza para colocar la carpa. La puesta en marcha del hotel medicalizado, el Tropical Garden, fue gracias al grupo hotelero en la que se ofreció también una empresa de transportes. El autoaislamiento de sanitarios se realizó gracias a la cesión de un bloque de apartamentos de Palladium.
Cada una de las donaciones realizadas es motivo de agradecimiento y quieren dejar constancia de ello en un monolito que se instalará en Can Misses con el que quieren devolver el aplauso a todos los ibicencos que han estado con ellos cada tarde a las 20 horas recordando su trabajo.
Tienen claro que, pese a que el descenso de contagios e ingresos, no han bajado la guardia y siguen pendientes de la salud de los ibicencos y de lo que han aprendido en esta crisis gracias a la solidaridad y generosidad.