«Una persona borracha al volante es una auténtica bomba en movimiento». 00.20 horas de ayer. Rotonda de acceso a Sant Jordi. Agentes de la Unidad de Refuerzo y Seguridad (URS) de la Policía Local de Sant Josep han desplegado en este punto uno de sus controles nocturnos. Una conductora de nacionalidad extranjera ha arrojado un resultado positivo en el test indiciario. «Ha dado 1,02 mg/l. Son cuatro veces el límite permitido. Si no puede acreditar su residencia quedará detenida», advierte el agente responsable de la URS.
La conductora se muestra poco colaborativa. No aporta datos sobre su residencia en la isla y pone numerosas trabas a la realización de las pruebas. A una decena de metros del punto donde se encuentra parado su potente vehículo, otro joven espera la llegada de una grúa. Le ha sido imposible localizar un conductor habilitado para retirar su coche. Él ha dado positivo en marihuana en el drogotest. Además, los agentes le han intervenido una pequeña cantidad de la misma sustancia estupefaciente. «La presencia de sustancias en el organismo le supone una denuncia de 1.000 euros y retirada de seis puntos del carné. La cantidad de marihuana intervenida conlleva otra denuncia por tenencia», apunta uno de los agentes que conforma uno de los dos binomios que se encargan de los controles.
Foto: Arguiñe Escandón.
La Unidad de Refuerzo y Seguridad está compuesta por seis agentes. Hace dos semanas retomaron una actividad que permaneció en stand by durante la fase dura del confinamiento. Cada noche despliegan controles preventivos cubriendo los dos extremos del municipio: desde Sant Jordi a Cala de Bou.
Gran operatividad
El hecho de que Platja d'en Bossa permanezca cerrado cambia en cierto modo el escenario, pero la actividad sigue siendo alta. «Ponemos el foco en la labor de prevenir robos en zonas de viviendas diseminadas, pero en los controles siempre surgen positivos en alcoholemia o drogas, o casos como la pareja detenida el jueves en la rotonda de Can Bellotera», relata el agente E040059. «En el coche iban cinco jóvenes. La documentación de algunos ya no nos cuadraba y en el bolso de una chica hallamos los 530 gramos de marihuana». La intervención se saldó con dos detenidos. Un día antes, la URS detuvo en Cala Vedella a otro joven que estuvo a punto de arrollar un control y acabó siendo alcanzado tras caer por un barranco. Dio positivo en cannabis y en alcohol (0,78 mg/l).
Pasadas las 00.40 horas de ayer, en la rotonda del Tapa Tapa continúan realizando comprobaciones a la conductora que acaba arrojando un positivo penal (0,85 y 082 mg/l). El otro binomio del control inspecciona a fondo el coche en el que circulaban dos jóvenes. Uno de ellos ha dado positivo en drogas (cocaína y marihuana) y también en alcohol (0,50 mg/l).
Foto: Arguiñe Escandón.
Uno de los agentes hace un primer filtro y acompaña a algunos coches hasta los puntos delimitados por cada binomio. Paralelamente, el responsable del dispositivo se encarga de comprobar los datos de los coches. Están conectados a la Eurocop. Introducen la matrícula y en cuestión de segundos advierten si el vehículo y su conductor tienen todo en regla (ITV, seguro, puntos en el carné, alcoholemias, multas).
Al final de la zona acotada para las inspecciones se encuentra el vehículo de la URS, una furgoneta que está dotada con todo el material necesario para llevar a cabo sus operativos. En este vehículo llevan todo lo necesario: señalizaciones, dos extintores, drogotest y etilómetros evidenciales y el módulo para los registros, pero también hay mazas, escudos, arietes o el desfibrilador -presente en todos los coches de la Policía Local- y un kit antiatragantamiento, nos explica el agente que se estaba encargando del etiquetado de las pruebas de alcoholemia y drogas realizadas. «Nosotros formulamos una denuncia con el test indiciario, pero las pruebas se envían a un laboratorio que es el que tiene que corroborar el resultado. Las etiquetas son sin nombre para mantener la confidencialidad», indica.
Foto: Arguiñe Escandón.
Al lado del vehículo de la URS los agentes han instalado una especie de parabán, punto donde se realizan los registros. En uno de estos controles los agentes pueden inspeccionar entre 20 y 45 vehículos, «en función de cómo vaya la noche». El nuevo escenario obliga a mantener unas distancias de seguridad, pero la actividad es similar: en menos de dos semanas ya han realizados cinco detenciones y decenas de intervenciones.