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Coronavirus

Santa Gertrudis, un pueblo unido para recoger comida para los más necesitados

Magna Pityusa y la conocida restauradora Alba Pau han impulsado junto a Agro Ibiza, el supermercado Can Partit, la farmacia del pueblo y ciudadanos anónimos, una campaña para ayudar a familias de la isla

El supermercado Can Partit. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

En tiempos de crisis es cuando la solidaridad se hace más necesaria que nunca y la isla de Ibiza y sus ciudadanos siempre han sido un ejemplo. El último de ellos lo encontramos en el pequeño pueblo de Santa Gertrudis, donde algunos comercios y vecinos anónimos se han sumado a la llamada de la conocida restauradora Alba Pau y la asociación de voluntarios Magna Pityusa para recoger alimentos y destinarlos a los más necesitados de Ibiza.

«Simplemente se trata de echar una mano a quien lo está pasando mal en esta época tan complicada y no tiene casi de nada para llegar a fin de mes, porque somos conscientes de que Caritas con todo el trabajo que hace diariamente ya va desbordado y no da a basto», explicó ayer la propia Alba Pau a Periódico de Ibiza y Formentera sobre esta iniciativa que nació durante el inicio del estado de alarma decretado por el Gobierno para evitar que se propagaran los contagios por coronavirus.

Además y a diferencia de otras iniciativas parecidas, en este caso está centrada en aportar una serie de alimentos que más necesitan los niños. «En Caritas como es lógico se centran más en pasta, lentejas, arroz o tomate frito pero los niños con los que nosotros trabajamos tienen que alimentarse de otro tipo de alimentos como carne y pescado de primera calidad o fruta y buena verdura», aseguró Pau.

Comercios y cooperativas
Y es aquí donde están jugando un papel fundamental distintos comercios y entidades. Por ejemplo, la cooperativa agrícola Agro Ibiza, situada en el polígono de Blanca Dona de Ibiza, se ha volcado desde el primer momento donando grandes cargamentos de fruta y verdura y «sacando tiempo de donde pueden a pesar de que ellos también van desbordados desde que llegó el coronavirus».

Otros, como el Supermercado Can Partit, a la entrada de Santa Gertrudis, y la farmacia del pueblo han dado un paso más. En el caso del primero han colocado junto a la puerta un carrito para que todo aquel que lo desee pueda donar alimentos o dejar dinero en una pequeña bolsa. Incluso, cuando Alba Pau les manda una lista con las familias y los productos que se necesitan, sus trabajadores se quedan de forma desinteresada el viernes por la noche para hacer los pedidos y que al día siguiente por la mañana se puedan repartir cajas con leche, huevos, pizzas, salchichas u otros productos con una furgoneta puerta por puerta. Mientras, los trabajadores de la farmacia también hacen lotes semanales, en este caso repletos con productos de higiene básicos como champús, jabones de manos, pastas de dientes o pañales para niños pequeños.

Además, colaboran en esta campaña decenas de personas y familias anónimas, «cada uno con lo que puede y en la medida de sus posibilidades». Según Alba Pau «hay niños que aportan parte de su hucha o la fruta y la verdura que han recogido junto a sus abuelos en el campo, y hombres y mujeres que no dudan en venir desde distintas partes de la isla hasta Santa Gertrudis para donar bolsas llenas con nísperos, albaricoques, naranjas, lechugas, tomates, coles, cebollas y hasta orelletes».

Incluso, según Pau se destina parte de la donación económica que en su día hizo la Fundació Joan Ribas de Barcelona a Magna Pityusa para comprar productos que la gente o las empresas no han podido aportar. «Está siendo increíble la respuesta de la gente, no nos esperábamos que fuera tan grande, pero al final se demuestra que cuando se trata de ayudar a los más necesitados la sociedad ibicenca siempre está ahí para echar una mano», aseguró la dueña del restaurante Can Pau.

Quince familias
Actualmente con este proyecto se está ayudando a unas siete familias pero en los momentos en los que el coronavirus y el estado de alarma más apretaba se vieron beneficiadas más de 15 familias. Según Alba Pau la mayoría venían derivadas de Caritas o de los colegios, donde a su vez, les ponían en contacto con Marisina Marí de Fundación Conciencia o con la propia restauradora. «El único requisito imprescindible para poder acceder a esta ayuda es que ninguno de los miembros de la familia tenga trabajo y en cuanto uno de ellos afortunadamente lo encuentra nos avisan para que demos de baja y otros se puedan ver beneficiados con los alimentos», confirma Alba Pau.

Es, según la conocida restauradora, un reflejo perfecto de lo que ha dejado la pandemia del coronavirus en Ibiza. «Nos hemos acostumbrado a vivir del turismo y de la temporada de verano y por eso muchas de las familias que atendíamos al principio acudieron a nosotros porque de un día para otro se habían quedado sin trabajo al no abrir los hoteles, cafeterías o restaurantes donde trabajaban y se vieron teniendo que elegir entre pagar el alquiler, el agua o la luz o la compra de la semana».

Por ello, la impulsora de la idea junto a los voluntarios de Magna Pityusa explicó también que, «en la medida de lo posible», se intenta adaptar las cajas pensando en cada usuario.

«La asociación Magna Pityusa nos da cada semana una lista con las familias a las que irá dirigido y nosotros después completamos las cajas con lo que creemos que más les puede gustar sin que nunca falten productos básicos como la leche o los huevos, e, incluso, si hace falta se les da la carne o el pescado convenientemente cortado para que todo sea más fácil».

José Juan Cardona ayuda como abogado a muchas familias

Por otro lado, Alba Pau también confirmó que el que fuera conseller de Comercio, Industria y Energía en la legislatura de Jaume Matas y expresidente del PP de Ibiza, José Juan Cardona, está colaborando activamente aprovechando su formación como abogado para ayudar a personas de distintas asociaciones de la isla con trámites de documentación y gestiones ante las administraciones. «Es un enorme privilegio poder contar con él porque realmente está siendo un gran apoyo para nosotros y para, por ejemplo, unas señoras ibicencas que después de estar toda la vida trabajando y sin contrato ahora se han visto sin papeles para poder pedir las ayudas correspondientes».

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