Tras 99 días escribiendo un artículo diario, la periodista Montse Monsalve tiene, por fin, su nuevo proyecto entre manos. Y es que su diario de cuarentena, al que ha titulado Bitácora de una distopía, está a la venta desde ayer en la librería Hipérbole y en la página web de su editorial, Arán Ediciones.
Monsalve mira su libro con la misma ilusión que si fuera el regalo más caro del mundo. Pero es que para ella lo es. Ahora ve esos meses con «perspectiva» y piensa en lo afortunada que es por estar sana y poder hablar de cómo vivió un confinamiento que lo único malo que le supuso fue «más de 12 horas de trabajo diarias y poca concentración para leer novelas», cuenta, entre risas.
Pero es consciente de que, desgraciadamente, no todos corrieron la misma suerte durante esos tres meses. La escritora, procedente de la localidad de Aranda de Duero, que ahora se encuentra confinada a causa del incremento de contagios de COVID-19, habla de una sensación agridulce al presentar su libro, que contiene mucho material de su «tribu», como llama ella a su familia, que se encuentran en esa misma localidad.
En este sentido, durante el momento álgido de la pandemia, Monsalve era perfectamente consciente de que tenía una labor que hacer más allá de salir al balcón a aplaudir a los sanitarios. «Yo quería ayudar, hacer algo útil», cuenta. Y por eso se metió de lleno en la Asociación Ibiza Contigo, a través de la que compraron material sanitario para residencias, hospitales y centros de salud. El remanente de la recaudación quedó para Carritos Solidarios, el proyecto que colaboraba dando ayudas para productos de primera necesidad a familias necesitadas de ayuda.
Catarsis
Bitácora de una distopía surgió como un proyecto sin más ánimo que el de ser un diario en el que volcar las inquietudes, observaciones, reflexiones e incluso sus miedos en el día a día del confinamiento, un hecho insólito que nunca se había experimentado. Para la autora, era una forma de desahogo, de «catarsis», porque, una vez plasmados los pensamientos negativos en el papel, «se esfumaban del día a día».
Además, supo adelantarse a los acontecimientos, imaginando un confinamiento antes de que se decretara y en su prólogo, que ya predecía una situación parecida a la que estamos viviendo ahora, hace un mes y medio. «Cuando leí lo que había escrito antes de entregarlo a la editorial, me dí cuenta de que ponía que no sabemos cuál será la normalidad que habrá cuando el libro se presente. Y mira España ahora».
El segundo libro de la burgalesa es una obra que, en más de 200 páginas, recoge los 100 artículos que escribió la periodista y que fueron publicados en Periódico de Ibiza y Formentera diariamente, además de algunos poemas inéditos de la autora. Además, la colección periodística viene ilustrada por fotografías de Erika Barrachina, que ha sabido plasmar a la perfección la Ibiza más solitaria de esos meses, así como otras de Juan Carlos Flórez y Lorena Portero.
Entre sus muchas anécdotas, quiso destacar un texto concreto en el que se habla de los «policías de balcón» y en cómo de mucho ha afectado el mirar qué es lo que estará haciendo el de enfrente para poder criticarlo. «Yo sí creo que hemos salido mejores de este virus», reflexiona. «Desde que podemos ir a más sitios, la gente es más amable, tiene más empatía con los demás, sonríe mucho más...».
Y ella misma ha querido poner en práctica lo que le ha enseñado en el confinamiento: el recordar la importancia de los amigos, de tener detalles con la pareja, de las pequeñas cosas que hacen la vida diferente, como «hacer unas torrijas un poco secas para el edificio entero» y sobre todo, preocuparse más por lo que de verdad importa y a «apreciar mucho más el tiempo que tenemos y liberarse de la culpa».
El libro Bitácora de una distopía se presentará este viernes a las 20 horas en Ebusus Sociedad Cultural, con la presencia de el director de este Periódico, Agustín Sintes, y la directora de Arán Ediciones, Marta Jiménez.