Las familias que no acaten la orden sanitaria de llevar a sus hijos al colegio o instituto con la mascarilla obligatoria podrán enfrentarse a las multas de hasta 100 euros por no cumplir con la normativa sanitaria vigente aprobada por el Govern para contener la expansión del coronavirus.
Así lo confirmaron ayer desde la Conselleria de Administraciones Públicas del Govern, desde donde afirmaron que los policía tutor (o policías locales, en el caso de que un centro educativo no disponga de la figura de policía tutor) tendrán la potestad de levantar actas por incumplir la normativa vigente y elevar la propuesta de sanción, que es de hasta 100 euros.
Desde Administraciones Públicas precisaron, no obstante, que el centro educativo y los docentes siempre intentarán «persuadir y convencer» a las familias de que deben cumplir con la norma de llevar la mascarilla dentro del centro educativo y en clase. «Al estar en un entorno educativo, lo primero es convencer, persuadir y educar», precisaron.
Si la persuasión y el convencimiento no funcionan, los directivos y docentes de los colegios e institutos podrán llamar a los policías tutores o policías de barrio si no existe esta figura para que procedan a resolver la situación. En el caso de que continúe la rebeldía y el policía tutor no consiga mediante la persuasión que el alumno lleve la mascarilla se procederá a abrir acta y elevar la propuesta de sanción, que recaerá sobre el padre o madre o tutor legal responsable del menor.
El experto
El portavoz del Comité de Enfermedades Infecciosas de Baleares, el doctor Javier Arranz, explicó ayer las familias «deben facilitar» que se cumplan las medidas de control de la expansión del coronavirus en los centros educativos. Afirmó que podría «llegar a entender que una familia se oponga a que su hijo lleve la mascarilla en un paseo marítimo o en la play, pero estamos hablando de una situación muy diferente».
«Hablamos de niños y jóvenes que están en un espacio cerrado, con una relación cercana entre ellos; la OMS ha señalado claramente que en espacios cerrados aumenta el riesgo de transmisión. A estas familias les diría que, igual que intentan prevenir los problemas de sus hijos de otra índole, hagan lo propio con el coronavirus. La mascarilla es una prevención más». Arranz, además, lanzó una advertencia: no se puede garantizar que la evolución del virus en el cuerpo de un niño o adolescente sea leve o asintomática. «Siempre que hablamos de prevención las medidas parecen excesivas, pero cuando tenemos una infección de coronavirus y ésta no evoluciona bien en nuestro hijo, porque recuerdo que puede no evolucionar bien, nos puede ocasionar grandes remordimientos no haber hecho las labores de prevención, como el uso de la mascarilla.
No podemos garantizar que un niño que coja la infección tenga síntomas leves o sea asintomático. Por tanto, recomiendo hacer lo máximo posible por el bienestar de los hijos», apuntó Arranz.
Sobre si es partidario de implantar medidas más estrictas para garantizar el uso de la mascarilla en centros educativos, el doctor apuntó que «es complicado ir contra la creencia de los paddres, pero siempre hay que intentar llegar a un consenso entre familias y educadores».
A esto hay que añadir, además, que al estar en un «entorno de convivencia» como un colegio o instituto «deberían intentar mantener el mínimo de normas exigidas» por el bien de los demás compañeros.