Querido Enrique: Me acaban de comunicar hace menos de una hora la triste noticia de tu muerte, y lo siento, lo siento muchísimo, en primer lugar por tu entrañable familia, y también por todos los que te hemos querido y acompañado durante tantos y tantos años.
Hace un año, con motivo de tu noventa cumpleaños, te grabé un video en el que te felicitaba y te daba las gracias por haberme introducido en lo que ha sido pasión de nuestras vidas, la política, primero en el Ayuntamiento y en el Consell y luego, paradojas de la vida en el Congreso de los Diputados en el que te sustituí como Diputada por Baleares, y donde todos los compañeros hablaban maravillas de tu mesura, tu prudencia, y tu fidelidad a nuestro partido político.
Enrique, eras uno de esos ejemplares humanos de los que quedan pocos, tu amor a Ibiza, a tu Cala Llonga querida, tu sensatez, tu cercanía, tu amor a la parroquia de la que eras obrero, ayudando siempre a todo el que se te acercaba, han dejado una gran huella.
Enrique, compañero de silencios y de palabras, sabes que nadie nos ha enseñado a aceptar que el trayecto se acaba, que para llegar a un lado hay que irse de otro y que solo nos queda el alma, el ejemplo y el eterno recuerdo de los que nos dejan. Y créeme que tu ejemplo ha sido extraordinario, grande y profundo.
Gracias, por tanto, un abrazo inmenso.