La Policía Nacional ha incorporado los dispositivos electrónicos de control (coloquialmente conocidas como pistolas eléctricas) dentro del armamento de uso policial, según informaron fuentes policiales.
Así, la Policía Nacional ha adquirido este año 300 unidades -a las que se sumarán otras 700 en los dos siguientes ejercicios-, cuya distribución y asignación a diversas unidades y servicios, principalmente uniformados, está prevista próximamente. Su uso, eminentemente disuasorio, estará restringido a aquellos agentes que hayan superado la formación teóricopráctica necesaria para su tenencia, uso y manejo.
La Policía Nacional ha elaborado un protocolo que recoge las condiciones de utilización, así como las normas básicas de seguridad o las revisiones periódicas de los dispositivos para, entre otros objetivos, realizar un uso efectivo y garante de los derechos del sujeto pasivo. Así, los agentes «únicamente podrán recurrir al uso del dispositivo electrónico de control cuando resulte pertinente de acuerdo con los criterios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad en la utilización de los medios a su alcance, y una vez agotada todas las vías de diálogo, negociación y mediación posibles».