El toque de queda a las 22.00 horas decretado por el Govern para frenar el avance del coronavirus está haciendo que muchas personas vuelvan a meterse los fines de semana en la cocina para preparar suculentas cenas para sus parejas o familias. Sale perdiendo el restaurante, que tiene que cerrar antes, pero mientras aguantan como pueden es un buen momento para acercarse al Mercat Nou de Vila en busca de los mejores productos y con el valor añadido de recibir un trato amable y cercano.
Es cierto que competir con los precios de las grandes superficies es casi imposible. Que allí hay más cantidad de todo y a un precio que en los tiempos que corren, cuando más aprieta el bolsillo, son muy tentadores. Pero también es cierto que es el momento de ayudar, arrimar el hombro y apostar por ese comerciante de tu calle, al que conoces de toda la vida, y que intenta sobrevivir luchando valientemente, como hacía Don Quijote, contra enormes molinos de viento.
Además, los comerciantes del Mercat Nou se lo agradecerán con una sonrisa y con un trato personalizado. Ese que te da alguien que tras atenderte dos veces te pone cara y ya sabe lo que quieres nada más acercarte al puesto. Y te lo agradecerán además con productos frescos que suelen venir del campo, el mar o la huerta ibicenca, algo que en otros lugares no es tan fácil encontrar y que, de paso repercutirá en otras personas haciendo que la rueda gire para bien. Si tu le compras a tu vendedor del Mercat Nou el pescado, el pescador de la cofradía podrá salir a faenar con sus barcos, contará para repartirlo con una empresa de transportes local, que a su vez necesitará repostar su combustible en gasolineras que dan trabajo a gente de la isla... pero si no se apuesta por este pescadero la cadena se rompe y todos salimos perjudicados. Porque, más allá de los puestos de trabajo que hay involucrados, cerrará el puesto donde comprabas esa carne de cordero que está tan buena, ese jamón serrano que vuelve loco a tu mujer, esas sardinas ideales para hacerlas a la parrilla o esas lechugas y tomates que por fin saben a lechuga o a tomate.
Es tiempo de apostar por el comercio de proximidad. Por el Mercat Nou. Su plato, su estómago y su gente se lo agradecerán.