La comida celebrada el lunes en el Ayuntamiento de Vila sigue dando de qué hablar. A última hora del jueves, varias de las asociaciones de comerciantes de Ibiza firmaron un documento en el que reprobaban la conducta del alcalde, Rafa Ruiz, y de la presidenta balear, Francina Armengol.
Los actores participantes en la manifestación motorizada del 10 de marzo, a través de dicho texto, mostraron su «indignación» y «decepción» por la celebración de esta comida privada que tuvo lugar en el salón de plenos del consistorio. En el comunicado, las asociaciones señalaron: «Lo consideramos un acto inexcusable, inexplicable y completamente prescindible, ya que como ellos mismos ordenan a la población en el BOIB, dicha reunión se podría haber hecho vía teleconferencia sin ninguna razón que no lo permitiese».
Además, recordaron que «el mismo día que la presidenta Francina Armengol acudía a Ibiza a dar explicaciones a los agentes sociales sobre las medidas más restrictivas para la sociedad y la economía que hay en el territorio español (siendo uno de los lugares con incidencia más baja del COVID-19), se organizaba esta comida en el ayuntamiento de la ciudad en donde la mayoría de participantes no eran trabajadores del mismo». «No se puede, o no se debe imponer normas tan drásticas a la población sin dar ejemplo de ello», sentenciaron.
«Se nos exige desde las administraciones esfuerzos tan grandes como no poder visitar a nuestras familias o ver cómo se van por la borda miles de negocios creados con el trabajo de toda una vida. Todo ello por el bien común, para salvar vidas, y apelando a la responsabilidad individual como arma más importante para combatir la pandemia. Ahora, es la sociedad, en general, y los actores sociales, en particular, los que les exigimos responsabilidad a ustedes. Cumplan con el discurso que predican. Rectifiquen y pidan disculpas. Su pueblo lo agradecerá y sus palabras resultarán más convincentes», reza el documento, antes de pedirles nuevamente que revisen las medidas cada 15 días en vez de al finalizar la Semana Santa, como está previsto.
El texto fue firmado por: la Asociació de Bars i Restaurants de l'Illa d'Eivissa, la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera, Pimeef Restauració, la Asociación de Comerciantes de la Plaza del Parque, la Asociación Española de Directores de Hotel, los comerciantes de la Calle de la Virgen, la Asociación de Comerciantes de La Marina, Eivissa Centre, la Asociación de Comerciantes de Vara de Rey, la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Figueretas y la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Puerto de Ibiza.
Defraudados
Entre estos firmantes, se encuentra el presidente de la asociación del Puerto de Ibiza, Joaquín Manuel Senén, que lamentó la comida: «Pensamos que nos están tomando un poco el pelo. Ellos tendrían que estar dando ejemplo y no lo están dando». «Se prohíben interiores en la hostelería y ellos comen en un interior. No estamos todos en las mismas condiciones», aseguró un «muy defraudado» Senén.
Tampoco están contentos en la Plaza del Parque. Su presidente, Enrique Weckler, afirmó estar «indignado y cabreado». «La justificación es inadmisible por parte de unas autoridades que vienen aquí pidiendo sacrificios e imponiendo restricciones que luego ellos no cumplen», añadió.
No difiere tampoco la visión de Elisa Roselló, presidenta de la asociación de La Marina. «Si no se puede estar en el interior de los bares, tampoco deberían poder comer en el Ayuntamiento. La gente lo está pasando muy mal y ellos son los que deberían dar ejemplo y no hacer cosas que pongan en duda la legalidad», señaló.
Por último, desde Eivissa Centre, Encarna Planells calificó la reunión de «innecesaria y desafortunada». «No es el momento de hacer estas cosas. Se pueden hacer reuniones, pero de manera online. Yo entiendo que si la presidenta viene a Ibiza, debe comer, pero no hace falta invitar a nadie. No es el momento de hacer un ‘pica'. Que haga como todo el mundo y dé ejemplo. Que vaya a la terraza de un restaurante y se siente con otra persona y coman los dos», afirmó.
Para Planells se trata de un problema moral, ya que considera «injusto» que «nos digan que no podemos juntarnos más de dos grupos de convivencia, que no hagamos reuniones presenciales y ellos no dan el ejemplo cuando son los dirigentes que marcan las normas. No puedes ser dirigente y saltarte las normas. Deberían apoyar a la ciudadanía. No representan lo que necesitamos y esto no tiene nada que ver con algo político, es algo moral», concluyó.