Para Pedro Puigdengoles (Barcelona, 1974), su entrada como director de Aqualia en Baleares en octubre de 2020 ha supuesto el paso del agua salada al agua dulce. Después de cinco años como gerente de Ports IB, decidió cambiar de sector. Encabeza un cambio generacional en la empresa. Explica que su objetivo es que Baleares sea un lugar puntero en materia de gestión de agua.
—En este Día Mundial del Agua es importante tener en cuenta los objetivos para 2030 fijados por la ONU, ¿llegamos a tiempo a esa fecha? ¿Llevamos buen ritmo en la isla?
—En materia de agua, creo que sí. La conciencia que tienen los municipios, que son los que tienen que invertir en sus redes, es creciente. Si además conseguimos que lleguen fondos europeos para mejorar la gestión del agua, creo que lograríamos grandes avances. En Ibiza somos muy sensibles en materia de agua, por eso somos muy exigentes. Eso hace que rendimientos como el de Sant Josep de un 60% nos parezcan un escándalo. En el centro de la Península algo así pasa desapercibido. Nuestros rendimientos son muy superiores a muchas zonas de interior del país en las que no existe carencia de agua. Aquí perdemos mucha menos agua que en otros sitios, lo que pasa es que es más difícil de conseguir. No es que se haga una gestión mala, es que necesitamos hacer una gestión mucho mejor que en otras partes. Es por eso que los Objetivos 2030 pueden estar más cerca de alcanzar en Ibiza que en muchos otros sitios.
—En la isla los problemas de pérdidas de un recurso tan escaso como es el agua son preocupantes, ¿qué habría que hacer para reducirlos?
—Hay que puntualizar que en la red en alta, que es la interconexión entre las diferentes desaladoras y es de titularidad autonómica, hay un rendimiento del 98% que es excepcional. Donde hay problemas es en las redes de los municipio. En unos más, en otros menos. Ahí hay pérdidas de rendimiento importantes que están en vías de solución.
—¿Llevamos suficiente ritmo de renovación para tener en pocos años una red eficiente?
—Creo que en general sí. Todos los municipios han tomado una conciencia muy clara y valiente de que la eficiencia en la gestión del agua es una necesidad, una obligación y una reclamación social. Todos los municipios están haciendo sus inversiones, a diferencia de lo que pasaba muchos años atrás. También hay que pensar que económicamente es un momento complicado y que los presupuestos son los que son. A día de hoy tenemos rendimientos que no son tan malos. Todos ellos están mejorando. En Vila hablamos de un 81%, en Santa Eulària y Sant Joan estamos en torno al 71%, que no es un buen número pero es muy habitual en redes municipales, en Sant Josep hay un número bajo, de rendimiento del 60%, pero Sant Josep es un municipio muy particular. Se trata del municipio con mayor población diseminada, con lo cual los kilómetros de red por usuario son muy altos y cuantos más metros de red más probabilidad de que se pierda. Sería muy complicado en Sant Josep conseguir un rendimiento como el de Vila, que es una red urbana y muy corta. Sant Josep está a veces demonizado por este tema pero hay que tener en cuenta que es un municipio complicado a nivel de suministro de agua. El Ayuntamiento está haciendo mucha inversión. Hace 10 años teníamos rendimientos del 50% y ya se ha subido al 60%, es una proyección ascendente muy positiva.
—¿Ibiza alcanzará un punto en el que pueda depender de agua desalada y no explotar tanto los acuíferos?
—El posible. A día de hoy en la isla se consumen unos 20 millones de m³ anuales de agua. Aproximadamente la mitad proceden de las desaladoras y la otra mitad procede de pozos, más o menos. En los años 90 el 100% del agua que se consumía en la isla era de los acuíferos, porque no había desaladoras. Evidentemente, con la capacidad que tienen a día de hoy las desaladoras no se podría, porque su capacidad, de 44.000 m³ diarios, no permitiría que toda la isla se abasteciese de agua desalada. Sin embargo con una mejora de eficiencia de gestión y reducir las pérdidas y una mejora de la capacidad productiva de las plantas, la isla podría abastecerse de agua desalada.
—Un complemento importante al agua desalada es el agua regenerada, que en Ibiza está muy desaprovechada, ¿qué se debería hacer para que se pudiese usar ahora que tenemos a la vista la puesta en marcha de la nueva depuradora?
—Aqualia no lleva en Ibiza la gestión de grandes depuradoras, gestionamos dos depuradoras pequeñas en Sant Joan y Sant Josep. Dicho esto, el problema principal de la reutilización de agua en la isla de Ibiza no es tanto que las depuradoras no tengan la capacidad de depuración terciaria, que es el sistema después del cual el agua se puede reutilizar, sino que las redes de recogida de aguas residuales, en general, tienen un problema de filtraciones de agua de mar y ese agua fecal lleva una carga salina muy alta. Las depuradoras no están diseñadas para eliminar la salinidad. Eliminan la carga fecal y ese agua, de terciario, tendría una calidad apta para su uso en riegos o baldeos. Pero la carga salina sigue ahí y eso hace que no sea apta para un uso tan interesante como es el riego. Para poder reaprovechar el agua sería necesario un esfuerzo de todos los municipios en renovar sus redes de saneamiento e investigar y subsanar que haya hoteles u otros consumidores que producen su propia agua desalada e inyectan la salmuera a la red de saneamiento. Luego otra dificultad sería la distribución de este agua. Debería hacerse un depósito en el que almacenar este agua y una nueva red de distribución. Tiene su coste, pero el futuro de la óptima gestión del agua en la isla creo que pasaría por esto.
—¿Hay suficiente conciencia entre los consumidores de los sistemas eficientes de uso de agua y de lo que se puede hacer en casa para aprovechar mejor este recurso?
—Se puede mejorar la conciencia de consumo de los ciudadanos. No solamente mejorando la conciencia de la necesidad de cuidar un bien escaso como es el agua, sino quizás dando a conocer los medios que existen a nivel tecnológico para que el consumo doméstico esté optimizado. Las empresas, como grandes consumidores, suelen tener conciencia de estos sistemas por lo que les afecta económicamente. Pero a nivel doméstico, la implantación de aireadores en los grifos o de cisternas de descarga controlada, producirían una reducción de consumo importante. También la renovación de los electrodomésticos, como lavadoras o lavaplatos, si se fomentara de algún modo ese cambio, podríamos mejorar mucho más.
A nivel de conciencia, creo que falta que la gente conozca lo complejo que es que el agua llegue a su grifo. Si todo el mundo pudiese venir aquí, ver como se produce el agua desalada y el proceso que sigue hasta llegar, por ejemplo, a una casa de cala Vedella mediante una interconexión y todo un sistema de regulación de la presión para que salga por el grifo de forma adecuada. Que la gente supiera que hay un señor, el jefe de cada servicio, que duerme pegado a su móvil con una aplicación al que le salta una alarma a cualquier hora cuando falla un depósito y baja el nivel. Ese señor se tiene que despertar a las 3 de la mañana y tiene cinco horas para resolver ese problema antes de que Sant Agustí se quede sin agua. Aquello es como las películas con su cuenta atrás. Eso pasa semanalmente en la isla de Ibiza.
Una petición de fondos europeos para hacer que Ibiza sea puntera en la gestión de agua
—¿Qué se puede hacer para mejorar la red de distribución?
—Nosotros ahora mismo tenemos en mente una idea en la que trabajamos al hilo de los fondos europeos de recuperación. Es un proyecto global para intentar mejorar todo lo que se podría hacer en el ciclo de abastecimiento de agua en la isla de Ibiza. Esto empezaría por mejorar la capacidad productiva y la eficiencia energética de las plantas de desalación y pasaría por mejorar la capacidad de regulación de la red en alta con un gran depósito de unos 50.000 m³ en el centro de la isla, donde está la interconexión, que permitiese en un momento dado tener una capacidad de resiliencia del sistema en caso de avería muy superior a la que tenemos a día de hoy. Poder pasar de 15 a 36 horas de capacidad de reacción que reduciría el riesgo de desabastecimiento. Luego toda una mejora de redes de abastecimiento en los municipios, con lo que podríamos alcanzar unos rendimientos del 85% de media, que es un objetivo marcado por el Govern. Ese ya sería un rendimiento bueno. Nosotros hemos valorado que con unos 100 millones de euros se podría conseguir toda esta mejora, además de instalar telecontadores y telecontroladores en toda la isla, con lo que podríamos convertir Ibiza en una smart island en materia de gestión. Se podría controlar el consumo en toda la isla, calcular la necesidad de producción y mejorar el rendimiento del sistema.
—¿Ese proyecto se ha planteado a las instituciones?
—Más que un proyecto, es una idea, una presentación que hemos hecho en algunos municipios y en el Consell; lo hemos planteado también al Govern balear e incluso a nivel de nuestra empresa para plantearlo al Gobierno central. Ahora mismo se está estudiando si el proyecto podría acceder a estos fondos europeos.
La asignatura pendiente en Vila es la separación de pluviales y fecales en toda la red
—Vila prepara su nueva contrata del agua, entiendo que Aqualia se presentará.
—Evidentemente.
—¿Qué avances debe hacer Ibiza en materia de gestión?
—El municipio de Ibiza tiene un rendimiento de la red que es bueno, superior al 80%, que es mejorable y siempre hay que tender a la mejora de la red, pero la asignatura pendiente de Vila es la separación del saneamiento y las pluviales. Todos los que viven en Ibiza desde hace más de 15 años saben que cuando llovía fuerte el agua salía de las alcantarillas y la ciudad se convertía en una enorme alcantarilla. Eso a día de hoy sucede rara vez. Con la implantación del tanque de tormentas y diferentes mejoras se ha conseguido reducir estos episodio. En Ibiza no llueve mucho, pero cuando llueve, el volumen de agua no lo soporta la red. El Ayuntamiento ha ido haciendo redes de pluviales separativas, empezando por la zona más cercana al puerto, de forma que menos cantidad de agua de lluvia va a parar a la red de saneamiento. Eso está en torno a la mitad de la superficie de la ciudad, en la otra mitad hay que desarrollar esa red separativa. Esa es la asignatura pendiente. Luego están las oportunidades de mejora, que una de ellas es la implantación de la telelectura y el telecontrol. Todo lo que es la gestión mediante sistemas informáticos que permitan optimizar y controlar el consumo.