Rocío López es técnica de proyectos de intervención social en la sede de Metges del Món (MdM) en ses Figueretes. Desde allí atiende, junto a su compañero Luis Felipe, enfermero, y un equipo 10 de voluntarias a cerca de 200 personas desde distintos proyectos enfocados en la ayuda a personas en situación de prostitución.
Médicos del Mundo trabaja en Ibiza desde tres proyectos principales. El más relevante es Obrim camins, que está enfocado en el derecho a la salud de las personas en situación de prostitución, y es el primero que se puso en marcha tras la apertura de la oficina el pasado 2014. Desde este proyecto se atendieron a 188 personas en 2020.
Con los años se vio la necesidad de ampliar las ayudas, por lo que se pusieron en marcha los proyectos EPTS (Educación para la transformación social), dirigidos principalmente a la educación a la juventud y a sectores concretos de profesionales, y ODAS (Observatorio del derecho a la salud), enfocado a personas a las que se les pueda haber vulnerado su derecho a la salud. Y es que, tal como cuenta López, «la prostitución atraviesa a la persona de varias formas. No es solo el hecho de que estén en situación de prostitución, sino que normalmente son inmigrantes o tienen problemas de salud relacionados con la drogadicción». Además, a raíz de la pandemia, también se ha detectado mucho sinhogarismo». En conjunto, los tres proyectos de MdM atendieron a 279 personas el pasado año.
Prostitución en pandemia
La pandemia también ha golpeado a los ingresos de las personas que se dedican a la prostitución. «El hombre aprovecha la tesitura y aprieta las tuercas; como saben que lo están pasando mal, aprietan más y piden si lo pueden hacer sin condón o negociar los precios», asegura López.
Tal vez estas actitudes tengan que ver con el aumento en las peticiones que han notado durante los primeros meses de este año en uno de los servicios que ofrecen a sus usuarias: las peticiones de pruebas de VIH y sífilis. Solo una de ellas ha dado positivo.
También han notado un cambio en el perfil de las personas que solicitan este tipo de pruebas. «Antes la tendencia era en el mundo masculino gay, pero ahora hay más mujeres en situación de prostitución que nos están demandando estas pruebas», advierte.
Rocío López habla de que con la llegada de la pandemia la prostitución en la calle casi ha desaparecido: «Apenas hay prostitución en calle, entre el toque de queda y demás casi se ha eliminado. Hay que tener en cuenta que este tipo de la prostitución estaba más relacionado con las zonas turísticas, Platja d'en Bossa, entre el Ushuaïa y el Hï, apartamentos Jet y en Sant Antoni en la zona del West». Además, los clubs permanecen cerrados desde septiembre del año pasado. De esta manera «el problema ahora es que si antes ya estaban invisibilizadas, ahora la invisibilización es todavía peor». Sin embargo, asegura que la demanda no ha bajado y cuenta cómo durante el confinamiento «los puteros se disfrazaban de repartidores o se vestían con sus uniformes de trabajo para poder salir a consumir prostitución». Y es que ante la falta de clubs y la imposibilidad de poder ejercer en la calle se está moviendo la prostitución a pisos que se pueden localizan a través de «las tropocientas páginas de contactos que hay, ¡es un despropósito!», se queja López.
Las cifras, «escandalosas»
La técnica de MdM pone el foco en la comparación de las cifras de 2020, con 189 personas atendidas, respecto a las de 2019, cuando atendieron a 270: «La diferencia entre un año y otro, teniendo en cuenta que una pandemia ha paralizado al mundo entero, me parece escandalosa», y es que estas cuentas ponen sobre la mesa, tal como explica López, que «hay un montón de puteros». Insiste en usar el término putero, y no cliente, ya que, según explica, un cliente «es alguien que consume un bien o un servicio, y una mujer no es ni un bien ni un servicio». «La base de la existencia de la prostitución es que hay consumidores», sentencia. En este sentido habla del crecimiento, o del «boom» del problema de la trata entre los años 80 y 90, cuando «se incrementó tanto el nivel de consumo que las personas que estaban ejerciendo la prostitución en ese momento no daban abasto. Al crecer la demanda en este mundo globalizado, igual que me traigo productos baratos de China, me traigo a mujeres de países pobres como si fueran mercancía».
Sobre el perfil de las personas que atienden desde MdM, Rocío explica que «el perfil tradicional de Ibiza, y que no se ha modificado por el momento, es de un 93% de mujeres inmigrantes, principalmente de Europa del Este y de Latinoamérica; el otro 7% se reparte entre mujeres trans y hombres homosexuales o bisexuales, por lo que el 100% de los consumidores son hombres, que además cada vez tienen prácticas más violentas».
Describe a las mujeres que llegan dedicarse a la prostitución, principalmente, como «mujeres con cargas familiares en su país de origen, la mayoríade las cuales huye de situaciones de pobreza o violencia severa en su país. A veces son conscientes de que aquí van a ejercer la prostitución, pero no de las condiciones por las que van a pasar». Se refiere a que en muchas ocasiones se las hacina en pisos con servicios durante las 24 horas, prácticas abusivas o incluso a tener que negociar el uso del preservativo.
Afrontar la burocracia
El hecho de que la gran mayoría sean personas extranjeras en una situación administrativa irregular es un factor que las empuja a tener que ejercer la prostitución como única opción de obtener ingresos. De esta manera, López critica la lentitud de la burocracia a la hora de regularizar la situación de estas personas: «El primer paso que tienen que hacer es demostrar un arraigo social, y para eso se necesitan tres años de estancia en el país de manera correcta y empadronada, ¿pero qué haces en esos tres años?, ¿vives del aire?».
Prostitución digital
Sobre la evolución digital de la prostitución, en forma de webcams o de páginas de only-fans o similares, Rocío López reconoce que conocen su existencia pero que no les ha llegado el problema; por el momento, solo una persona se ha acercado a MdM respecto a esta nueva variante de prostitución.
Sí le sirve el argumento de la prostitución a través de la pantalla para señalar que el problema del acceso de menores a este tipo de contenidos supone una continuidad, si no un agravamiento, de la raíz del problema: «Y no solo las webcams sino también la pornografía: la pornografía es la educación y adoctrinamiento de futuros puteros» , sentencia.
Además, habla de que la primera toma de contacto con la pornografía por parte de los menores cada vez tiene lugar a edades más tempranas. «Hace unos años la edad del primer contacto con la pornografía estaba en los catorce años, ahora ha bajado hasta los nueve».