El último informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) sobre el impacto de la pandemia en el patrón de consumo de sustancias psicoactivas y comportamientos adictivos revela que el consumo de cocaína, alcohol, tabaco y cannabis ha bajado durante el último año. Sin embargo, las cifras respecto al juego online han sufrido un ligero repunte, sobre todo entre la población femenina y en la franja de edad de 15 a 24 años.
Asimismo, el consumo de hipnosedantes también se ha visto incrementado desde que irrumpió la pandemia. Este aumento se ha observado en todos los grupos de edad y en ambos sexos, aunque es mayor entre el colectivo de población femenina, que, según el informe, consume hipnosedantes de manera más habitual.
En clave local
La situación en Ibiza no dista mucho de las cifras nacionales, como confirma la directora del Centro de Estudios y Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA), Belén Alvite.
Sobre los cambios que se han originado a colación de la crisis del coronavirus o los nuevos tipos de adicciones que habría traído consigo la pandemia, Alvite se muestra rotunda: todo se debe a las nuevas tecnologías.
Sobre la influencia de esta situación en los hábitos adictivos de los adolescentes, considera que «muchos de los consumos más de nivel ocasional o experimental de los adolescentes desaparecieron porque no tenían la oportunidad, pero en casa las familias han abierto el grifo al uso de las nuevas tecnologías. Estar con el teléfono hasta tarde, dejarles más juegos, etcétera».
En este sentido, la directora del CEPCA destaca la corta edad de algunos de los niños y niñas que están presentando este problema. «El mes pasado se han atendido a tres familias de niños de cuatro y cinco años», asegura, y apunta sin dudar al origen de este problema en niños de tan corta edad: «El problema no es el niño, el problema son los padres que se lo permiten», por lo que desde el CEPCA también ofrecen charlas de sensibilización a las familias, una iniciativa que ya vienen haciendo desde 2014 con el programa Controla't, que ya se está exportando a las otras islas del archipiélago.
Controla't
La actividad que desde el CEPCA llevan a cabo en los centros educativos, dentro del programa Controla't, no ha parado durante este último año, pese a las restricciones. De hecho, su trabajo se ha multiplicado debido a la bajada de las ratios, lo que ha multiplicado los grupos a los que imparten sus charlas. En lo que va de 2021, a 31 de marzo, ya habían atendido a 3.537 alumnos.
Sobre la atención a las familias, también han visto como se ha disparado el número de servicios que ofrecen desde el CEPCA, concretamente hasta un 58%. En lo que va de año, ya han atendido a 20 familias nuevas, frente a las 12 a las que asesoraron durante el año pasado en el mismo periodo. Son 110 familias en total las que llevan atendidas durante los tres primeros meses de 2021, mientras que durante todo el 2020 fueron atendidas 369.
En cuanto a los cambios en las tendencias adictivas en tiempos de pandemia, sobre todo hablando de adolescentes, Alvite admite que las restricciones y el toque de queda están suponiendo impedimentos para esos menores que podrían haberse iniciado en el botellón. Se trata de «los adelantados», tal y como describe la directora del CEPCA: «Los que con trece o catorce años ya salen hasta la madrugada, ya no encuentran este entorno, se les ha cerrado este grifo».
El impedimento de la entrada en los locales de apuestas también está siendo un factor positivo cara a evitar que estos ‘adelantados' puedan caer en este tipo de adicciones. Si bien, Alvite no deja de lado su preocupación ante esta generación que está sufriendo una vulnerabilidad elevada frente al riesgo de caer un adicciones a las nuevas tecnologías. «La pandemia está haciendo más vulnerables a los vulnerables, igual que pasa con dinero, pasa con con las adicciones», sentencia.
Otra adicción relacionada con las nuevas tecnologías es la pornografía, un problema importante de cara a los jóvenes con poca información sexual que acceden o ‘se educan' a través del porno de una manera totalmente distorsionada.
Cambio de tendencia
Otro aspecto, tan importante como preocupante, es el cambio de tendencia en el mundo de las drogas. Alvite explica que si bien el consumo de drogas como las de diseño o la cocaína, que producen efectos más eufóricos, está cayendo en la actualidad, las últimas tendencias llevan a la juventud a buscar otro tipo de «colocón» más sedante. De esta manera, observa que el consumo de psicodantes, también combinados con alcohol, está subiendo también entre la población más joven. «Hace tiempo que detectamos que se busca un efecto más de evasión entre la juventud», explica la directora del CEPCA, «menores nos reconocen que ir de fiesta significa ir a una casa, beber alcohol y tomar tranquimazines o xanax (psicosedantes)».
A la hora de conseguir este tipo de drogas Alvite también apunta a la facilidad con la que los jóvenes pueden adquirirlas: «Incluso en casa, hay quien dice que los botiquines españoles son de los más nutridos de psicofármacos». Alvite comenta un «famoso» vídeo que hicieron unos menores en Santa Eulália donde se ve a los jóvenes de fiesta con botellas de jarabe para la tos (que contiene codeína), «aparte de un lamentable papel en sus actitudes».
La directora del CEPCA explica también que históricamente Estados Unidos se ha venido adelantando en las tendencias del consumo de drogas: «Pasó con el consumo de la heroína, también con el de la cocaína, y hace unos años tienen un problema importante con el tema de las analgesias compradas en farmacia, y ahora ya lo estamos notando aquí».
Otro punto que no quiere pasar por alto son los estudios neurológicos que están advirtiendo de que el uso de las nuevas tecnologías en edades demasiado tempranas, afecta al desarrollo madurativo de las redes neuronales de los menores, que se desarrollan de manera diferente a la que debería. «Los niños tienen que jugar con los amigos, tocarse, chupar… hay que fomentar que haya cero pantallas hasta los tres años», recomienda.
Alvite recuerda los cambios que sufrió el servicio del centro que dirige durante la primera época de la pandemia, tras reabrir su servicio de atención personal en abril con todas las medidas sanitarias. Durante esa época también se habilitó, por parte del Consell, un teléfono de atención a la población en general, desde el que atendieron no solo a personas con problemas de conductas adictivas, sino también a ciudadanos con otro tipo de problemas. «Llamaban personas que a lo mejor no sabían cómo gestionar una ayuda social, que llegaban a la puerta de Cáritas y se la encontraban cerrada, o se encontraban muy solas en su casa», relata Alvite, que cuenta orgullosa cómo las redes de contactos que han conseguido durante años de trabajo les han permitido ofrecer ayuda a personas que, en principio, estarían fuera de su ámbito.