Miguel Tur Contreras (Ibiza, 1978), concejal de Turismo y Fiestas de Sant Antoni de Portmany, es cocinero como su padre y asesor de empresas turísticas. Lleva toda la vida viviendo en Sant Antoni, en la pequeña finca a la que se trasladaron su padre y su abuelo desde Sant Miquel en el inicio del boom turístico. De madre granadina, estudió cocina en Ibiza y en la Escuela de Hostelería de Sevilla, donde obtuvo el título. Ha trabajado durante 14 años en el hotel Blau Park y abrió su propio restaurante (Ample 32), donde se fue especializando en la organización de eventos y la gestión gastronómica.
Posteriormente, en otro capítulo de su carrera, se trasladó a Dubái y Omán para participar en la gestión de la cadena de establecimientos hoteleros de lujo Muscat Hills, que opera en Oriente Medio, donde lideró el proyecto para la apertura de un resort y un club de golf. A su vuelta a Ibiza, se integró en la cadena Sol Bay, con cinco complejos de hoteles, apartamentos y restaurantes como el Curry Club, donde lleva seis años trabajando, compaginando la asesoría con las tareas de concejal de Turismo y Fiestas.
Hace apenas unos meses, las perspectivas del sector turístico y de ocio de Sant Antoni se adivinaban pesimistas, pero, casi inesperadamente, la situación ha dado un giro completo y en estos momentos el pueblo bulle casi como si se tratara de un verano precovid, con una ocupación hotelera superior al 70 por ciento, bastante mejor de lo esperado. Soltero, milita en el PP desde hace unos meses y, sobre todo, le encanta el mar y disfrutar con sus amigos en una caseta varadero preparando un arroz, su rincón favorito.
—¿La temporada está yendo mejor de lo esperado?
—Para sorpresa de todos, así es. Al principio teníamos miedo de que el turismo británico nos iba a fallar y pensamos que seríamos los más afectados de la isla, pero la sorpresa ha sido que somos el municipio con mayor índice de pernoctaciones, con una ocupación actual entre el 70 y el 80%, apenas un 16% menos que en 2019. Ha habido un repunte muy bueno, y cuando hablas con hoteleros y restauradores, incluso en la cadena a la que asesoro, te dicen que van por encima de lo que sería un año normal.
—Pues deben estar muy contentos, ¿no?
—Así es. Hay hoteles que no se han atrevido a abrir, pero todo el que ha abierto está funcionando muy bien. Los negocios que han sido valientes está recogiendo ahora sus frutos
—En vísperas de Iconos, la semana dedicada a la cultura LGTBI, ¿cree que esta iniciativa servirá para fomentar el destino ‘Sant Antoni Gay'?
—Creemos que sí. Hemos mezclado la marca Iconos, que es un movimiento más cultural, con la parte de eventos, que es más festiva. En Iconos habrá diversas propuestas de música, cine, exposiciones o charlas como la que protagonizará el gran atleta ibicenco Marc Tur (diploma olímpico en Tokio), que explicará cómo es el mundo gay en el deporte profesional. Las charlas serán la primera parte de la semana, mientras que la más festiva se llevará a cabo al final. La presentación de los eventos tendrá lugar en The Purple Hotel, un establecimiento que es todo un icono gay de Sant Antoni, en el centro del pueblo. Es un hotel referente para los gays de todo el mundo y además ha sido recientemente reformado.
—¿La apuesta por el turismo gay implica más calidad y más ingresos?
—Es un mercado que hasta ahora casi nadie había tocado y tiene un poder adquisitivo muy bueno. Es un turismo de calidad y ya era hora de que en Sant Antoni hiciéramos algo para apoyar este movimiento. Además, la gente del pueblo y de la bahía hemos estado siempre abiertos a todo, desde los años 50, y había que darle un espacio a este tipo de público, que además refuerzan la economía, sin duda.
—Promocionar la gastronomía y el producto de kilómetro 0 es otra de las apuestas de su concejalía. ¿La eclosión de restaurantes con el máximo reconocimiento ayuda a este cambio de modelo turístico?
—Sí, desde luego. Tenemos un largo camino por recorrer. No podemos decir que en dos años ya hayamos logrado un cambio que estaba estipulado, pero es cierto que en estos dos años hemos conseguido que revistas especializadas o guías como Repsol nos hayan calificado como un destino gastronómico que hay que visitar. De hecho, algunas publicaciones especializadas han llegado a titular «La revolución gastronómica viene de la mano de Sant Antoni de Portmany”. La guía Repsol ha otorgado dos soles para Es Tragón (estrella Michelin) y uno a Es Ventall… Tenemos seis menciones diciendo que somos un sitio especial para visitar desde el punto de vista gastronómico. En dos años hemos conseguido algo muy positivo, y es que nos vean de una forma diferente. Y también hemos hecho iniciativas como ‘Fem poble', para que las navidades y Sant Bartomeu fueran fiestas como las de antaño, y la gente de todo Ibiza ha vuelto a Sant Antoni.
—Dicen que Sant Antoni cada vez se parece menos, en el buen sentido, al de hace cinco o seis años…
—El alcalde tenía muy claro desde el principio que ésta era la línea a seguir en turismo, un cambio de modelo que nos hemos propuesto hacer en diez años, pero la verdad es que en estos dos primeros ya se nota mucho.
—Al subidón gastronómico que está poniendo Sant Antoni en el mapa hay que añadir las aperturas de hoteles de cinco estrellas, contribuyendo así a esa deseada nueva imagen del pueblo...
—Es cierto. Los hoteleros están invirtiendo. Esta temporada hay un nuevo cinco estrellas y la próxima habrá otro más, y además se han hecho mejoras en muchos otros, como el mismo hotel Purple. Y esto ayuda mucho, porque si tú vendes habitaciones a 30 euros te va a venir una clientela de 30 euros, pero si tienes unos hoteles de calidad a un precio razonable vendrá gente buena. De hecho, llevamos cuatro años con el mercado holandés subiendo como la espuma. Ahora vamos a hacer una campaña en Holanda de tres meses promocionando “San Antoni, abierto todo el año” y en ocutubre traeremos a diez periodistas de ese país para que conozcan el municipio en temporada baja. Todo esto ayuda mucho.
—Parece que lo que más va a costar cambiar es el tipo de negocio de las calles del West, en pleno centro, que también es uno de los objetivos del Plan de Embellecimiento que se encuentra en fase de redacción.
—El plan está en marcha, pero a veces las cosas van más despacio de lo deseable. Me gustaría decir que cuando vienes a un ayuntamiento desde la empresa privada, donde todo va más rápido, la burocracia en las instituciones se te hace más espesa y lenta, pero es verdad que lo dijimos en campaña electoral, y va para adelante y se va a cumplir. Ahora está en una primera fase, pero se hará, y además es la base para este modelo de cambio. No es que queramos eliminar el ocio nocturno, sino que queremos un ocio nocturno de calidad.
—¿Y cómo será la reconversión del West?
—Esta reconversión se centrará en que todo aquel negocio que quiera cambiar podrá tener unas condiciones especiales o unas ayudas municipales en impuestos, basuras o el IBI, siempre que cambie a un modelo que es el que perseguimos; es decir, volver a tener restaurantes o bares de copas donde una familia se pueda sentar en una terraza y tomarse una copa a un precio normal, sin que haya garrafones ni tres por uno ni aguantar las romerías de alcohol. Ahí empieza el cambio, pero no huyendo del ocio, porque al final Ibiza es ocio por todas partes, pero sí con un ocio de calidad.
—¿Un caso de este cambio sería, por ejemplo, que un pub de ingleses se convierta en una cafetería?
—Es un ejemplo, y además ya ha pasado un caso así: un pub de ese tipo ya ha pedido licencia para restaurante, y esta persona tendrá una serie de ayudas para recompensar el esfuerzo que hará para reformarlo. Son ayudas para incentivar el cambio y la nueva imagen del pueblo.
—¿Un emprendedor, chef y asesor de empresas como usted se encuentra a gusto en la administración pública?
—Me encuentro bien. Creo que el equipo de gobierno está haciendo un buen trabajo, y en dos años ya se están viendo los cambios, como que el pueblo está más limpio. Creo que la gente se está dando cuenta del esfuerzo que se hace desde la política, que el trabajo es grande, y eso te enorgullece. Estoy contento porque creo que estoy dando lo mejor de mí, pero tanto yo como el equipo de gobierno, que estamos volcados en estos objetivos, en que todo vaya hacia donde queremos que vaya.
—¿Renovaría ahora mismo cuatro años más con el alcalde Marcos Serra?
—Si el alcalde cree que hemos hecho un buen trabajo y nos sigue queriendo en su equipo, por supuesto que le diré que sí.
—¿Unas sugerencias para pasar unos días en Sant Antoni?
—Gastronómicamente hablando, puedes elegir los restaurantes del interior del municipio, por ejemplo en Santa Agnès, en Sant Mateu o en Sant Rafel, y por supuesto en el pueblo, tanto cocina tradicional como actual. En Sant Antoni, les llevaría por el paseo marítimo, a Sa Punta des Molí, a que vean los murales del Bloop Festival o las exposiciones del Faro de Ses Coves Blanques. Y Cala Salada o Punta Galera para darte un baño.
—¿Las playas más bonitas?
—Para mí, Cala Saladeta, que es de las más fotografiadas del mundo, y también me encanta es Caló des Moro, una playa familiar en la que hemos crecido y que es una cala hermosa que la gente de fuera casi no la conoce.
—¿La puesta de sol ya no es lo que era?, ¿se está masificando o descontrolando?
—Tanto por la iniciativa pública como por la privada, se están controlando mucho las aglomeraciones, tanto mediante patrullas como en tareas de limpieza. Somos la vista de sol más vista y fotografiada, una de las 10 mejores del mundo, y es lógico que vaya mucha gente. Pero tampoco hace falta ir a ses Variades a verla. Puedes ir a otro sitio como es Caló de Moro o sa Punta des Molí y no habrá tanta gente, y la puesta es igual de bonita y sin masificación.