Hoy martes será un día muy especial para Pepe Pérez, uno de los peluqueros más queridos y respetados de la ciudad de Ibiza. Seguro que no lo dice pero alguna lágrima le caerá cuando eche el cierre de su local en la calle Baleares haciendo esquina con la calle Aragón sabiendo que mañana ya no abrirá porque estará estrenando su condición de jubilado. Es lo que tiene hacerse mayor en el carnet de identidad aunque, como en el caso de Pepe, el físico, la personalidad y la forma de ser no lo demuestren.
Atrás quedarán muchos recuerdos, miles de anécdotas y sobre todo cientos de amigos que ha ido haciendo con el tiempo y que seguro se extrañarán al no verle entre tijeras, champús o peines. «Cuando llegué a la isla y comencé a trabajar, lo que más me llamó la atención fue que las barberías eran casi un centro social donde todo el mundo se juntaba para hablar de sus cosas o contarse su día a día dentro de un ambiente de gran complicidad y eso es algo que siempre he querido trasladar a mis locales y creo humildemente que lo he conseguido», aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Pérez con una gran sonrisa.
Gracias a ello, este sevillano nacido en el pueblo de Utrera se ha convertido en una persona que puede presumir de contar por cientos sus amigos o conocidos. No está mal para este mayor de nueve hermanos que ya siendo pequeño tenía claro que quería ser peluquero «atraído por los olores que desprendían las múltiples peluquerías que había en la localidad».
Llegó a Ibiza con 14 años
Después, viendo que la agricultura y el campo no le atraían demasiado, decidió probar en Ibiza con 14 años aprovechando que un amigo de la familia convenció a su padre de que aquí se podía ganar mucho dinero.
Su primera experiencia en la isla fue en el Hotel El Corso, en Talamanca, donde Pérez recuerda que al día siguiente de llegar en avión desde Valencia ya estaba trabajando. Allí hizo de todo, pinche, camarero, encargado de limpieza y animador, y pasó de ganar 1.000 pesetas al mes en Andalucía a 4.500 sin tener que pagar además alquiler puesto que dormía y vivía en el hotel. Sin embargo, él sentía que el mundo de la peluquería le llamaba y por eso siempre que podía se cogía la barca que llevaba desde Talamanca al Puerto de Ibiza para ir a las barberías de la zona con la idea de que le fueran conociendo «por si surgía una oportunidad».
Afortunadamente esta llegó al año y medio, en 1973, «en la barbería que tenía el señor Mas en el Puerto de Ibiza» y al que confiesa que le debe muchísimo. «Recuerdo aquel lugar perfectamente, era tan pequeño que apenas cabía un inodoro, pero su dueño era alguien con una personalidad tan increíble que eran muchos los que acudían solo para hablar con él y, además, para mí fue un gran profesor que siempre depositó en mí una gran confianza».
Aquello fue el inicio de una trayectoria imparable que, durante los años siguientes, le llevó por distintas peluquerías de la isla hasta que en 1992 decidió independizarse y crear su propio centro, ya con el nombre de Pérez Peluqueros, y con un característico sello que diseñó en su día el conocido ilustrador Franky.
Abrió su primera peluquería en un local de apenas 20 metros cuadrados en el barrio de Figueretes y según recuerdan muchos amigos y clientes, «enseguida se convirtió en un gran éxito». Con el paso de los años se le fue quedando pequeña ante el número de citas que iba acumulando y ya en 2005 se trasladó hasta su peluquería actual, mucho más grande al disponer de unos 120 metros cuadrados.
«Problemas recurrentes»
Desde ahí, Pérez ha ido viendo «cómo este mundo está en constante evolución» y cómo a día de hoy «tiene retos importantes que combatir, como adaptarse a la nueva realidad que ha dejado el coronavirus, la competencia desleal, las franquicias que no respetan los horarios abriendo 24 horas o el problema del IVA». Este, precisamente, es un problema recurrente que, a pesar de muchas luchas, sigue sin solucionarse. «Nosotros llevamos casi ocho años sin tocar nuestras tarifas y el cambio del IVA del 8 al 21 por ciento lo estamos cargando sobre nuestras espaldas, pero lo peor de todo es que por mucho que hablan unos u otros y se anuncian muchas cosas, incomprensible todo sigue sin cambiar».
Unos problemas que ya Pepe Pérez verá desde la distancia. El próximo 3 de enero, después de unas semanas de reforma, se quedará a cargo de Pérez Peluqueros su «fiel escudera» Esther Bermúdez. «Estoy tremendamente contento porque aunque sé que será duro después de tantos años viniendo aquí cada mañana creo que no podría dejar la peluquería en mejores manos que las de Esther porque después de 16 años ha demostrado a todo el mundo una tremenda valía, tanto profesional como personal».