Carmen Martínez Quesada es una granadina que bajo el nombre de Carmen Almécija tiene una amplia trayectoria artística y docente. Hace unos meses decidió dejar atrás su tierra natal y se instaló en Ibiza por amor. Comenzó a trabajar en un puesto en Las Dalias donde vende sus alpargatas artesanales con el nombre de Soy Solo y «con la intención de seguir aprendiendo» se matriculó en el módulo de Forja Artística en l'Escola d'Arts d'Eivissa. Y allí fue donde vio la convocatoria que le ha cambiado temporalmente la vida en la isla.
Era el que anunciaba el concurso que había convocado el Consell d'Eivissa para realizar el cartel con el que celebrar el primer cuarto de siglo de vida de la Oficina de la Dona de Eivissa. Miró las bases, le cuadraron y no se lo pensó ni un segundo. Una decisión muy acertada como demuestra que este martes recibió en la sede de la máxima institución insular el premio que le acredita como ganadora de este concurso, dotado económicamente con 500 euros.
«Yo estudié la carrera de Bellas Artes, en las especialidades de artes plásticas y restauración pictórica, y después en la Península monté mi propio estudio creativo donde desarrollamos proyectos relacionados con la pintura, la escultura o el grabado, del que también soy profesora, así que cuando ví la convocatoria pensé que sería una buena oportunidad para volver a crear algo tan interesante como lo que propone la Oficina de la Dona de Eivissa», aseguró ayer la propia Carmen a Periódico de Ibiza y Formentera.
Así, ha creado un cartel que sorprende e impacta a quien lo observa, demostrando el gran poder que pueden tener los carteles para convencer a las personas. Según explicó la artista granadina lo elaboró en algo más de una semana y es una especie de collage que incluye retoque digital. «Como buena parte de mi carrera ha estado enfocada al mundo del grabado quise aprovecharlo para crear algo diferente y que se saliera de lo habitual, empleando para componer la figura de la mujer una serie de retales y trozos de papel que me sobraban por casa y a los que he conseguido dar una nueva vida».
Después, llegaron las horas de retoque frente al ordenador. «Una vez que a mano había creado la base de todo me puse con el programa de edición que es el que finalmente ha conseguido darle el toque final con las letras correspondientes».
El resultado es, según Carmen Martínez Quesada, «un cartel luminoso y repleto de optimismo». Y es que la creadora lo tenía muy claro desde el principio. «No me interesaba plasmar una mujer triste, pesimista o maltratada sino todo lo contrario, una mujer empoderada, con ganas, lumisosa y repleta de esperanza que con su sola presencia consiguiera convencer a las mujeres a acudir a la Oficina de la Dona de Eivissa si tienen algún problema o necesitan algo».