La asociación de vecinos es Clot cumplió con la tradición de quemar la sardina durante el fin de los Carnavales, y este año, con una ilusión especial: la de que pronto acabará esta pandemia de coronavirus que atenaza al mundo desde hace ya dos años.
Saliendo desde la calle Agapito Llobet, la comitiva, formada por alrededor de 30 personas, dio una pequeña vuelta para cruzar la Avinguda d'Espanya por dos veces –una en cada sentido después de atravesar Figueretas– hasta regresar al Parque de la Paz, donde se procedió a la quema con cientos de miradas pendientes del fuego.
Encabezado por la percusión de la banda de música de la asociación de vecinos es Clot, con las figuras del alcalde y el obispo en segundo lugar y con cuatro hombres portando antochas purificadoras, algunos curiosos fotografiaban y grababan el desfile durante su recorrido hasta llegar al Parque de la Paz. Una vez allí, el presidente de la asociación de vecinos, Pepe Pérez, pronunció un discurso en el que abogó por despedir lo antes posible a un virus que, en realidad, «ya se está marchando».
Sonaba entonces por la megafonía del parque la famosa canción ‘Desde Santurce a Bilbao' y el optimismo era palpable en los rostros de las personas allí presentes. Tantas son las ganas de terminar con esta pandemia que no importó que en esta ocasión no hubiera sardinas que echarse a la boca, sino que tan sólo fuera una mera representación.
En declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, Pérez resaltó que, como el año pasado no se pudo realizar esta fiesta debido a la situación pandémica, este año habían preparado la «sardina Covid» para quemarla y «enterrar el virus por fin».
El presidente de la asociación de vecinos mostró su optimismo después de haber tenido una conversación con el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, sobre el fin de las restricciones. En este sentido, Pérez reiteró su deseo de que el virus «se vaya de una vez» y recordó que el barrio está «triste tras dos años sin hacer fiestas en el mes de julio», de modo que ahora andan como «locos» por retomarlas.
En su opinión, la convocatoria fue «un éxito a pesar de no haber podido montar bar» como es habitual, ya que, cuando comenzaron a preparar el acto, hace alrededor de dos meses, la incidencia del virus era aún demasiado alta como para habérselo planteado.
Justo antes de la quema de la sardina para espantar el coronavirus, las viudas que acompañaban a la sardina realizaron un espectáculo de baile al son de la música cubana de Ricardito.
Pérez se mostró satisfecho con la respuesta de la gente ante una tradición tan «medieval» y que, recordó, antes se hacía junto con la asociación de Figueretas.