La iniciativa de las pequeña y mediana empresa de Eivissa y Formentera (Pimeef) de alquilar viviendas para los trabajadores, está generando que afloren al mercado del alquiler pisos que se mantenían vacíos. Así lo indicó ayer el presidente de la patronal, Alfonso Rojo, quien indicó que «vivienda hay, el problema es poder acceder a esa vivienda, la especulación y el mercado negro que existe en este negocio».
Rojo apuntó que las empresas están acudiendo a sus contactos para hablar con propietarios que tienen propiedades inmobiliarias vacías, en la mayoría de los casos por desconfianza a entrar en el mercado del alquiler y que los arrendatarios se dediquen al subarriendo o se encuentren con situaciones de impago. Estos propietarios sí se muestran dispuestos a firmar contratos de alquiler con las empresas.
En estos casos se lleva a cabo un contrato a tres partes, en el que la empresa se encarga del pago del alquiler del trabajador, que aparece como inquilino y se deduce del sueldo el alquiler como pago en especie. Una vía legal a la que están acudiendo muchos empresarios para poder dar alojamiento a sus empleados fijos discontinuos.
Los precios, según el presidente de Pimeef, seguirían siendo los de mercado y no se estaría dando trato de favor. Una vivienda de una habitación estaría en torno a los 800 euros, una de dos habitaciones 1.200 euros y una de tres habitaciones llegaría a costar hasta 1.500 euros.
Encarar el problema
Aseguró que el esfuerzo de las empresas no es sólo para completar plantillas, sino también para evitar abusos a los empleados como puede ser el alquiler de habitaciones compartidas por 500 euros o la existencia de camas calientes en las que un trabajador estacional duerme por la mañana y otro por la noche. «Estas cosas están pasando en Ibiza y los empresarios no queremos que eso pase, por ello vamos a poner las herramientas que tenemos a nuestro alcance».
Anunció que este tema se tratará en una reunión con los sindicatos prevista para este mes de marzo, en la que se quieren estudiar soluciones a las problemáticas del «mercado sumergido» y las «mafias» del arrendamiento de viviendas. «Los empresarios no podemos ponernos de perfil ante estos problemas, debemos encararlo y denunciarlo», afirmó.
Planteó también el problema que genera este tipo de situaciones al empresario al provocar un malestar en el trabajador que repercute en su rendimiento. «No queremos que nuestros empleados tengan que estar en garajes o en cuartos de aperos de casas de campo. Es también nuestro problema y no podemos esperar a que la administración ponga soluciones porque se nos pasa el arroz y son problemas de personas, no son camiones o almacenes, y con las personas no se puede jugar».