El vicesecretario de Acción Institucional del PP y eurodiputado, Esteban González Pons (Valencia, 1964), ha participado este fin de semana en la conferencia del partido en Ibiza, donde se han tratado cuestiones como los fondos Next Generation y el turismo sostenible. Lo ha hecho ofreciendo en la isla la visión de un político al que su paso por Bruselas le ha dado, según él mismo explica en este entrevista, más tolerancia, más inteligencia y más capacidad de apreciar «las cosas buenas» que tiene España.
— Vuelve a España con una responsabilidad muy importante dentro del partido pero en un momento terrible para el país. Pandemia, guerra en Ucrania, inflación… ¿Le gustan los retos?
— Cuando uno se dedica a la política los retos tienen que apasionarle porque la política es un reto en sí misma. Estar en política con espíritu de que en tu vida no pase nada es una equivocación. Ojalá no tengamos nunca a ningún político al que no le apasionen los retos y que no ame el riesgo dentro de la sensatez.
— La estancia en Bruselas, ¿le ha convertido en un político más humano?
— Me ha convertido en un político distinto. Ha sido una universidad de la política. No sé si más humano. Creo que no. Pero sí más tolerante, más inteligente y, desde luego, mucho más patriota de lo que ya era. No hay nada como ver España desde fuera para darte cuenta de cuántas cosas buenas tenemos y que desde dentro no apreciamos.
— La única encuesta válida son las urnas pero todos los sondeos sitúan ahora mismo al PP por delante del PSOE. ¿Es mérito del PP o demérito de Pedro Sánchez?
— Los españoles están deseando quitarse a Pedro Sánchez de encima. Una de las grandes ventajas de Alberto Núñez Feijóo como candidato es ser justo todo lo contrario de lo que Pedro Sánchez es. Pero, al mismo tiempo, el PP con Feijóo ha sido capaz de articular una alternativa muy creíble. Representar algo que hace mucho tiempo que perdimos. Y esto es la madurez en política. El PP es hoy, en el conjunto de partidos de España, el adulto en la habitación gracias a Feijóo.
— Ciudadanos y Unidas Podemos se han ido diluyendo. Vox también parece que empieza a desinflarse. ¿Volvemos al bipartidismo o en realidad nunca lo hemos abandonado?
— El bipartidismo fue siempre una ventaja de la política española. Permitía que el PP y el PSOE se alternasen en el Gobierno. Los años que hemos estado sin bipartidismo han sido años de coaliciones extrañas. Cuanto menos bipartidismo tengamos, más dependerá el PSOE de Bildu o de ERC o de Unidas Podemos. Y más necesitará el PP que alguien le apoye en los gobiernos. Si queremos gobiernos socialistas o populares como en otros países europeos, necesitamos mayorías sólidas para estos dos grandes partidos. Un sistema de partidos fragmentado no es una ventaja, es justo al revés. Sin perjuicio de que las ideas políticas que representa Ciudadanos deben sobrevivir en el seno del PP, lo deseable es que los votantes de Ciudadanos vuelvan al conjunto de los votantes de centro-derecha, junto al resto de votantes detrás del PP.
— Los fondos Next Generation son la vía para superar la crisis de la pandemia. De regalo nos ha llegado la guerra en Ucrania. ¿Va a ser suficiente con estos fondos para salir adelante?
— No, en absoluto. Los fondos son una paga extra pero, si no los utilizamos bien, serán una oportunidad perdida. Para ser útiles tienen que llegar hasta la última pequeña y mediana empresa, incluso hasta los autónomos. Pero lo que estamos viendo es que llegan a muy pocas empresas, solo a las más grandes. Los fondos en este momento tienen un nivel de ejecución inferior al 10%. Esto quiere decir que de los más de 30.000 millones que España ha recibido ya, ha gastado nada más que el 10%. El resto se ha perdido o se ha retenido en la burocracia. Estos fondos bien gastados, con transparencia, con control, sabiamente destinados, si llegan, son una oportunidad. Pero, si no, serán un lastre.
— ¿Esto está sucediendo solo en España o también se está viendo en otros países de la UE?
— Es un fenómeno típicamente español. No ocurre en otros países de la UE. Nosotros tenemos un nivel de ejecución de fondos europeos inferior al 50% en general. Nuestro sistema de gestión está muy burocratizado y lleno de trabas. Para los particulares se hace una montaña pedir fondos europeos. Para la Administración es otra montaña concederlos. Y la tercera montaña es el camino que el dinero tiene que seguir para llegar al beneficiario. Conozco a muy pocas personas que sepan qué hay que hacer para pedir fondos europeos.
— Aquí da la impresión de que es un dinero que no está a disposición de empresas y autónomos. Se está empleando para transición ecológica y modernización de la Administración. A la vez, es imposible saber en qué está empleando la Administración estos fondos. En el Ayuntamiento de Ibiza, por ejemplo, es imposible saber qué proyectos quieren financiar con este dinero.
— Porque probablemente el Ayuntamiento de Ibiza no esté dando el dinero a particulares y empresas y se lo está gastando en el mismo ayuntamiento. El objetivo de este fondo era la transición ecológica y la digital. Sería natural que el dinero se gastase en adaptación al cambio climático y a las nuevas tecnologías. El Gobierno tendría que hacer que ese dinero llegara a las pequeñas empresas y a los autónomos. En cambio, se lo está gastando en la propia Administración o en las grandes empresas o el dinero está embalsado y no llega a nadie. El caso de Ibiza no es especial. En muchas administraciones ocurre que, si les llega el dinero de los fondos, se lo gastan en aumentar la burocracia.
— Sucede lo mismo con el Govern. Y todos se quejan de que la tramitación muy complicada. Hay quien piensa que son trabas que ha puesto la propia UE.
— Cuando se habla de trabas complicadas hablan de que son complicadas para que el Ayuntamiento o el Govern reciban el dinero. No para que Ayuntamiento y Govern den ese dinero a pymes y autónomos. No hablan de trabas para repartir sino para recibir un dinero que se gastarán en más burocracia. Por otro lado, la UE no ha puesto ninguna regla para este reparto. Cada país establece cómo quiere gastárselo según qué procedimiento e, incluso, el control del gasto.
— La sostenibilidad es ya una necesidad. ¿Cómo aplicarla en entornos como el de Ibiza desde su perspectiva como eurodiputado?
— Es vital. Sin sostenibilidad no hay futuro. Pero esto no depende solo de nosotros. Europa podría emitir cero gramos de carbono pero, si no se paran las fábricas de emisión que son China, EEUU o la India, no hemos adelantado nada. Lo que Ibiza debe preguntarse es qué isla quiere ser dentro de 30 años. Si los recursos de los que Ibiza dispone quiere consumirlos en los próximos 10. En el presente, la reflexión que todos tenemos que hacer es en cuánto tiempo queremos consumir nuestros recursos. Esto implica planificación y visión política a largo plazo. Recién vuelto de Bruselas, lo que más echo en falta en la política española es planificación. El Gobierno de España piensa en mañana y a veces ni eso. No piensa en la España del futuro, en el país que queremos ser el día de mañana.
— ¿Qué cree que debería hacer Ibiza en este sentido?
— Si yo fuera ibicenco, lo primero que me preguntaría es de qué quiero que viva la isla dentro de 20 años. Si quiero que viva del turismo, me plantearía que el turismo tiene que durarme 50 años y que no puedo consumir toda la riqueza que el turismo me ofrece en la próxima década.
— Alemania pide a sus ciudadanos duchas frías y poca calefacción. Francia se sube al mismo carro. ¿Qué va a pasar con nosotros?
— A los españoles nos espera exactamente lo mismo que les toque a los alemanes o a los franceses. Francia tiene una dependencia del gas exterior inferior a la nuestra porque tiene centrales nucleares y nosotros no. cuando el Gobierno dice que no reclamará a los españoles recortes energéticos, la verdad es que está en una negociación con Alemania para que no le reclame condicionalidad por el dinero que le va a prestar el Banco Central Europeo. El BCE va a acudir en nuestro auxilio cuando suban los tipos de interés para que no suba la prima de riesgo española. El Banco Central alemán le ha pedido que esa ayuda suponga condicionalidad macro, es decir, que España haga esfuerzos de recorte en su presupuesto. Y el Gobierno ha respondido a esa negociación advirtiendo a Alemania de que nosotros no estamos dispuestos a recortar nuestro consumo de gas si ellos nos imponen condicionalidad macro. Después de todas las ayudas que está recibiendo España de los distintos fondos europeos, no ser solidarios con Alemania puede que no sea la mejor solución.
— ¿Hay alguna similitud entre la situación actual y la que se encontró Mariano Rajoy cuando comenzó a gobernar?
— La similitud es que entonces el país estaba arruinado y, cuando llegue ahora el PP, también lo estará. Pero hay algunas diferencias. José Luis Rodríguez Zapatero fue un presidente que no traicionó los principios socialistas. Perdió las elecciones por su nefasta gestión económica. Pero ningún votante de izquierdas se sintió traicionado porque su política fue de izquierdas. Pedro Sánchez es un presidente del Gobierno que, desde el primer minuto, ha traicionado todos los principios. Y esto hace que la posible victoria del PP dentro de un año, además de por la recuperación económica, tenga que ser también por la recuperación moral. Nosotros vamos a tener que ganar para recuperar económica a España sino para recobrar la moralidad en la presidencia del Gobierno.
— ¿Cómo afrontar desde Ibiza el panorama tan desalentador que tenemos para los próximos meses o años?
— Ibiza es una marca conocida en todo el mundo. Es una marca planetaria. La isla tiene una riqueza extraordinaria. Yo he encontrado ahora la isla mucho mejor que las últimas veces que vine. Creo que es una fuente de oportunidades que, bien gestionada, no tiene por qué sufrir la crisis económica que vamos a pasar los demás en los próximos años. Todo es un problema de gestión. Cuando el problema al que te enfrentas es económico, no puedes darle una respuesta ideológica. Y este es el problema que tenemos ahora mismo con el Gobierno de España.