Vicent Canals (Ibiza, 1959) ejerce como director del Náutico Ibiza desde agosto del pasado año, aunque lleva toda la vida ligado a la entidad «a la que quiero desde que era un niño y empecé a navegar con siete u ocho años», según reconoce.
— ¿Qué ambiente se respira ahora mismo en el club entre los socios y miembros de la directiva?
— Por un lado, respiramos un aire de incertidumbre y, al mismo tiempo, optimismo y esperanza porque sabemos que el trabajo que estamos haciendo no lo hace nadie más y sabemos que Ibiza lo necesita; lo necesitan nuestros niños. Es curioso que una isla pueda vivir de espaldas al mar. Precisamente, el otro día entrevistaban a nuestro director deportivo, uno histórico de la vela, y afirmaba que, por desgracia, nuestra juventud sabe más esquiar que navegar y ello hace que te plantees muchas cosas. Este trabajo es necesario y hay que potenciarlo. Es nuestra vocación y no sabemos hacer otra cosa, que la gente ame el mar y lo disfrute, desde aquel que puede hacerlo con todas sus capacidades hasta quien las tiene disminuidas. Intentamos abrir las puertas del mar a todos los ibicencos, a todos los residentes.
— Parece que en estos últimos días públicamente se ha endurecido la pugna por la concesión.
— Cuando comienzas a ver según qué mensajes me da mucha tristeza porque pienso que, para empezar, no deberíamos estar en este punto. Nosotros no deberíamos estar luchando contra una entidad mercantil. Son dos modelos totalmente diferenciados, uno social y el otro mercantil, y creo que no deben enfrentarse nunca. Llevamos en el puerto 97 años y estos dos conceptos siempre han existido y ¿por qué no se puede continuar así? Solo reclamamos que en el puerto de Ibiza continúe este espacio para los ibicencos. Escucho una palabra continuamente y la suscribo: la isla se está prostituyendo y no puede seguir así. El único espacio del puerto que es de los ibicencos es el Club Náutico de Ibiza, es la última trinchera, y queremos seguir reivindicándolo dentro de los parámetros que nos marca la ley, en los concursos que sean necesarios. Lo que no puede permitirse es que Autoridad Portuaria de Baleares diga que va a hacer un concurso cuyo objeto es buscar la mejor opción para conseguir un referente social y deportivo y que después, en este concurso, quepan otras cosas. Eso es lo que no entendemos.
— ¿En qué momento se encuentran ahora mismo?
— Llevamos 12 años de precariedad, de autorizaciones temporales que se van renovando año tras año. En el último concurso, incluso, tuvimos que optar a una concesión de entre uno y tres años. En mis cuatro años dentro de la directiva ya he ido a dos concursos. Ello hunde a cualquier entidad porque nosotros no tenemos recursos para ir continuamente a despachos de abogados a preparar concursos. Nos estamos hundiendo económicamente y hay que recordar que nos han hecho invertir 1.200.000 euros para renovar los pantalanes. En caso de no renovar, esta inversión la tendremos que entregar recién terminada y es absurdo. No tiene sentido.
— Ahora les han concedido una prórroga
— Esto es lo que pasa; nos han concedido una prórroga de seis meses y, después, se resolverá el concurso. Somos optimistas y pensamos que seremos los ganadores de la concesión, aunque cuando se han abierto las plicas y hemos visto las tarifas presentadas por nuestro adversario nos hemos tenido que revolver, pero ello no es una acusación, es hacer que la opinión pública conozca la realidad. Nos dicen que estamos desfasados y, evidentemente, es así. No competimos con un Marina Botafoch porque no competimos con una marina comercial, que ya existen. Quieren convertir este espacio en una nueva marina especulativa. Un plato de arroz o un menú aquí cuestan 20 euros, si vienen otros, no nos podremos acercar si deben pagar un alquiler de 30.000 euros al mes. Nos están echando fuera de la isla y no sé la sensación que tienen los ibicencos, pero la mía es que, para ir a comer o cenar a algún lugar de Ibiza, ya puedo contar con la mano los sitios a los que puedo ir.
— ¿Tienen previsto celebrar más actos reivindicativos?
— Lo que tenemos claro es que seguiremos hablando alto sobre nuestras pretensiones, que son continuar con nuestro trabajo, que no desaparezca el club náutico, que no nos pongan contra las cuerdas. Nos pueden decir lo que quieran, que presionamos, pero no es presión lo que queremos ejercer. Lo que queremos es que se nos escuche. Lo que no podemos es quedarnos callados. No lo haremos y más cuando vemos cosas que no nos gustan, que pueden romper todo un equilibrio. Creo que somos una gente importante en la ciudad de Ibiza y podemos serlo más, social, cultural o deportivamente hablando.
— ¿Se sienten respaldados por la sociedad y por los políticos de Ibiza?
— Notamos ese calor y ese apoyo y cada vez que lo hemos necesitado, cada vez que hemos pedido ese apoyo, lo hemos tenido de todo el ámbito político, de las instituciones y de la sociedad en general. No vamos a recoger firmas unipersonales porque sería un gran trabajo y no tenemos los recursos, pero sí recogeremos adhesiones de entidades y asociaciones. Hay marinas que dependen de la Comunidad Autónoma y entidades que dependen del Estado. Las primeras no tienen ningún problema porque hay una sensibilidad diferente que ha permitido a estos clubes realizar proyecciones a 35 años, con unas bases y cánones correctos. Nosotros pedimos lo mismo y nos preguntamos por qué Puertos del Estado no puede mirarlo con estos ojos y esta sensibilidad. No pueden primar solo los cánones mercantiles y, además, el puerto de Ibiza está dando unas ganancias que, con las últimas cifras que presentaron, me quedé escandalizado.
— ¿Qué exigirían entonces?
— La solución sería un cambio de la Ley Especial de Puertos, que sería la solución porque se trataría de forma diferente lo que son clubes náuticos de marinas. Ello supone debates parlamentarios y se ha iniciado en varias ocasiones pero sin llegar a buen puerto. También podríamos pasar a depender de las Comunidades, que sería otra solución, aunque la más inmediata y sencilla es que las valoraciones tuvieran esa sensibilidad. Si hay que decir cosas a favor de Autoridad Portuaria es que se quieren incorporar conceptos como la promoción social y deportiva, pero no vemos que hayan tapado las posibilidades de que nos entren otras cosas. Que otro club náutico se presente a la oferta, me parece lícito, correcto y, si lo hace mejor que nosotros, que se lo den. No tenemos miedo a la competencia, pero lo que no nos parece correcto es que otro modelo nos pueda echar fuera.
— La otra empresa asegura que su oferta no es «temeraria o ficticia»
— No dudamos de que ellos puedan tener detrás un proyecto social o deportivo, pero no entendemos que pueda decir una cosa y la contraria. Sí, sus tarifas son igual a las nuestras en barcos de hasta 8 metros. Curiosamente, de 8 a 15, se multiplican por cuatro. Una de los parámetros en los pliegos es que hay que dar prioridad al puerto base existente, dar prioridad a un barco que ya tengamos aquí. Dicen que su oferta no es temeraria porque la comparan con el último concurso de Marina Botafoc, una marina privada y comercial. Insistimos en que los precios son cuatro veces más altos que las tarifas que pagan nuestros socios y un barco de 10 metros pasará de pagar de 6.000 a 30.000 euros. ¿Qué hará el ibicenco que tiene aquí un barco de 9 metros, que es una eslora muy usual? Pues no podrá seguir atracando aquí y se irá y vendrán otro tipo de embarcaciones de lujo, con gente de lujo, restaurante de lujo e ibicencos fuera.
— ¿Qué pasaría si finalmente pierden la concesión?
— No nos hemos situado en ese escenario. No lo contemplamos y pensamos que ganaremos este concurso.