María Àngels Marí (Ibiza, 1982) es una mujer todoterreno, que compagina a la perfección su labor como presidenta de la Alianza por el Agua y su trabajo como secretaria general de la junta directiva de la Pequeña y Mediana Empresa de Eivissa y Formentera (Pimeef). Este cargo lo ostenta desde 2012, donde llegó tras seis años en el servicio de creación de empresas de esta federación. Marí, que está licenciada en Economía, es una mujer muy emprendedora y segura de sí misma, que tiene como uno de sus ejes centrales la conservación y la gestión sostenible del agua en las Pitiusas.
—La Alianza por el Agua lleva más de cinco años gestionando en las Pitiusas el Ciclo Integral Urbano del Agua. ¿Qué retos y desafíos destacaría?
—Cuando se creó la entidad la situación en Ibiza era precaria e insostenible. Ibiza no daba para más. Nos encontramos con municipios que recibían agua salada cada dos por tres. Todo se estropeaba por la mala calidad del agua y las fugas en las redes de agua eran muy elevadas. Poco a poco se ha conseguido cambiar esta situación de alerta y reducir estas pérdidas.
—¿Cuánto se ha reducido el volumen de estas pérdidas de agua?
—Teníamos municipios que superaban más del 45% de estas pérdidas. Es el caso de Sant Josep. Actualmente tiene el 37% en la red, se ha reducido solo un 10% sus fugas. Santa Eulària ha pasado de un 34% a un 27%. Sant Joan y Sant Antoni son las localidades con menos pérdidas. Cuando se creó la entidad, estábamos en una situación muy precaria, con pérdidas muy elevadas. Incluso llegamos a estar en alerta de sequía durante tres episodios, casi llegamos a la emergencia. Fueron los años 2014, 2015 y 2016. Desde entonces nos hemos estabilizado, no hemos vuelto a situación de alerta.
—Para hacer frente a esta crítica situación, ¿qué medidas o restricciones se llevaron a cabo?
—Se implantaron restricciones a los camiones que suministraban agua a las viviendas que no tenían y a la ciudadanía. El sector de pozos de los camiones se quejaba de las restricciones, puesto que ellos, como mucho, perdían 10 litros de agua cuando había cañerías que perdían una barbaridad.
—¿Esta delicada situación fue un antes y un después a la hora de crear conciencia?
—Totalmente. Las tareas de mantenimiento y de reparación no se hacían. Como la gestión del agua no es una actuación que se vea, se escondía la situación. Hasta que no llegó a ser una cuestión crítica no se hizo nada.
—Ha mejorado la implicación municipal, pero queda mucho por recorrer.
—Llevamos años reclamando una separación de las fecales y las pluviales. Es más, llevo las botas de agua siempre en el coche cuando hay aviso de lluvia. La zona de Es Pratet o los pasajes de la zona del puerto, donde el nivel del mar está más cerca, es un barrizal de residuos. Ahora es cuando realmente la ciudad se está preparando para estas situaciones, pero todo se está retrasando mucho. Por ejemplo, la gestión del tanque de tormentas. Son cuestiones que la gente no entiende.
—Sin duda, los problemas de contaminación que genera la vieja y obsoleta depuradora de Vila son todo un quebradero de cabeza
—La depuradora de Ibiza clama al cielo. Si fuera de gestión privada, la empresa que lo estuviese gestionando tendría serios problemas. No podemos consentir esta nefasta gestión. A veces achacan el retraso de las nuevas infraestructuras a un fallo eléctrico y, otras veces, a una sobrecarga, pero mientras tanto los vertidos siguen llegando al torrente de sa Llavanera y al puerto. Tenemos que preparar la ciudad para cuando llueva. Entiendo que son obras muy costosas, pero se están retrasando muchos años.
—¿Cómo se ha llegado hasta este punto?
—Ha habido una grave falta de previsión de mantenimiento en Ibiza. Se vivía en una situación muy crítica y no había esa conciencia del agua. Sant Josep era y es el municipio más castigado por los temas urbanísticos de hace 20 años. Son consecuencias de una mala gestión. Ahí está, por ejemplo, el caso de los Don Pepe. Es por eso que queremos cerrar y completar cuanto antes el ciclo del agua en la isla.
—¿Cuándo se presentará a los partidos políticos el nuevo Pacto por el Agua 2022?
—El anterior acuerdo lo firmaron todos, esperamos que este pacto también. Lo vamos a presentar en breve, antes de que finalice el año. Ellos saben que la Alianza es el altavoz de todos, no estamos para criticar sino para ayudar. Nuestros miembros son las administraciones, no los partidos políticos. Nos da igual quien gobierne, queremos que todos los partidos políticos integren el nuevo Pacto por el Agua dentro de sus programas políticos.
—¿Hay muchas líneas nuevas en este nuevo pacto?
—Hay muchas líneas antiguas que están en proceso. No son rápidas de ejecutar, pero no hay que dejarlas en el olvido. El ciclo del agua llegará a cerrarse, pero siempre se tendrá que revisar.
—¿Cuáles son los mayores retos del acuerdo?
—El gran objetivo es que no haya pérdidas superiores a un 25 % para el año que viene. No está mal perder 25 cada 100 litros. Para 2027 el objetivo es que no haya pérdidas superiores a un 17%. Ojalá pudiésemos hablar de un 0%, pero somos realistas. Estas actuaciones son consensuadas por los miembros de la entidad, pero elaboradas por el personal técnico y por voluntarios.
—¿Qué medidas son esenciales para garantizar el abastecimiento en zonas urbanas?
—Hay que producir el máximo de agua desalada, que no se pierda ni una gota los meses de invierno, puesto que se genera agua desalada que no se consume. Estos recursos se deberían guardar en depósitos para cuando tengamos situaciones de sequía, o más presión turística, y así no desaprovechar un litro. Para ello, es necesario que nuestras desaladoras estén al 100% y que se pueda suministrar agua desalada para no agotar o sobrecargar los acuíferos.
—¿Se ha realizado mucha inversión en abastecimiento?
—Sí, se ha hecho mucha inversión en la renovación de las tuberías de abastecimiento para hacer llegar el agua a los grifos, pero para cerrar el ciclo del agua haría falta sobre todo llevar a cabo el plan de saneamiento. Es necesario depurar las aguas residuales y reutilizarla, por ejemplo, para el riego de jardines públicos, para el baldeo y la limpieza de las calles. Es importante evitar utilizar el agua desalada y el agua procedente de un recurso natural como pueden ser los acuíferos.
—Tras la última asamblea general señalaste los cuatro ejes más importantes del pacto
—Son cinco ejes. El abastecimiento sería el principal objetivo, siempre protegiendo las masas de agua subterráneas y garantizando agua de calidad desalada, evitando los periodos de sequía. Luego está la parte de saneamiento, que es la gestión adecuada y depuración de las aguas residuales. Para ello, es necesario la instalación de nuevas infraestructuras. También es esencial la reutilización del agua residual.
—¿Qué medidas incluyen cada uno de estos objetivos en el pacto?
—Hay diferentes medidas. Sobre todo nos centramos en promover el uso del agua regenerada de las depuradoras para usos agrícolas, urbanos o ambientales. La recuperación de los acuíferos y ecosistemas acuáticos, especialmente, en la mejora de las zonas húmedas, torrentes y el río de Santa Eulària. También queremos reducir el impacto ambiental de las piscinas, puesto que contienen muchos químicos y residuos. Es primordial reducir el impacto químico de las piscinas.
—Recursos Hídricos sigue sin desbloquear el PGOU de Vila. ¿Cree que por la limitación de recursos hídricos que tiene la isla es necesario limitar el techo poblacional?
—Los Recursos hídricos son limitados en la isla. La falta de recursos naturales, como es el caso del agua, indica que hay una presión elevada. Por eso es una necesidad imperiosa saber qué capacidad tiene nuestra isla. Hay zonas muy concentradas y otras que no. A raíz de esto, podríamos preparar, adecuar la isla. El Consell debería saber cuál es su capacidad y establecer medidas para que sea una isla más sostenible y no sobrecargarla.
—¿Durante los últimos años ha aumentado la apertura de pozos ilegales o se han detectado perforaciones de pozos y sondeos?
—Seguro. Desde la Alianza pedimos una revisión de los usos de los pozos. Nos encontramos concesiones de hace muchos años que se han dado a pozos para un determinada uso y ahora se le está dando otro totalmente diferente. Afecta sobre todo a zonas donde hay una mayor sobreexplotación. Hay que revisar y poner límites.
—¿Cuántos pozos actualmente hay ilegales en la isla?
—En el Plan Hidrológico de Baleares hay reportados 4.976 pozos y este año la concesión ha aumentado un 8%. De momento no sabemos qué cantidad de perforaciones ilegales se han realizado. Para ello, haría falta revisar todas las concesiones de hace años y verificar su uso, lleva mucho trabajo.
—Pero, ¿el porcentaje puede ser alto?
—No me cabe duda. Hay mucha gente que pide la concesión para hacer un uso agrícola pero ésta ya no es la actividad económica de Ibiza. Aquí hay mucha gente con un alto poder adquisitivo que mantiene jardines tropicales en medio de un clima mediterráneo con escasez de lluvia. Nos preocupa mucho las perforaciones. Consideramos que hay un número elevado, hay muchos pozos con la concesiones caducadas.
—¿Cómo se podría minimizar estas captaciones?
—Hay muchos espacios que hacen un uso irregular. Son temas que hemos trasladado siempre a las administraciones, pero no se solucionan. El sistema me tiene desencantada y desanimada. Nos hemos vuelto tan garantistas que la gestión es ineficaz y todo es muy lento. Las administraciones tendrían que dar ejemplo.
—Algunas tienen más limitaciones que otras para poder actuar
—Sí es cierto. Cada Ayuntamiento tienen sus prioridades, muchos tienen sus limitaciones y sus temas internos, que hacen que se ralentice todo. Estamos muy encima con el tema de la depuradora de Ibiza y los vecinos llevan 25 años esperando una solución, creemos que ya es tiempo suficiente. Ya no es un tema de olores sino de contaminación ambiental. Por no hablar de los emisarios obsoletos que vierten al mar.
—Desde IbizaPreservation señalaron que las desaladoras son parches de urgencias, pero no son sostenibles
—Puede ser, desde Abaqua dijeron que las depuradoras son como tener un paciente en la UCI. Es como darle a la tierra toda la tecnología para tener agua, pero son necesarias porque somos una isla de un territorio finito rodeada de mar. Por eso, las desaladoras son esenciales. Ibiza proporcionalmente es la isla con más presión por metro cuadrado que hay. Nuestra actividad económica es el turismo, pero tendría que ser sostenible y aprovechar al máximo las depuradoras que hay en la isla.