El escándalo de los bonos patrimonio, promovidos por el Ayuntamiento de Ibiza en el verano de 2021, ha hecho estallar a las asociaciones de comerciantes de la ciudad. Tanto es así que, en la mayoría de ellas, se exigen ahora mismo responsabilidades al alcalde, el socialista Rafa Ruiz, y, sobre todo, el cese o la dimisión de la responsable municipal de Comercio y Turismo, Desirée Ruiz Mostazo. Tras la controvertida gestión de las obras de Isidor Macabich, lo sucedido con los bonos patrimonio es considerado por los comerciantes como la gota que ha colmado el vaso.
Ruiz Mostazo presentó en la primavera de 2021 estos bonos, en plena pandemia de COVID-19, asegurando que tenían dos objetivos: promocionar el Patrimonio de la Humanidad en su 22 aniversario y ayudar a los comercios y establecimientos de la ciudad, muy afectados por las restricciones impuestas por el Govern con la excusa de la pandemia. Con este objetivo, la concejal anunció que se imprimirían 3.000 bonos de 22 euros cada uno para repartir entre los turistas de las Islas que visitaran Ibiza entre septiembre y noviembre de aquel año. La realidad es que solo se imprimieron 500 y, de estos, se repartieron únicamente 195 (solo 10 en Menorca, ninguno en Formentera y el resto en Mallorca). De los 66.000 euros que se anunciaron como presupuesto para la campaña, más de la mitad se destinó realmente a la promoción en medios de comunicación del archipiélago y al viaje para la presentación de los bonos en Mallorca y Menorca.
Pimeef
Lo sucedido ha llevado al PP y Ciudadanos a exigir explicaciones al alcalde y la dimisión de Ruiz Mostazo, que se ha visto obligada a dar explicaciones tras la intervención del Consejo de Transparencia estatal. Exactamente lo mismo que reclaman ahora las asociaciones de comerciantes. Incluso la Pimeef explica que «el impacto comercial de la campaña ha sido nulo».
Fuentes de la Asociación de Comerciantes de Dalt Vila indicaron ayer que les parece «un escándalo» que la campaña haya tenido tan mal resultado cuando «la iniciativa era buena». «Al final», lamentaron, «ha sido lo de siempre, dinero municipal para autopromoción, una cosa de cara a la galería para quedar bien». La entidad considera que Ruiz Mostazo debe dimitir pero, sobre todo, que el alcalde «ha de dar explicaciones porque la responsabilidad final es suya».
Puerto de Ibiza
Una opinión muy similar manifestó el presidente de la Asociación de Comerciantes del Puerto, Joaquín Manuel Senén, quien indicó que «no es muy ético gastarse el dinero en esta cosas». Senén señaló que no debería utilizarse el dinero del área de Comercio para la promoción del Patrimonio de la Humanidad porque «pierden los comerciantes». «Nos tienen acostumbrados a esta forma de funcionar, a no gestionar bien el dinero público», añadió, «lo hacen con todo: limpieza, movilidad, aparcamientos, medio ambiente… esto es una cosa más». En su opinión, Ruiz Mostazo «debería dimitir». Pero, también considera, que otros concejales, o el mismo alcalde, tendrían que hacer lo mismo: «Con los vertidos de fecales en el puerto, hemos visto que no dimite nadie, cuando deberían hacerlo. Pero están pegados con cola a la silla y el problema es que los ibicencos aguantamos y nos dejamos pisotear. Y ellos pasan por encima de nosotros».
Eivissa Centre
Indignada se mostró también la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Eivissa Centre, Encarnación Planells, quien dejó claro que este sector económico necesita «un concejal que sea responsable y coherente y que esté a la altura de las circunstancias». Planells, sin embargo, apuntó a Rafa Ruiz como principal responsable. «Yo soy la responsable de mi tienda», explicó, «y si un trabajador lo hace mal, tengo que dar yo la cara, aunque luego también le diga a esta persona lo que no ha hecho bien». La presidenta de los comerciantes de Eivissa Centre explicó también que iniciativas como las de los Bonos Patrimonio no terminan de tener éxito porque, entre otros problemas, «luego hay demasiada burocracia para que podamos cobrar del Ayuntamiento» y puso como ejemplo el escaso éxito que suele tener la campaña de bonos navideños para entregar a los trabajadores del Consistorio. A esto se suma que, según señaló, la comunicación del Ayuntamiento con el sector «no es buena». Por otro lado, Planells se preguntó «por qué no se hizo campaña de estos bonos en Formentera» dado que «los formenterenses son, para los comerciantes de Vila, los principales clientes de fuera» y mostró su sorpresa por el hecho de que Ruiz Mostazo solo impriera 500 bonos cuando «en su comunicado a los comerciantes dejó claro que serían 3.000». «Los comerciantes», concluyó, «hacemos ciudad. Sin nosotros, las calles no tienen vida. Pero en el Ayuntamiento nos quieren muy poco».
Plaza del Parque
Desde la Asociación de Comerciantes de la Plaza del Parque mostraron también su sorpresa por lo sucedido pero, sobre todo, por la existencia de la campaña de los Bonos Patrimonio en sí, dado que, señalaron, «no teníamos ninguna información sobre que se hubiera puesto en marcha». Fuentes de la entidad descartaron pronunciarse sobre estos bonos por desconocer su existencia. Sin embargo, sí señalaron que, entre los problemas que han detectado en la concejalía que dirige Desirée Ruiz Mostazo, se encuentra el de «la falta de comunicación». «Nosotros nos reunimos como asociación y luego es el presidente el que habla con el Ayuntamiento», explicaron, «durante la pandemia, había más preocupación y comunicación. Eso ahora ha cambiado. Aunque también es verdad que nosotros este año nos hemos dedicado más al trabajo que a relacionarnos con el Ayuntamiento».
La respuesta del Ayuntamiento de Ibiza
Fuentes del Ayuntamiento de Ibiza reconocieron ayer que la campaña de los Bonos Patrimonio «no ha tenido éxito ni con los comerciantes ni con la ciudadanía». Todo ello a pesar de que ha costado a los residentes en la capital ibicenca 66.000 euros. De esta cantidad, casi 25.000 se gastaron en publicidad en medios de comunicación de las Islas y cerca de 4.000 en pagar el viaje de una semana de promoción en Mallorca y Menorca. Las mismas fuentes recordaron que esta iniciativa tenía «una finalidad compartida por todos en aquellos momentos», es decir, «la reactivación turística y del sector comercial».