El propietario de un local comercial que transformó este espacio en una vivienda deberá enfrentarse a una sanción de 120.000 euros, según acordó ayer la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Ibiza.
En concreto, el responsable del establecimiento cambió el uso de este espacio tras habilitar ocho habitaciones, un baño y una cocina comunitaria. Un celador municipal, a petición de la Policía Local de Vila, visitó este bajo situado en el barrio de Es Llimoners y pudo constatar que se habían ejecutado varias obras para cambiar a residencial turístico el uso de este local.
Desde el Consistorio informan que se han interpuesto dos sanciones de 66.867,06 euros, resultado de aplicar el 75% del valor de las obras ilegales (89.156,09 euros). También explicaron que la primera sanción interpuesta se debe a una infracción urbanística, tipificada como grave en la ley de Urbanismo de Baleares, y la segunda es por el cambio de uso de un local comercial a uso residencial.
En la resolución, se insta a notificar la sanción a las personas interesadas e informar que con el pago de la sanción se procederá al archivo del expediente por la ejecución de las obras sin licencia y cambio de uso.
Según ha podido saber este periódico, el local se inspeccionó y cerró en 2020 al detectarse la ejecución de unas obras, pudiendo comprobar que se llevaba a cabo una actividad reglada. Entonces, se inició el expediente sancionador que ha finalizado ahora con la multa impuesta.
El pasado mes de agosto, según publicó Periódico de Ibiza y Formentera, numerosos inquilinos estaban pagando entre 800 y 1.200 euros al mes por vivir en locales comerciales convertidos en viviendas en la zona de Figueretes. Estos establecimientos no contaban con cédula de habitabilidad.
Precisamente, este pasado mes de marzo el servicio de inspección y sanciones de la Direcció General d'Habitatge del Govern impuso una multa de 210.007 euros a una empresa por alquilar hasta siete infraviviendas en Ibiza. Era la consecuencia de una infracción considerada como «muy grave», contemplada también dentro de la normativa balear. Uno de los locales, el más grande, había sido dividido en tres habitaciones y sólo una de ellas poseía iluminación natural.