Vecinos de Talamanca, Can Furnet, Roca Llisa, Jesús y Cas Cómodo están trabajando para crear una plataforma de personas, comunidades y asociaciones preocupadas por el presente y por el futuro del vertedero de Ca Na Putxa, a la que se invita a participar a toda persona, asociación o colectivo preocupado por los efectos provocados por el vertedero. "La situación está llegando a tales niveles de impacto sanitario y medioambiental que se necesitan acciones urgentes para resolver los problemas actuales y definir una estrategia de soluciones para el futuro", señalan desde la asociación.
Quienes habitan en estas zonas, como recoge un informe elaborado por una consultora medioambiental de Eivissa encargado por los vecinos, "sufren emanaciones de metano perjudiciales para la salud, olores altamente desagradables, ruidos día y noche, plagas de moscas, gaviotas, ratas, además, de correr un alto riesgo e incendios". Los vecinos exigen de las instituciones soluciones basadas en el interés común, en el respeto medioambiental y el cuidado de la salud pública.
Cronología
En una nota de prensa recuqerdan que este vertedero inició "su actividad ilegal en el año 1968 sin licencia, ni estudio ambiental alguno". Tiene acumuladas en su cuenca "no acondicionada, miles de toneladas de residuos urbanos y de todo tipo que generan emanaciones de metano y contaminan los acuíferos. Sin olvidarse de que está asentado sobre un torrente. Es el paradigma de lo que no hay que hacer", explican los vecinos.
Hay que recordar que en el año 2004 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó al Reino de España por la inadecuación de este vertedero a la normativa europea, a pesar de los planes de gestión de los residuos urbanos para las Islas de Ibiza y Formentera que el Govern aprobó en 1994 y 2001. "Ni una sola de las alegaciones de los vecinos fue atendida", defienden.
En aquellos planes, "se obvió la reglamentación que existía" en materia de distancias mínimas de 2000 metros, entre el centro de estas actividades molestas, nocivas y peligrosas y los núcleos urbanos. Hoy el vertedero ocupa unos 500.000 m2 y la extensión progresiva de sus instalaciones y celdas ha hecho que se encuentre a menos de 200 metros lineales de viviendas y a unos 2.000 metros del núcleo urbano de Jesús.
En 2021 el Consell aprobó un nuevo plan que termina en 2027 y al adquirir los terrenos, es el propietario de estas instalaciones, "los ayuntamientos sus obligados clientes", señalan.
Estudios realizados por los vecinos afectados, ponen de manifiesto que además de ampliarse en más de 100.000 m2 la zona de vertidos, entre 2019 y 2021 se destruyeron 37.300 m2 de vegetación forestal de pinar sabinar denso y bien estructurado, de alta calidad ecológica y con presencia de comunidades vegetales que constituyen varios hábitats comunitarios protegidos, uno de ellos prioritario.
Además, apuntan que no se ha dispuesto la obligada pantalla vegetal para evitar los impactos visuales, ni se han tomado las medidas para impedir los olores. "El paso por las carreteras que rodean el vertedero ofrece una visión impropia de un país desarrollado y de una Isla que se quiere paradigma de la naturaleza", argumentan.
Por otro lado, destacan que tras años de reclamaciones y de quejas precisas documentadas, no se han resuelto ninguno de los problemas concretos que sufren los vecinos y se está a punto de iniciar una nueva temporada estival en las mismas condiciones y con una previsión de altas temperaturas que agravan el problema.
Planteamiento de futuro
En un plazo de 3 a 5 años, el vertedero no podrá admitir más rechazos de residuos. Los vecinos opinan que lo adecuado sería restaurar este espacio degradado y dar un nuevo uso de interés público a este valle de casi 45 hectáreas.
¿Y qué hacer con las basuras que generamos? Esta es la gran cuestión. Recogida selectiva acentuada, mayor concienciación ciudadana pueden ser parte de la solución. Pero no toda.
Existe preocupación ciudadana ante la posibilidad de que el Consell plantee como solución la construcción de una incineradora en Ca na Putxa lo que, en opinión de los vecinos, sería muy perjudicial para la zona y para todos los que viven en ella, y de forma extensiva, para todos los habitantes de la isla de Ibiza.
«El horizonte del 2027 nos devora ya. Se deben tomar de inmediato decisiones que afectarán a nuestro futuro y que deben partir de estudios minuciosos que permitan analizar cualitativa y cuantitativamente todas las alternativas posibles, teniendo en cuenta no sólo los aspectos ambientales, de salud pública y económicos, sino también los sociales. A ello habrá que dedicar el presupuesto adecuado y contar con consultorías e ingenierías especializadas en gestión de residuos», ha añadido Flor Dell'Agnolo Pérez, ambientóloga y colaboradora del proyecto.
«Esta es la necesidad, -ha añadido Flor Dell'Agnolo-, de crear una plataforma que exija, anime y colabore en la definición de las mejores soluciones para la gestión de los residuos en Ibiza».