El Club Nàutic Sant Antoni (CNSA) ha emitido un comunicado para «desmentir que haya realizado alguna gestión o tenga intenciones en el futuro de seguir creciendo en amarres». En este sentido, contestan a las afirmaciones que realizó Adolfo Utor, presidente de Baleària, en una entrevista concedida a Periódico de Ibiza y Formentera el fin de semana pasado. Según recordaron, Utor afirmó que la limitación actual al tráfico marítimo comercial en el puerto de Sant Antoni responde a «intereses locales y a los de un club náutico que quiere crecer».
Desde el Nàutic de Sant Antoni precisaron que presentaron públicamente en enero de 2020 una «nueva estrategia medioambiental, con ocho líneas de actuación, entre las que figuraba un crecimiento cero en amarres, al considerar que los 1.000 puntos de atraque de náutica deportiva que ya existen en la bahía –sumando también los de Ports IB–, son suficientes para atender la demanda actual». Ese mismo año, según recuerdan, tuvieron que volver a desmentir esa supuesta intención «cuando el delegado en las Pitiüses de la patronal de las navieras (APEAM), Rafael Cardona, acusó falsamente al CNSA de querer apropiarse del muelle comercial». En este sentido, el propio presidente del CNSA afirmó en noviembre de 2020 que «ni yo ni nadie del equipo directivo de Es Nàutic ha movido un dedo para convertir la zona de ferris en pantalanes; ni el club lo ha pedido nunca ni lo pedirá. Nuestro único sueño, tanto el mío como el de la Junta Directiva de Es Nàutic y los socios que lo aprobaron en asamblea por unanimidad, es recuperar la bahía para el pueblo. Soñamos con la reconversión de la bahía en un espacio exclusivamente turístico, recreativo, pesquero y deportivo. Un entorno seguro para bañistas y deportistas náuticos, libre de ferris y grandes buques con carga rodada, que conviva con la pesca artesanal, la náutica de recreo y el actual servicio de excursiones marítimas con golondrinas».
Acusan a Adolfo Utor
«Invitamos al presidente de Baleària o a cualquier otra persona a demostrar las supuestas intenciones expansivas de Es Nàutic, presentando pruebas de cualquier gestión que se hubiese podido realizar al respecto, actas de asambleas o cualquier otro documento, algo que resulta imposible porque la entidad jamás ha pretendido tal cosa», remarcan en el comunicado remitido a este periódico e instan a Adolfo Utor que rectifique sus palabras «en eras de la verdad y para evitar confundir a la ciudadanía. Los únicos intereses económicos en la zona de la estación marítima son los de las propias navieras, ya que nadie se está beneficiando por la ausencia de buques comerciales en la bahía, salvo el medio ambiente, los turistas que acuden a las playas, los vecinos, los niños y niñas que salen a diario con sus piraguas, optimist, laser, etcétera, pues han ganado en libertad y seguridad en su navegación, y la propia industria turística, que coincidiendo con la ausencia de ferris no solo no ha visto reducida su actividad, sino que se ha incrementado, como demuestran las cifras de ocupación hotelera de la temporada pasada y de 2019, año anterior a la pandemia, en que tampoco hubo ferris».
Reapertura del puerto
En la entrevista publicada en este periódico, el presidente de Baleària también afirmó que si se reabría el tráfico sin límite de esloras en el puerto portmanyí, su naviera «estaría dispuesta a poner una línea regular». Desde el Nàutic de Sant Antoni recordaron que «los primeros que eliminaron el tráfico regular del puerto de Sant Antoni, cuando aún no existían limitaciones de ningún tipo, fueron las propias navieras, que lo redujeron a la mínima expresión, convirtiéndolo en un puerto residual sin apenas servicio». Recordaron, además, que los plenos de los Ayuntamientos de Sant Josep y Sant Antoni votaron ambos en contra de que se mantuviera el tráfico de ferris regulares, a lo que se suma, según recordaron, «que colectivos sociales y empresariales tan importantes como, por ejemplo, la asociación de hoteleros de Sant Antoni y la bahía, se declararon en contra del regreso de buques comerciales».
Impacto ambiental
Desde el CNSA precisan que la entidad encargó a una consultora ambiental un estudio detallado del estado de los fondos de la bahía de Portmany y los resultados revelaron que el tráfico de buques regulares «contribuye de forma perniciosa al retroceso de la pradera de posidonia que oxigena y filtra las aguas de la bahía de Portmany y que ésta ha desaparecido en la zona de maniobras de los ferris. Por otro lado, en estas últimas temporadas, desde Es Nàutic hemos podido constatar una considerable mejoría en la transparencia y calidad de agua», según apuntan. También destacan que la no presencia de buques regulares en el puerto de Sant Antoni ha devuelto la seguridad a bañistas y deportistas náuticos ya que «los ferris incumplían sistemáticamente las velocidades máximas de aproximación a puerto, provocando accidentes en las orillas de las playas a ambos lados de la bahía e incluso vuelcos de pequeñas embarcaciones y piraguas ocupadas por niños, que ahora ya no se producen». Y añaden: «la eslora de estas embarcaciones, en todo caso, produce un desplazamiento de agua de tal magnitud, que, aunque se redujeran las velocidades de aproximación, no se evitaría la generación de esa ola».