Los residentes en Ibiza suelen hablar de ‘la calle de las farmacias' para referirse a la calle Aníbal y también a la calle Antoni Palau. Estas pertenecen al barrio de la Marina en Vila y a día de hoy cuenta con unas seis farmacias abiertas durante todo el año y casi una veintena de locales, algunos ya cerrados por el fin de temporada y otros aún con las puertas abiertas.
La calle Aníbal es una vía de sesenta 60 metros de punta a punta que colinda con la ya mencionada calle de Antoni Palau y con la de Pere Sala en sus extremos, con Comte de Roselló y Bisbe Cardona si miras en dirección al puerto de Ibiza y con las históricas murallas de Dalt Vila a su espalda.
Las opiniones de los vecinos son el ‘ying' y el ‘yang'. Eso sí, todos coinciden en que es una calle muy especial. Para Evelyn, dependienta de la óptica que está abierta todo el año solo hay palabras bonitas: «Yo estoy todo el año y para mí es muy bonita, muy mágica. Solo le faltaría alguna decoración al principio para que le de más ‘vidilla' como en esas calles antiguas que al poner cosas naturales quedan muy bonitas». Debido a esa conexión con Dalt Vila, esta calle te saca del minimalismo actual para trasladarte a otra época. Por eso, la sugerencia de Evelyn es «que pongan flores en los balcones».
Leticia también es dependienta y la ve «preciosa». Se refiere a ella como «un punto de encuentro entre la gente que viene de la plaza del Castillo y del mercado, tiene mucha luz» e indica que «parece muy emblemática y es un punto por el que todo el mundo tendría que pasar».
El Pereira
Alguien que sabe muy bien de antigüedad es Lorena, quien ha estudiado Historia del Arte y es dependienta de la joyería que hace esquina en esta calle. Como no podía ser de otra forma, ella muestra su alegría ya que frente a su rincón «están restaurando el Teatro Pereira y eso es una iniciativa muy positiva». Aunque reconoce que «la zona ha empeorado en el tema de la seguridad y los vecinos comentan que nunca ha habido tanta inseguridad como ahora» y lo lamenta ya que para ella «es una parte preciosa de Ibiza». Cristina también de un comercio, en su caso de ropa, coincide con Lorena en que «lo peor son los drogadictos y los robos que hay que estar con mil ojos», pero eso no empaña «lo demás», refiriéndose a la vida y el aspecto de la calle, que «es muy bonito». Ella, como todos los comerciantes, tiene la esperanza de que en invierno la calle siga con energía y abrirá su negocio hasta enero «a ver si lo activamos entre todos, que esta es la calle más bonita de Ibiza». Dice haber notado «las acciones que han hecho del Mercat Vell» que «son muy buenas porque traen gente y lo notamos».
Simone la conoce de sobra, ya que vive y trabaja por estas calles que «están siempre vivas», con una sonrisa indica que «es una buena calle, pasa siempre mucha gente y trabajamos un montón». Admite que «se vive muy bien aunque por las noches pasa gente bastante mala». Silvia Reyes tiene dos cosas para destacar: «Es muy movida, siempre hay personas y tenemos las principales cosas: tiendas y farmacias», la primera para encontrar caprichitos y la segunda necesidades, ya que ha indicado a este periódico que es diabética y que «gracias a Dios nunca me ha faltado medicina».
Como cuentan casi todos y asegura Rosa Marqués «la problemática número uno son los carteristas y los drogadictos», Martín dice que «en verano hay mucho ambiente y movimiento y a medida que llegan las navidades se vacia esto y solo queda esa gente».