La arquitecta Laura Roldán está convencida: en su programa Kyklos puede hallarse la solución a los problemas de suministro energético existentes en la isla. Esta joven «medio ibicenca», según ella misma reconoce, ha dedicado su Trabajo Fin de Grado a la arquitectura de Ibiza y en él aboga por el carácter sostenible de las construcciones locales, «siempre de la mano de la tradición» y «mejorando la esencia de la isla» en relación a distintos ámbitos.
‘Kyklos. El ciclo de la arquitectura ibicenca' es el título de este programa con el que Rollán busca «ayudar», mejorando la eficiencia energética de las construcciones en Ibiza. Al ser las nuevas edificaciones autosuficientes, el excedente podría aportarse a las redes generales de suministro y reducir así el consumo de energías no renovables.
«Al mismo tiempo se fomentaría el uso de energías sí renovables», afirma.
El estudio de Roldán incluye un estudio sobre el problema energético de Ibiza dividido en varios capítulos en relación a la situación actual de la isla o sobre cómo afecta la masiva llegada de visitantes en determinadas épocas del año. En uno de los apartados, detalla además recomendaciones a la hora de construir una vivienda puesto que la orientación y determinados detalles constructivos pueden incrementar la eficiencia energética de cualquier edificación.
«Ibiza cuenta con unas condiciones climatológicas y geográficas estupendas para aprovechar prácticamente al 100% las energías renovables y es la isla balear que menos las está usando», advierte.
En este sentido, recuerda cómo los payeses ya utilizaban materiales autóctonos para disfrutar de viviendas autosuficientes. Por tanto, Roldán defiende la importancia de recuperar la tradición e incluso impulsar determinadas prácticas utilizadas hasta no hace mucho por la gente local.
En clave positiva, destaca que todavía puede revertirse la situación implantando en las viviendas paneles fotovoltaicos y calderas de biomasa.
«En verano, cuando la isla triplica la población, es cuando pueden verse determinados estragos», comenta también en relación al consumo de las energías no renovables.
Según concluye, todavía la gente «está muy poco concienciada» puesto que, inicialmente, las inversiones son más caras, aunque con el tiempo se ahorra dinero. «Al cliente le interesa que la casa quede bonita y aún no le da tanta importancia a la eficiencia energética. Creo importante, en mi labor como arquitecta, fomentarlo porque se puede hacer», apostilla.
La arquitecta, en la introducción de su obra, asegura que con su trabajo propone una solución para ayudar a «liberar la presión que sufre la isla debido a los estragos del turismo masificado de los últimos años».
También destaca que su objetivo es desarrollar un modelo de vivienda unifamiliar que, manteniendo su esencia formal, integración paisajística y comportamiento bioclimático, mejore su habitabilidad y rendimiento energético de acuerdo con las necesidades y criterios actuales y que redunde en una mayor aportación de las energías renovables a la isla, aliviando al mismo tiempo la presión que acumula.
En sus conclusiones, Roldán reitera que, analíticamente, puede demostrarse que Kyklos es un programa que funciona y que responde a las necesidades de Ibiza.
Ejemplos
En su estudio, la arquitecta plantea distintos ejemplos para conseguir la eficiencia energética. En lo referente a los materiales de construcción, recomienda emplear aquellos autóctonos de la isla y, por tanto, de origen vegetal, intentando evitar así cualquier tipo de transporte o importación exterior.
En relación a la cal, utilizada en las construcciones tradicionales, destaca que es un material que se utiliza debido a su baja conductividad térmica, lo que significa que no transfiere el calor con tanta facilidad. Aunque su valor varía, esta baja conductividad térmica hace que sea un buen aislante y pueda usarse para evitar pérdidas de calor en edificios.