El Ayuntamiento de Santa Eulària ha denunciado este viernes a través de sus redes sociales cómo unos vándalos habían vuelto a atentar contra el patrimonio «con garabatos que lejos están muy de ser arte». En concreto, las pintadas aparecieron en el 'Camí de Cala Llonga' que da acceso al Puig de Missa. Los autores optaron por trazar sobre el muro de piedra palabras como 'Suka' o un mal escrito 'Portinaxt'.
Desde el Consistorio animaron a todos los vecinos a denunciar en caso de presenciar uno de estos actos vandálicos puesto que «el patrimonio es de todos».
Fuentes municipales aseguraron que «la Policía Local está poniendo todos los medios para atajar el problema», aunque no siempre resulta fácil sorprender 'in fraganti' a los autores puesto que son actos que no necesitan ni mucho tiempo ni demasiada preparación.
Además, destacaron los recursos humanos y de material que prácticamente a diario deben destinar para eliminar pintadas de este tipo.
El pasado mes de diciembre, desde el Consistorio ya solicitaron colaboración ciudadana para atajar la proliferación de estas lamentables acciones en zonas públicas, especialmente en elementos de tipo patrimonial ya que, además del problema estético que suponen, su limpieza puede poner en riesgo la integridad de diferentes bienes que se han podido conservar desde hace décadas o incluso siglos.
Según señalaron entonces, los 'graffitis' constituyen un menosprecio a la convivencia de todos los residentes, afean los espacios comunes, estropean elementos públicos y privados y provocan un gasto para las arcas municipales. De hecho, el Ayuntamiento tiene que destinar todos los años unos 10.000 euros extra y muchas horas de personal para realizar las reparaciones del mobiliario urbano. A esto habría que añadir los esfuerzos que deben hacer los propietarios privados, también afectados por este problema. En cualquier caso, el Consistorio explicó que la partida reservada para eliminar pintadas puede variar dependiendo del número de actos vandálicos registrados.
En relación a la limpieza de elementos patrimoniales o entornos de especial protección, fuentes municipales alertaron de que si se deben usar reactivos que eliminen la pintura, su composición puede tener efectos sobre el material de base, favoreciendo su daño.
El Ayuntamiento recordó que, según la Ordenanza de Convivencia Cívica, las pintadas constituyen una falta grave cuya sanción oscila entre los 751 y los 1.500 euros y contempla la obligación de reparar el daño o asumir el coste si ya se ha llevado a cabo. En determinados casos, la sanción puede ser sustituida por trabajos comunitarios y, en relación a los menores de 16 años, se recuerda que los responsables legales son los padres o tutores legales.