Según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud, el problema estructural de vivienda hace que España tenga una de las edades medias de emancipación más altas de Europa, a los 30,3 años. Aún así para los ibicencos de esta edad labrarse una vida cada vez es más complejo. Cuestiones como formar una familia, mantener un trabajo tras aprobar las oposiciones o vivir en condiciones de habitabilidad son situaciones cada vez es más difíciles de alcanzar.
Caravana
Mariana Gómez vive en una caravana. Llegó a la isla desde Colombia para trabajar en la temporada de verano en un hotel. En ese momento, conoció a un ibicenco que hoy es su marido, lo que le impulsó a quedarse. «Empezamos a buscar vivienda para empezar nuestra vida pero fue una locura ver que lo que pedían es imposible de pagar con nuestro sueldo. Empezamos a pasar por este aparcamiento y nos dio curiosidad; entonces comenzamos a mirar lo que costaba una caravana de segunda mano y fue la única opción que vimos para quedarnos aquí, lo digo desde ya: las personas que estamos aquí no es por gusto, vivir así conlleva que a veces tengas depresión, que te veas frustrado, que te sientas incómoda… y no quiero ser desagradecida porque a unos metros hay gente durmiendo que no tiene ni eso.
Aquí hay muchas personas que trabaja en supermercados, en hostelería, en los hospitales, bomberos, que la única opción que tuvieron y tenemos es vivir así». «La pregunta que nos hacemos es que en unos años qué van a hacer cuando no encuentren personal, porque en Ibiza ya empieza a crecer esa fama de que aquí no puedes vivir. La isla es divina y a mí me atrapó pero es imposible cuando no equivale lo que ganas a lo que piden por un alquiler. Para mí es abusivo; las personas que tienen su propiedad bendecidos sean, pero siento que algunas abusan de eso», explica esta joven, quien afirma que están «tratando de tener una vida digna porque también la merecemos, y me pregunto dónde están los entes de control porque al final necesitan también de nosotros para cubrir el trabajo, que aquí vienen los turistas a pasar las vacaciones, pero no se preguntan quién los atiende a ellos cuando necesitan acudir a un centro sanitario y los atiende ese enfermero que está viviendo malamente en una caravana, igual que cuando duermen en el hotel o cuando van a un bar».
Ellos optaron por quedarse aquí porque tienen un trabajo estable, que en verano se incrementa, y porque uno de ellos, que prefiere no revelar su identidad, nació en esta isla: «Yo soy de la isla y aquí antiguamente se vivía de lujo, luego se vivía bien, y esto ha ido pasando de peor a vergonzoso, esto de que una habitación te la alquilen por 1.000 euros y no puedas ni vivir bien». Él se crió en una vivienda convencional que sus padres construyeron en la isla y ahora se encuentra, como él dice, en una caja de plástico: «Yo pasé de vivir con mi familia bien, bajo un techo, sin pasar frío, que tenía mi aire acondicionado, mi televisor… a estar en una caravana y tener que ducharme con garrafas de agua, taparme con tres y cuatro mantas en las noches gélidas».
Su solución a esta situación de desamparo es lo que les llevará a emigrar a Latinoamérica: «Estamos tratando de sobrellevar una vida normal y de estar aquí todo lo que podamos pero estamos planteándonos muy seriamente hacer la temporada de aquí y emigrar a Colombia el resto del año, donde nos podremos comprar una casa con terreno y tener una vida digna para poder tener un baño, una tele y un sofá».
Docencia
Un profesor de un centro de secundaria de Ibiza, que prefiere no revelar su identidad, tiene una plaza fija hace un año y con 34 años sopesa irse de la isla por no poder independizarse de casa de sus padres: «Básicamente, mi situación es que siendo funcionario no puedo permitirme algo para vivir porque lo que yo he encontrado son viviendas por 1.300 o 1.500 euros y son casas de 50 o 65 metros cuadrados, con gastos aparte; a veces tienes que pagar hasta el mes de agencia, aunque ya no sea legal. Con ese dinero estría trabajando para pagar el alquiler, porque un profesor fijo dependiendo del IRPF, cobra entre 1900 y 2300 euros, entonces destinaría un 75% de mi sueldo en pagar el alquiler. Si no me hubiesen dado la plaza yo no estaría aquí porque no es viable y conozco mucha gente cercana que ya se ha ido. Es que con lo que gana un profesor en otro lugar de España vives y no estoy pidiendo viajar todos los fines de semana sino vivir, llegar a mi casa tranquilo y poder descansar, no estar pensando si llego a fin de mes. Empecé dar clases de repaso para intentar acceder a algo, pero un ejemplo de esta locura es que fui a ver un apartamento y le pregunté al propietario si me podía rebajar 100 euros el alquiler e instantáneamente me dijo que no, como si le hubiese dicho algo muy grave».
Él se siente atrapado en su puesto de trabajo y su objetivo es que pase el tiempo para poder marcharse a otro lugar: «Tengo que aguantar tres años porque me he sacado la plaza aquí, pero estoy porque me obligan básicamente. Luego pediré el traslado y me pienso ir a otro sitio». En las aulas también afecta esta situación: «A los alumnos les toca tener mucha variabilidad en profesores porque muchos vienen de Mallorca o de Menorca y se van o no terminan estando a gusto, lo que al final se traslada a ellos». Él no se hubiera imaginado volver a casa de sus padres: «Me costó mucho volver a adaptarme a esa situación, la verdad es que me siento un poco frustrado e intento tener el tiempo ocupado para no pensar en esto».
Familias
Isabel Pérez, de 41 años, está en Ibiza desde el 2018. Hoy en día vive con su hijo de tres años y su marido en casa de sus suegros: «Hace un año vivíamos en Sant Antoni pero la dueña del piso tuvo que venderlo por circunstancias y, por desgracia, tuvimos que irnos a casa de mis suegros ya que nos veíamos en la calle porque no podíamos pagar un alquiler, criar a un niño y pagar con dos sueldos fijos, con los que cobramos más del salario mínimo porque aquí se cobra un poco más, pero aún así no nos alcanza para poder tener un piso para convivir y comer, gracias a Dios están mis suegros, pero nosotros queremos una independencia, no tener que hacer las maletas como mucha gente porque aquí con dos sueldos no puedo darle una educación a mi hijo en un futuro, porque no nos da», según concluye.