Cola en la carretera del aeropuerto de Ibiza en dirección a Vila. Una escena típica de cualquier día de la temporada en la mayor de las Pitiusas que se vio interrumpida por un par de ladrones que, circulando en moto, aprovecharon la caravana para bajarse y arrancarle el reloj al conductor que tenían delante.
Los dos hombres que circulaban en moto se dieron cuenta de que la persona que iba en coche delante de ellos portaba un reloj caro. Al percatarse de ello comenzaron a acercarse cada vez más al coche y, en un momento dado, la moto se pone en paralelo al coche, uno de ellos se baja, forcejea con el conductor del vehículo y acaba quitándole el reloj. Rápidamente, se vuelve a subir a la moto, dan media vuelta y se marchan en dirección contraria.
Atónito por lo que acaba de pasar, el conductor del coche no se queda tranquilo y decide darse la vuelta para perseguirles.
La escena fue captada por un taxi que circulaba en dirección a Vila y que alucinó con lo que acababa de ocurrir.
Ese reloj esa misma noche saldría hacia Nápoles o Sicilia, y de allí al mercado ruso o chino.