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«Sería importante ubicar la cuarta desaladora en Sant Josep porque se consume mucha agua»

El gerente de Abaqua, Emeterio Moles, analiza la gestión hídrica de la entidad durante estos meses

El gerente de Abaqua, Emeterio Moles, minutos antes de la entrevista con Periódico de Ibiza y Formentera. | Arguiñe Escandón

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Emeterio Moles (Granada, 1967) es el gerente de la Agencia Balear del Agua (Abaqua) desde hace casi un año. Desde entonces se ha enfrentado a varios retos en Ibiza: desde el funcionamiento tan deficiente de la vieja depuradora de Ibiza, que provoca reiterados vertidos de aguas fecales, hasta los problemas de abastecimiento y desalación del agua en la isla. Aunque reconoce que se «mueve mal entre los medios» este hombre es un claro ejemplo de sensatez a la hora de hablar sobre los proyectos que Abaqua tiene sobre la mesa. Sin ir más lejos, su prudencia le obliga a ser cauto con los plazos de ejecución de la nueva desaladora en Ibiza y su ubicación. No obstante, sí que adelanta que durante esta legislatura se hará todo lo posible desde Abaqua y la Conselleria del Mar y del Ciclo del Agua para desarrollar una buena gestión de los recursos hídricos en toda Baleares.

—Dentro de pocos meses se cumple un año de su nombramiento como gerente de la Agencia Balear del Agua, ¿qué balance hace?
—Para mí este nombramiento fue una sorpresa porque no vengo del mundo de la política y cuando me llamó el conseller del Mar y del Ciclo del Agua para gestionar las infraestructuras hidráulicas de abastecimiento y saneamiento de Baleares no me lo esperaba. Es verdad que siempre había estado ligado a los servicios públicos relacionados con los recursos hidráulicos y la gestión de los residuos, pero este cargo era diferente. Antes de ser gerente de Abaqua pensaba que la Administración Autonómica estaba muy lejos de la gestión local, pero ahora entiendo muchas situaciones y, desde que estoy dentro del marco autonómico, puedo trabajar para reconducir aquello que no estaba bien. Es cierto que en sólo cuatro años no puedes cambiar grandes cosas, pero intentas mejorar lo que tenemos en el horizonte: cuatro islas diferentes con sus circunstancias, pero con muchas similitudes en varios aspectos.

—De todas las islas de Baleares, ¿qué isla vive la situación más dramática en materia de reserva hidráulica?
—La verdad es que Ibiza ahora mismo está muy necesitada de aportaciones hídricas porque los recursos subterráneos en esta isla no se recuperan; los índices de reserva de agua van para atrás. En invierno las desaladoras de Ibiza funcionan con un índice de producción muy importante y en verano se explotan al máximo hasta finales de octubre.

—¿Diría que la cuarta desaladora que contempla el Govern balear es esencial para Ibiza?
—Primero hay que tener en cuenta varias cuestiones. Es cierto que en Ibiza hace falta una cuarta desaladora, sin embargo, antes tenemos que tener claro varios aspectos, como la capacidad de producción total de metros cúbicos al día o la futura ubicación, ya que hay que hacer también estudios alternativos.

—Se prevé que esta cuarta desaladora se construya en el municipio de Sant Josep.
—Sí. Es cierto que esta ubicación puede tener su lógica porque lo más razonables es producir el agua donde más se consume para evitar hacer grandes trasvases de agua. Actualmente tenemos tres desalinizadoras en Ibiza; una en Santa Eulària, otra en Sant Antoni y otra desaladora en Ibiza, pero ahora mismo se está haciendo un gran trasvase de agua desalada a Sant Josep. Durante este trasvase se consume mucha energía; por eso es esencial ubicarla en el sitio donde está la demanda.

—Entonces… ¿es necesaria esta planta en la isla para poder cubrir las necesidades actuales de agua?
—Sí, es necesaria. Es más, los alcaldes de todos los ayuntamientos de la isla han dirigido un escrito a la Conselleria del Ciclo del Agua de Baleares solicitando más agua desalada. Hay que señalar que en todos los convenios que firma Abaqua con los consistorios se reclama más agua de la que ahora mismo podemos dar porque cada vez hay menos agua disponible. Incluso encargamos un estudio a la UIB para poder tener una visión más objetiva y menos técnica de la situación; este estudio también determinó que existe la necesidad de aportar más recursos no convencionales como son las desaladoras porque las plantas tienen que tener redundancia en la red de suministro, especialmente en caso de avería. Ahora mismo sería un drama sufrir una avería en una de las tuberías de interconexión porque en Ibiza sólo tenemos como recurso no convencional las desaladoras.

—¿De qué manera se está intentando disponer de más recursos convencionales como las reservas de aguas subterráneas para compensar la falta de agua desalada?
—Hemos puesto en marcha un ensayo de investigación en Santa Eulària donde tenemos evidencias de que el agua que llega a un acuífero cautivo, encerrado entre dos capas de confinamiento, no se dirige hacia el mar. Nuestro objetivo es poder almacenar en invierno agua desalada en este acuífero para después extraerla en verano; almacenar este líquido sería un recurso convencional muy importante porque sería como tener una planta desalinizadora más en verano o una capacidad extra.

—¿Cómo está en la isla actualmente la reserva hidráulica?

—Ahora mismo de reservas hidráulicas tenemos un 37 % porque, aunque las plantas se explotan todo el año, las reservas siguen continuamente bajando. Tenemos que poner más recursos suplementarios a disposición; uno para cubrir la demanda y otro para que los acuíferos se recuperen. En el momento en el que los acuíferos empiecen a recuperarse será el momento de poner en marcha la cuarta desaladora, que será un medio extraordinario para disponer de más capacidad de producción. Es más, nadie cuestionaría tener este recurso y utilizarlo en un momento de sequía excepcional; ahora mismo la sequía se puede atender porque está vinculada a los cambios cíclicos. Un experto dijo que una desoladora es como un Parque de Bomberos: ‘está bien tenerla, pero sería mejor no necesitar ponerla en marcha'.

—¿Cuánto tiempo se tardaría en poner en funcionamiento esta nueva instalación?
—Poner en marcha este tipo de infraestructuras conlleva muchos años. Esta cuarta desaladora puede tardar ocho años en construirse porque las autorizaciones ambientales y las licencias para construir son trámites largos. También tenemos que disponer de los fondos, aunque es verdad que existen nuevas fórmulas de financiación de infraestructuras pública, sin embargo, también sería un proceso largo. Una vez tengamos todos los permisos y licencias, llegan las alegaciones y todas las cuestiones que se escapan al proyecto. Además, este proyecto tiene que pasar todos los filtros de la Conselleria y también pasar por otros organismos como la Demarcación de Costas; todo este proceso se va acumulando en el tiempo.

—Y a corto plazo, ¿qué objetivos tiene Abaqua?
—A día de hoy podemos contar con el resultado que pueda dar el ensayo de infiltración en el acuífero y también con la ampliación de la desoladora de Santa Eulària. En este municipio estamos terminando el nuevo emisario de fondo y, muy pronto, vamos a retirar el viejo. Me hace más ilusión retirar el antiguo que disponer del nuevo. También tenemos que retirar el viejo emisario de la depuradora de Vila, en la playa Talamanca; es una obra que tenemos adjudicada para hacerla después del verano. Durante estos meses se tienen que tramitar muchas autorizaciones desde Capitanía Marítima.

—¿En cuánto se aumentará la capacidad tras la ampliación del depósito de la desaladora de Santa Eulària?
—Se aumentará el depósito en 5.000 metros cúbicos que se suman a los 10.000 que dispone actualmente la instalación, llegando así a su capacidad de producción y almacenamiento diario de 15.000 metros cúbicos. Este proyecto se encargó en el primer Consejo de Administración de Abaqua en esta nueva era y la cuantificación de los costes se estableció entre ocho y 12 millones de euros, ya que estas inversiones son muy cuantiosas. Cuando tengamos todas las autorizaciones se sacará a concurso público con sus trámites y plazos; con un poco de suerte se podrá ampliar antes del verano de 2025.

—El Govern también contempla la opción de que la cuarta desaladora se pueda ubicar en el solar de la antigua depuradora de Ibiza.
—Sólo nos serviría los terrenos, en ningún caso la estructura de la antigua depuradora de Vila. Este solar reúne los requisitos para albergar instalaciones hidráulicas de este tipo, ya que cuenta con la instalación eléctrica y con una serie de infraestructuras que pueden facilitar la construcción, aunque esta estación no estaría cerca de Sant Josep, que es el municipio que más agua desalada necesita. El problema es que no hay cerca unas instalaciones de suministro eléctrico que tengan potencia; sí hay una subestación eléctrica en Sant Jordi cerca de la central de GESA, pero lo que estamos buscando es no tener que hacer obras kilométricas para llevar toda esa energía y afectar lo menos posible a los vecinos. Este solar ya tiene una afectación, sin embargo, los efectos de esta cuarta desaladora serán mucho menores que los provocados por la vieja depuradora. Por lo tanto, esta ubicación es una de las ideas que barajamos desde Abaqua, aunque es verdad que el Ayuntamiento de Sant Josep también ha puesto a disposición un terreno que todavía no se ha evaluado, pero habrá que analizar también otros solares.

—¿Sant Josep es uno de los municipios que más agua consume?
—Sant Josep consume casi tanto como Ibiza porque es un municipio que empieza en Cala de Bou y termina en Platja d'en Bossa. Tiene dos núcleos muy importantes, además del núcleo turístico. Ahora mismo es una localidad que tiene mucha necesidad de recursos hídricos. Por eso es importante ubicar la desaladora en este municipio, ya que hay que intentar producir, depurar y reutilizar donde más se consume.

—Esta localidad lleva tiempo padeciendo problemas de abastecimiento, especialmente en la zona de sa Caleta.
—En sa Caleta decidieron suministrar en invierno agua desalada a los vecinos, que es cuando hay disponibilidad y las plantas todavía tienen capacidad extra de producción, pero en verano esta posibilidad disminuye debido a los pocos recursos hídricos. En Sant Jordi se estuvo desalando agua de pozos para suministrar a la población, pero generó un rechazo de agua en el proceso de desalinización: el problema de la salmuera. La situación que vive sa Caleta tiene mucha historia con trasfondo político. Les dijeron que en invierno tendrían agua buena y en verano recibirían agua de pozo, y mi experiencia me dice que la gente primero quiere agua, luego la quiere con presión sin utilizar una bomba y luego la quiere buena; cuando tienes estos tres pilares la quieres barata. Hay mucha historia detrás.

—El consumo de agua desalada en Ibiza alcanzó otro récord el año pasado con más de 12 hectómetros cúbicos.
—Sí. Las previsiones consisten en que las plantas produzcan al 100 % de su capacidad porque los ayuntamientos nos piden siempre más agua desalada. El problema llega con el momento crítico de estos cinco meses de temporada en los que se concentra el consumo y las desaladoras, con 44.000 metros cúbicos, dan lo que dan; no te quedan recursos cuando llega tanta demanda y estas peticiones por parte de los ayuntamientos porque hay una capacidad de producción que es limitada.

—¿Están preocupados los ayuntamientos?
—Hicimos una reunión conjunta con todos los ayuntamientos en la que los concejales de Medio Ambiente con sus técnicos municipales solicitaron que les gustaría tener una capacidad extra para atender cualquier incidencia como, por ejemplo, una rotura de envergadura o cualquier parada de planta por la avería en los pozos; estamos muy justos por esta deficiente capacidad. Es cierto que en la declaración de obra hidráulica de interés general conforme a la Ley de presupuestos se incluyó habilitar un depósito central en Ibiza para almacenar el agua de producción de un día de todas las desaladoras de la isla para poder cubrir cualquier incidente.

—¿En qué consiste este depósito central?
—Es como una desaladora y consiste en una infraestructura que necesita un terreno de 25.000 metros cuadrados, pero hace falta buscar este solar y disponer de los fondos. De momento tenemos un presupuesto para los proyectos hidráulicos bastante ambicioso.

—Y desde Abaqua, ¿cómo piensan solucionar las inundaciones de residuos fecales en Ibiza cada vez que llueve?
—Este problema lo tenemos en todas las islas de Baleares cada vez que llueve. Ten en cuenta que Abaqua gestiona 80 depuradoras y en la mayoría de ellas es la incidencia más grande que tenemos a la hora de depurar los caudales. Aunque entres en Ibiza y en la calle nueva de Isidor Macabich se haya hecho una separación de pluviales, puede ser que la calle separe dichas pluviales, pero en todos los edificios, terrazas, patios interiores esas pluviales estaban conectadas al saneamiento y siguen conectadas. Es por eso que cuando vienen estas lluvias intensas no hay tanque de tormentas que pueda contener estas lluvias.

—¿Y en qué punto se encuentra actualmente la red de saneamiento de Formentera?
—Formentera es quizá la isla de Baleares que más te puede llamar la atención porque es una isla que tiene resuelto el suministro urbano gracias a su desoladora, ya que la reserva de almacenamiento de agua abastece a toda la población. Además, Formentera tiene una línea de reserva de agua por si falla la primera. También se va a reformar íntegramente su depuradora y tenemos un proyecto en marcha para construir un depósito de agua nuevo y renovar sus estaciones de bombeo de aguas residuales. Sin duda, la situación de Formentera es la menos compleja porque, como decía, la planta desaladora tiene una capacidad de producción que abarca todo el abastecimiento urbano.

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