«Tenía pensado cerrar a finales de año y hacer una buena fiesta de despedida», explicaba Sebastián Badía a Periódico de Ibiza y Formentera mientras le arreglaba el pelo a Rosa, quien se convertiría, tras «más de 30 años arreglándome el pelo aquí», en su última clienta este viernes por la tarde.
«La vida me ha dado otra oportunidad y la quiero para mí», seguía explicando el veterano peluquero respecto al «susto» que sufrió hace unas semanas y que le han llevado a tomar la decisión de retirarse definitivamente a sus 70 años y tras 32 en su peluquería de la calle Juan de Austria del municipio de Ibiza.
Sebas no ocultaba su tristeza a la hora de cerrar esta larga etapa de su vida. «No sé ni cómo me queda líquido para sudar con la cantidad de lágrimas que he derramado», confesaba a este rotativo mientras reconocía que «por lo menos cierro habiéndome hecho rico; no millonario, pero con la riqueza de las grandes amistades que he cultivado en la peluquería».
Una peluquería que puso en marcha en 1992, poco tiempo después de volver de su Málaga natal, donde superó otro «percance de la vida».
Más que familia
«Juanra, Iker, Jose, Lorena, Merche, Manuela, Santi, María...». Sebastián trataba de recordar a todas las personas que han trabajado con él en su peluquería con los que «siempre me he llevado bien y les estoy agradecido por todo».
Sin embargo, entre todos quienes han trabajado codo con codo con Sebastián, el peluquero no tiene ninguna duda a la hora de destacar a Estefi y José Ángel, a quienes define como «más que familia».
«La primera vez que Sebas me cortó el pelo yo tenía 17 años», recordaba José Ángel, quien explicó que «desde ese momento me di cuenta de que se trataba de una persona excepcional a la que quería conocer». «Desde entonces se ha convertido en una especie de hermano mayor para mí; casi podría decir como un padre», aseguraba José Ángel, que trabajó junto a Sebastián durante «seis o siete años».
Pese a haber terminado la relación laboral, la amistad sigue indestructible y José Ángel reconocía que «echaré mucho de menos las reuniones en la peluquería a finales de la tarde con toda la familia; son irrepetibles», mientras reconocía que «aunque me de pena, ya le toca poder descansar. Se lo ha ganado con creces».
Otro de los «pilares» de la vida de Sebastián es Estefi. «Es más que familia; cuando he estado enfermo se ha preocupado y ocupado de mí como nadie», explicaba Sebastián emocionado.
«La primera vez que vine a que Sebas me cortara el pelo yo tenía 16 años y me enamoré él como persona y del oficio de peluquera», explicó Estefi, que asegura que «desde ese momento tuve claro que quería estudiar peluquería y trabajar con él».
Así fue. Estefi estudió peluquería y «nada más terminar me presenté en la peluquería, le dije que ya había estudiado y me puse a trabajar con él».
Estefi define su relación laboral con Sebas como «un ahora sí, ahora no, ahora vengo y ahora me voy: como un amor de los de verdad».
Más que una peluquería
«La peluquería es mi carro de combate», declaraba Sebastián en una entrevista para Periódico de Ibiza y Formentera hace un par de años. Sebastián se refería a «los millones de conversaciones de todo tipo que he tenido a diario con los clientes». Pero también se refería a su implicación en proyectos solidarios como los desfiles por el VIH que estuvo organizando durante años desde la peluquería. «Era una época en la que había mucha ignorancia respecto al VIH. De hecho, entonces hubo gente que dejó de hablarme». Pero la solidaridad de Sebastián viajó más allá de Ibiza con, por ejemplo, una larga colaboración en Nepal.