La llegada de pateras a las islas de Ibiza y Formentera en los últimos meses está viviendo su máximo histórico. Y si bien antes la mayoría de los que se lanzaban al mar eran mayoritariamente varones ya en edad adulta, cada vez son más los menores no acompañados que llegan a las Pitiusas. Y, una vez aquí, pasan a ser competencia del Consell d’Eivissa -los que llegan a Formentera son directamente enviados a Ibiza-, y entran en el círculo de asistencia social que amenaza con colapsar por la situación actual de llegadas masivas.
Es difícil saber exactamente en cifras cuantos menores no acompañados se encuentran en este momento dentro del círculo de asistencia del Consell d’Eivissa porque «esta va cambiando día a día, entre los que pueden entrar nuevos y los que van saliendo». Esto es lo que explica Carolina Escandell, consellera de Bienestar Social de la máxima institución insular de Ibiza, quien mostró su preocupación ante la actual situación.
«El fenómeno de las pateras antes era algo puntual. Sin embargo, a partir de 2018 fue in crescendo, y empezó a dar indicios de que era una ruta migratoria. Ahora, en cuestión de unos días, llega una patera con 60 personas, otra con 100 personas. Y de esas, un 20% o 30% son menores no acompañados. Esto no hay servicio que lo sostenga y no hay manera de hacer previsión», explica Escandell. Escandell afirmó que cuando nació la Ley del Menor de Baleares la casuística era muy diferente a la que se vive actualmente. En ese momento se planteaba los casos de llegadas puntuales de menores no acompañados, y no masivas, como sucede a día de hoy.
Sobre la posibilidad de habilitar un nuevo espacio para atender a la llegada de los nuevos menores migrantes, Escandell respondió este jueves que «no se trata de crear un macro espacio de acogida para albergar menores. No estamos hablando de paquetes sino de personas». Añadió, además, que cada uno de ellos llega con unos requerimientos y unas necesidades muy diferentes y que las vías de trabajo para cada uno de ellos «deben estudiarse de manera individual».
Falta de personal
El gran problema, bajo la visión de la consellera de Bienestar Social, no se trata de espacios «que siempre se pueden llegar a encontrar» sino la falta de profesionales en todos los servicios sociales. Hay una falta de profesionales en todos los servicios sociales que repercute en la atención. Por ello, considera que es necesario «más recursos económicos, flexibilización en la contratación de personal, flexibilización en la contratación de espacios y revisión en el tema de las competencias». «Estamos poniendo una tirita sobre una herida infectada y no se nos dan los antibióticos para curar esta herida infectada», apuntó a modo de ejemplo. De esta manera tan metafórica definió Escandell la falta de financiación para abordar el tratamiento de los menores no acompañados que llegan a las Pitiusas, que hacen muy difícil el trabajo por parte de las instituciones.
En el centro de Pare Morey, en Sa Coma, ya hay más migrantes menores no acompañados que los del «circuito tradicional». Ahí, cada caso es estudiado según sus necesidades. Muchos de ellos llegan sin alfabetización y con muchas dificultades idiomáticas. «Hasta que no te acercas a la realidad del día a día es difícil ser consciente de la realidad», concluyó Escandell.