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«Hemos perdido la ocasión de impulsar la primera biblioteca vegetal del mundo debido a la burocracia»

El empresario Eduardo Mayol detalla en ‘Bona Nit Pitiüses Entrevistes’ de TEF cómo creó Bibo Park y toda la oferta que existe en este gran parque biotecnológico

Eduardo Mayol, minutos antes del inicio del programa.

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El empresario Eduardo Mayol ha sido el primer invitado de esta temporada en Bona nit Pitiüses Entrevistes, conducido por Agustín Prades.

—Seguro que nos contará cosas muy interesantes sobre su vida profesional y personal.
—Con dos años me trajeron a Ibiza porque mi padre era piloto militar y, aunque podía ir a Mallorca, al final nos quedamos aquí toda la vida.

—Es un enamorado de Ibiza, se puede decir.
—Él sí. Yo soy ibicenco.

—¿Cómo comenzó su trayectoria profesional?
—No siempre he sido empresario, sino que tuve otras faenas. Empecé en Aviación Civil, en el aeropuerto de Ibiza, donde estuve 12 años, aunque me gustaba el mundo de la empresa y me hice consignatario de buques. Tuve una naviera y, ligando una cosa con otra, he terminado con Bibo Park.

—¿Cómo se le ocurrió este proyecto?. National Geographic lo ha considerado el mejor bioparque de Europa.
—Hace mucho tiempo, la verdad. Hemos tenido negocios en Canarias, concretamente de submarinos turísticos, y me enamoré de Lanzarote. Cada vez que iba, visitaba el Jardín del Cactus, así que decidí hacer algo parecido en Ibiza y hemos terminado con lo que tenemos ahora. Contamos con una finca con tres entidades registrales, aunque en rústico no se puede tener actividad y ha sido un problema durante 20 años no poder comenzar a trabajar en serio. Teníamos que lograr un interés general para iniciar la actividad y ahora la finca que la ha conseguido son 12.000 metros, aunque las tres entidades unidas superan los 40.000 y, si nos dejan, pensamos desarrollarlos poco a poco.

—¿Tuvo claro el nombre desde el principio?
—El nombre de Ibiza Botánico Biotecnológico lo teníamos desde el principio, pero nos encontrábamos con una dificultad porque los cruceros que llegaban igual venían del Botánico de otro lugar. Por eso, decidimos cambiar el nombre para hacerlo más comercial: Bibo Park.

—¿Cómo consiguió hacerse con todas las plantas que pueden allí encontrarse?
—Ha sido un proceso de más de 20 años y tuve la suerte de rodearme de gente que vale mucho. En Ibiza, además de tener un comité científico excepcional, tenemos a gente como Bartolo Planas, que nos ha ayudado desde el inicio, o Lorenzo Llorens de la UIB, entre otros. Les hicimos el planteamiento y empezaron a recolectar las semillas.

—¿Se podría decir que es un reservorio de plantas?
—Yo creo que sí, como un santuario. Hay varias plantas que ya no se encuentran fuera. Tenemos plantas en peligro de extinción y otras que han desaparecido en Ibiza y Formentera. Además, hay alguna planta que es un endemismo extremo porque sólo nace en las Margalides. Todo, además, lo combinamos con tecnología de vanguardia.

—¿Usted habla con las plantas?
—A veces me pican. Yo creo que sienten. Hace años se han hecho pruebas y han marcado que las plantas sienten cosas.

—Ustedes realizan excursiones que combinan naturaleza y un espectáculo de luz. ¿Cómo surgió?
—Es el quinto año que funcionamos y sabemos que en julio y agosto, con el calor, venía menos gente, así que ideamos algo para la noche. Hemos creado un espectáculo que la gente agradece y ha quedado muy bonito. Estamos pensando en otoño en seguir algunos días. Después de la visita, hay también observaciones astronómicas. Tenemos un planetario y, cuando se acaba el recorrido, comienza ese espectáculo. Contamos además con Rubén, un gran divulgador y presidente de los planetarios de España y es un enamorado de los astros. Es un entusiasta de su trabajo.

—Usted dice que las plantas, cuando tienen sed, piden agua. ¿Es cierto?
—Estamos experimentando en una serie de jardineras donde hay un captador de energía. Así, surgió un sistema de riego, además del clásico, formado por electroválvulas y, cuando la planta necesita agua, se activa este sistema. Estamos experimentando. La planta tiene sed, pero el aparato no suelta agua. Se conecta vía Wifi al satélite y, si se prevé tormenta o lluvia, no suelta agua. Espera. El mundo vegetal tiene muchas posibilidades. Tenemos unas 35.000 plantas y 160 especies, pero vamos aumentando. Ayer nos trajeron un ejemplar de la planta más longeva del mundo con más de 2.000 años que se encuentra en el desierto de Namibia. Por ello, es un reto porque necesitamos viveros y otras cosas, por lo que, no pedimos nada a la Administración, pero sí que no nos ponga pegas. Necesitamos poder ocupar espacios que son nuestros.

—Usted mirará al cielo todos los días.
—Siempre y, hablando de la situación, no es que por la falta de lluvias haya menos abejas, también hay menos insectos. Además, tenemos demasiadas serpientes. Desde que empezamos, estamos en contacto con Antònia Maria Cirer, nuestra asesora, y hemos notado que ahora apenas se ven lagartijas.

—Tendrán muy controlado el tema del agua.
—Ahora la que usamos es de un pozo; reutilizamos agua y contamos con máquinas de agua atmosférica que captan la humedad y, a través de un filtro, genera agua de mineralización baja, muy baja. Es agua del cielo de Ibiza. Además, la máquina funciona con placas y hemos colocado también una máquina para envasar esta agua del cielo de Ibiza en latas de aluminio. Estamos esperando el registro sanitario para venderla.

—Hay además un piano, un teclado, muy especial, vegetal.
—Con un científico que está con nosotros desde 2018, Pablo, comentamos la idea de hacer algo más especial y salió esto, un piano que tocas la planta y sale una nota. La planta actúa como una antena biológica. Puedes tocar el piano perfectamente e incluso ha habido coros que han actuado allí.

—¿Qué proyectos tienen para la isla de Ibiza?
—Estamos desarrollando este turismo ecológico de los astros, darlo a conocer más. Necesitamos que la Administración nos facilite las cosas porque, al tener el interés general, hasta desarrollar un proyecto pueden pasar dos o tres años. De hecho, hemos perdido la ocasión de impulsar la primera biblioteca vegetal del mundo debido a la burocracia. Era una gran cúpula y tú tocabas una planta y te decía cómo regarla o cuidarla.

—¿Se promociona lo suficiente un proyecto como Bibo Park?
—Hacemos lo que podemos, pero somos modestos y no podemos abarcar todo. No estamos en contra de discotecas o ‘beach clubs’, pero queremos que se conozca la otra Ibiza y estaríamos encantados de poder mostrarla a más gente, pero no podemos llegar a más sitios.

—¿Qué sintieron con el reconocimiento de National Geographic?
—Nos hicimos más grandes. Es una maravilla.

—En Mallorca es posible que abran un proyecto similar.
—Es una iniciativa ambiciosa y no sé hasta dónde llegaremos. Hemos adquirido el Observatorio Astronómico de Mallorca que ha realizado mucho trabajo. En asteroides registró más de 5.000 escritos y su equipo científico era buenísimo, aunque falló en el tema comercial. Lo adquirimos y hemos hecho una gran inversión. Hemos hecho un acuerdo y el equipo seguirá trabajando unos cinco años y nosotros, mientras, haremos nuestra parte. El alcalde de Costitx está encantado y nos ha ofrecido incluso unas excavaciones talayóticas anexas para incorporarlas.

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