La situación hídrica de Ibiza no pinta bien. Los acuíferos de agua dulce están ahora mismo a un 37% de su capacidad, un 10% menos que en 2023, y, si no hay una intervención urgente, la situación el próximo verano puede ir más allá de lo difícil. Así lo advirtieron este jueves el conseller balear del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, y el presidente del Consell, Vicent Marí. Este último fue especialmente contundente en su alerta: «Es una cuestión grave, importante y que requiere de la constante implicación y coordinación de todas las administraciones».
Situación «difícil»
Vicent Marí ha asegurado que la situación es «difícil» y mostró su preocupación por la evolución que pueda tener porque de ello depende el que en los próximos meses deban o no dictarse restricciones al consumo. «Lo importante es la coordinación de todos los esfuerzos para que los acuíferos se recuperen y garantizar el suministro humano de agua», explicó el presidente, «y también para que la agricultura pueda hacer uso para poder mantenerse».
Ante esta situación, el Govern, el Consell y los ayuntamientos de Ibiza firmaron un protocolo de actuaciones que, según señaló Vicent Marí, se llevarán a cabo a corto, medio y largo plazo. Sin embargo, el presidente recordó que, durante los ochos años de gobierno de la socialista Francina Armengol, apenas se hicieron inversiones en las infraestructuras hídricas de Ibiza y esta «situación de abandono» es la que está provocando que la isla roce ahora la posibilidad de las restricciones al consumo. «Aquí se ha dejado todo al azar de la lluvia», lamentó Vicent Marí e insistió en que la situación de los acuíferos en estos momentos es «crítica». «Si se hubieran llevado a cabo las inversiones necesarias», según subrayó, «no nos encontraríamos en esta situación. No es una excusa, es la realidad».
Inversiones
Las inversiones a las que se refirió el presidente insular están ahora en marcha con el Govern de Marga Prohens. Sin embargo, son actuaciones que no estarán listas, en el mejor de los casos, hasta 2026, por lo que serán necesarias antes otras acciones para poder afrontar la situación. El conseller balear del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, explicó en este sentido que, ante la «preocupación fundada» tanto de los ciudadanos como de las propias administraciones, es necesario actuar de forma coordinada.
Lafuente insistió en que estamos frente a un «problema complicado» que se afrontará mediante el protocolo firmado con los consistorios ibicencos. A la falta de lluvias se unen la bajada de las reservas hídricas y el problema del exceso de sal que aún tienen las aguas depuradas y que impide su reutilización. «Es un problema grave», destacó el conseller, «que solo se puede afrontar de manera conjunta».
Agua desalada
Así las cosas, en las próximas semanas se activarán los mecanismos municipales necesarios para incrementar el consumo de agua desalada, con el fin de facilitar la recuperación de los acuíferos y «llegar en la mejor situación posible» a la temporada turística de 2025. La reducción del uso de agua dulce será progresiva pero, afirmó Lafuente, «es básica y fundamental».
Además, el protocolo contempla también la búsqueda de los puntos por los que se filtra agua salada a las redes con destino a las depuradoras, con el fin de facilitar una mejor depuración y la reutilización posterior de la misma. En estos momentos, hay dos proyectos en marcha, a financiar con la ecotasa, pero será necesario ampliar las actuaciones.
El Govern, además, prevé incrementar los sistemas de control sobre los grandes consumidores y los consumidores en general. Una medida ya anunciada en el pasado pero que parece que ahora sí se convertirá en realidad. En este sentido, el conseller Lafuente explicó que se instalarán contadores digitales con el objetivo de «controlar al máximo el consumo».
También se llevarán a cabo otras intervenciones como el proyecto piloto de infiltración de agua en Santa Eulària o el de la balsa de riego del mismo municipio. Abaqua, por su parte, trabaja en varias acciones de mejora de las infraestructuras.
Mientras tanto, seguirán adelante las tramitaciones para proyectos como el de la cuarta desaladora, cuya ubicación deberá ser decidido a lo largo de 2025. También se tramitan ahora como las ampliaciones de las desaladoras de Santa Eulària y Sant Antoni. Sin embargo, estas son actuaciones a largo plazo. Actuaciones en las que, además, el Ejecutivo balear considera que debería implicarse el Gobierno central pues el Ministerio de Transición Ecológica ha destinado unos 700 millones de euros a infraestructuras hídricas y de este dinero no llegará nada a las Islas. «Estamos haciendo inversiones importantes», ha señalado el conseller, «y el Estado debe participar igual que en otras comunidades autónomas porque estamos haciendo un esfuerzo enorme».
El director general de Recursos Hídricos, Joan Calafat, participó también en el encuentro con los ayuntamientos de Ibiza. Calafat ha dejado claro que «hay que incrementar las reservas» de los acuíferos. Y apuntó que estas acciones tendrán un coste para los consistorios que, sin embargo, habrá que asumir porque «hay que garantizar el agua a la gente que está en suelo rústico». Son estos consumidores los que más problemas ya están sufriendo dado que no están conectados a la red de suministro general y dependen de los pozos para poder recibir agua.
Calafat no pudo avanzar el porcentaje de agua desalada que se dirigirá al consumo pero sí ha señalado que «lo importante es haber llegado al acuerdo con los ayuntamientos y haber firmado el protocolo». Tampoco pudo augurar si habrá o no restricciones al consumo en los próximos meses. No obstante, sobre esta cuestión explicó que los ciudadanos deben estar «preparados». Y subrayó que es imprescindible poder llegar a reutilizar el agua depurada. Tras ocho años de «inacción» por parte del anterior Govern, según lamentó, «ahora está todo por hacer pero ya estamos en marcha».