La inseguridad por la presencia de varios perros sueltos en una zona cercana a Gesa, en Ibiza, está comenzando a preocupar a los vecinos. El verano pasado, Susana, una trabajadora de la zona, fue atacada por uno de ellos mientras intentaba dialogar con la propietaria de los animales, sufriendo una mordedura en la pierna.
Según explicó a este rotativo, los perros pertenecen a una residente que convive con «más de seis u ocho perros» en una chabola. En este sentido, la vecina aseguró que cuando fue a avisar a la propietaria de que uno de los animales estaba en una zona peligrosa de la carretera, otro de los perros que se encontraban sueltos se le abalanzó sobre la pierna y le mordió por detrás. «En el momento lo sentí como un golpe, luego vi que había sido una mordedura. Desde entonces, le tengo un poco de miedo a los perros», explicó Susana, que tuvo que acudir a Can Misses tras el incidente que ocurrió a principios del verano pasado.
Este ataque no es un caso aislado, ya que otros vecinos también han sufrido las consecuencias de que estos animales no se encuentren atados, teniendo incluso que desviarse de sus rutas habituales por miedo a ellos. «Conozco el caso de una chica que no quiere cruzar por esa zona si va sola», añadió la afectada.
Además, tal y como asegura, los animales no solo representan un peligro para las personas, sino también para los vehículos. «Siempre están por la carretera y ya han provocado accidentes. El otro día un motorista se cayó al intentar esquivar a uno de ellos», apuntó.
Lamentablemente, como asegura esta residente, la situación no ha conseguido atraer la intervención de las autoridades ni ha conseguido que se aplique ninguna medida efectiva por parte de la Policía Local del municipio. «He llamado varias veces pero no vinieron», aseguró la trabajadora. Por otro lado, también apunta que la situación está empeorando debido a la falta de control reproductivo de los perros. «No los tienen castrados, así que cada vez puede haber más», puntualizó.
Claro, a falta de alarmas con cuota mensual a pagar, es el sistema de seguridad que adoptan los perroflautas, sin ningún temor a que nadie les haga cumplir la ley, como siempre.