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Sabores con alma

Daskalidès, «el bombón de Proust»

Daskalidès llegó a Ibiza hace cuatro décadas trayendo la elegancia y la finura de la bombonería belga

Daniela Boursault lleva como responsable de la bombonería durante años | Foto: Toni P.

| Ibiza |

Algunas ciudades como Bruselas, Brujas y Amberes son consideradas capitales chocolateras de Europa. Y es que este país, Bélgica, presume de ser el inventor del bombón desde que, en 1857, Jean Neuhaus, un farmacéutico suizo afincado en Bruselas, empezara a cubrir medicamentos con chocolate para hacerlos más agradables al paladar.

En 1912, el nieto del farmacéutico, Jean Neuhaus Jr., inventó el praliné belga: un bombón relleno con cremas, frutos secos, licores o ganaches. Este invento revolucionó la industria chocolatera, y solo unos años más tarde, en 1915, su esposa, Louise Agostini, diseñaría la primera caja de bombones («ballotin»), elegante y práctica, para proteger los pralinés y presentarlos como un regalo refinado.

Expansión

Así comenzaría una tradición que forma parte de la identidad belga y en la que no tardó en introducirse un inmigrante griego apasionado por la repostería y el arte del chocolate: Kyriakos Daskalidès. La marca fue creciendo progresivamente a lo largo del siglo XX y, durante las décadas de 1950 y 1960, la familia Daskalidès consolidó la empresa como una de las casas chocolateras más elegantes y refinadas de Bélgica, bajo la dirección del hijo del fundador, Jean.

En los años 80, Daskalidès ya estaba ampliando su presencia internacional, exportando sus productos a más de 40 países, entre ellos España.

Bombones en Ibiza

Fue una pareja belga quien abrió el primer despacho de bombones Daskalidès en pleno centro de Ibiza, en la calle Vicente Cuervo, en 1985. «Era una pareja mayor y encantadora, pero el comercio no era lo suyo, así que no tardaron más que unos meses en traspasarme el negocio», explica Daniela Boursault, afincada en Ibiza desde mediados de los años 70 y responsable de la bombonería durante años.
«Al principio fue un poco difícil», reconoce Daniela respecto al modelo de negocio y al producto belga recién desembarcado en la isla. «Era una mercancía desconocida hasta entonces y los ibicencos solo conocían los bombones en forma de ‘caja roja’. Nunca habían visto una vitrina llena de distintas variedades que se vendieran a granel».

Despegue

Pese a un inicio complicado, el negocio no tardó en despegar en «una Ibiza que se estaba modernizando. Los ibicencos empezaban a viajar, a conocer otros lugares y a apreciar que este tipo de negocios que veían fuera también estuvieran en la isla».

«Los primeros clientes ibicencos que tuvimos fueron las familias más pudientes y finas de Ibiza, que fueron recomendándonos unos a otros», asegura Daniela, mientras reconoce que «era algo más caro de lo habitual, pero tampoco era habitual tener todo el catálogo de bombones a la vista ni hacer el tipo de presentaciones que hacíamos nosotros».

El éxito de los bombones de Daskalidès llevó a Boursault a precisar de la ayuda de Araceli Arrebola como empleada. «Antes que empleada fui clienta y, cuando Daniela me ofreció el trabajo, le dije que yo era demasiado golosa para aceptarlo», recuerda Arrebola entre risas, antes de reconocer que «Daniela y yo nos lo pasamos muy bien en esa época, más que una jefa era una especie de hermana mayor». Como único cambio en el negocio, Araceli apunta que «entonces dejé de tener los escaparates maravillosos que hacía Daniela y por los que llegó a ganar premios».

Unos años después de que Araceli pasara de clienta a empleada, se convirtió en propietaria del negocio cuando Daniela decidió tomar un rumbo distinto junto a su nuevo marido, Bernard. Eran finales de los años 90 y Arrebola se hizo cargo del prestigio de la bombonería belga durante cerca de dos décadas. Luego fueron otras manos las que se responsabilizaron del negocio y tuvieron que lidiar con retos como el azote de la pandemia. Retos duros que provocaron que el negocio no lograra mantener los estándares de la prestigiosa marca belga, que acabó por abandonar la bombonería de la calle Vicente Cuervo. El espacio comercial también desaparecería definitivamente con la construcción de un hotel en el edificio.

Nueva etapa

«Yo tenía la intención de montar una nueva tienda de Daskalidès en Palma, donde viven mis hijos, pero la marca me planteó volver a abrir en Ibiza», explica Daniela respecto a la nueva etapa de la «primera y única» bombonería belga en la isla, a solo unos metros del local que la vio nacer en los años 80.
En el nuevo local de Daskalidès, en la calle Bartolomé Vicente Ramón, Daniela trabaja codo con codo con su marido, Bernard, desde su apertura en enero de 2023. «Aunque ya tenemos 80 años y somos conscientes de que no vamos a seguir durante mucho tiempo, seguimos pasándolo muy bien en la tienda», explica Daniela, mientras asegura que la bombonería se ha convertido «en una especie de centro social donde viene la gente a contar historias del pasado».

La clientela de Daniela sigue fiel a los bombones de Daskalidès generación tras generación, también entre el turismo familiar que mantiene su fidelidad a la isla: «El otro día vino una mujer inglesa que, al probar uno de los bombones, le vino el recuerdo de unas vacaciones que pasó en la isla siendo niña, como con la magdalena de Proust, pero en este caso fue ‘el bombón de Proust’» (risas).

Producto

La fábrica familiar de Daskalidès también ha ido evolucionando con el tiempo y ya está presente en países como Marruecos, Dubái o Emiratos Árabes. Sin embargo, lo que no ha cambiado es la manera de trabajar de la tradición familiar casi centenaria. «Nos siguen trayendo nuestros pedidos directamente de la fábrica a nuestra puerta, sin ningún tipo de intermediario».

Así, la bombonería continúa, pese a nuevos retos como la subida de precios, tanto del cacao como de las demás materias primas necesarias para la elaboración de sus productos. «Ha subido el cacao, la mantequilla, la avellana o la almendra y, obviamente, ha subido el precio del producto», explica Daniela, mientras reconoce que su clientela sigue manteniendo su fidelidad: «Quien compra bombones lo hace como capricho o como regalo y acaba asumiendo la subida de precios». «Hemos intentado democratizar nuestro producto, pero las subidas de precio nos lo ponen muy difícil», reconoce la comerciante respecto a la tendencia a elitizar la bombonería de calidad.


Presentación

Una de las máximas de la bombonería es su presentación, tal como sentara precedente Louise Agostini en 1915. «La mejor manera de valorar tu producto es presentarlo de la mejor manera, por eso siempre ha sido muy importante para nosotros el packaging», insiste Daniela mientras muestra una parte de su catálogo de cajas donde presentar su amplio surtido de bombones.

Un surtido en el que se pueden encontrar bombones de lo más variado, fabricados con cacao de distintos lugares del mundo. «Tradicionalmente el cacao se ha cultivado siempre en Sudamérica y África, pero últimamente se está haciendo también en Vietnam, lo que ayuda a equilibrar el precio».

Con la reapertura de Daskalidès en Ibiza, más que recuperar una tienda de bombones, se ha recuperado un pedazo de memoria gustativa. Porque hay sabores que no solo se saborean: se recuerdan, se comparten y se celebran. Y algunos, como los de Daniela, tienen el raro poder de quedarse pegados al alma, como un bombón que nunca se termina del todo.

2 comentarios

Adolfo Adolfo | Hace 7 meses

No eran estos a los que pillaron años con bombones blancos colombianos?

user Crispis | Hace 7 meses

Son caros pero puntualmente o para regalar estan d muerte de buenos. Ya son mayores y pasará com9 muchos negocios no vale la pena ser autonomo ni valie te autonomo con trabajadores a su cargo. Para que sin ayuda ni paro paganfo una pasta para q grandes superficies se coman las pimeefs. Ya vean el lidl d sanan son modulos "a parte" y hacen un macro supermercado y punto. Competencia super dificil.aunque en verano muchos algo vende y el todo icluido.algo prohibido en la isla esto no.es cuba aunque se estan poniendo las calles.fatal. inseguras.

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