El alcalde de Sant Josep, Vicent Roig (Sant Jordi, 1973), ha llegado esta semana al ecuador de su mandato. Orgulloso del trabajo realizado hasta ahora, presume con cariño del premio que los lectores de la prestigiosa publicación Conde Naste Traveler han otorgado a Cala Bassa como la mejor playa de España este año. Roig dirige el municipio con más kilómetros de costa y playas de la isla de Ibiza. Un espacio en el que históricamente el urbanismo ha estado en tela de juicio. Y es ese capítulo el que sigue siendo una de sus mayores preocupaciones. Como también lo son la seguridad en las playas, la falta de vivienda o la necesidad de retornar de alguna manera a una identidad que cada vez tiene más difícil mantenerse.
—Cala Bassa acaba de recibir el premio a la mejor playa de España por parte de los lectores de Conde Naste Traveler. ¿Cómo lo han hecho?
—Por nuestra parte, creo que hemos hecho las cosas bien. Cala Bassa siempre se ha distinguido por ser una playa muy popular. También acompaña la facilidad de acceso, el aparcamiento, que se puede acceder en transporte público… Nos congratula que la gente valora cosas como que esté limpia, que haya seguridad, que los socorristas hacen las cosas bien… Somos el municipio con la mejor playa de España y con el mejor ocio de Europa y eso nos alegra. Tenemos la mejor discoteca del mundo, el Hï, y los mejores locales de ocio.
—Esta semana, además, celebra su segundo aniversario como alcalde. ¿Cuál es su balance de estos 24 meses de trabajo?
—Positivo. Es importante tener en cuenta que estoy disfrutando de algo que quería hacer y de algo que, desde muy jovencito, siempre me había atraído, que es la figura del alcalde, de la persona cercana, que intenta solucionar los problemas lo de los ciudadanos. Muchas veces lo conseguimos y, en otras, cuesta más o a veces no se puede. Pero es importante ser cercano. Y también ser sinceros porque eso es lo que quiere la gente.
—¿En qué ha cambiado Sant Josep en estos dos años?
—Ha cambiado en que feim poble. Yo veo a la gente más unida. Se ha hecho todo lo que es la comisión de fiestas de Sant Jordi. Allí hacía muchos años que no había ni asociación de vecinos. Ahora tenemos a este grupo de gente, que son muy jóvenes y de la parroquia. Ahora preparan la celebración de la Nit de Sant Joan. Estamos recuperando cosas que se hacían antes. Teníamos al grupo folclórico de Sant Jordi, que hacían cosas, y ahora ha cogido el testigo esta comisión. En Cala de Bou también hay más movimiento de asociaciones. Yo veo más unión, más alegría, que la gente se acerca y habla, piden cita, vienen…
—Usted y los concejales de su gobierno son de los pocos cargos públicos con los que los ciudadanos pueden pedir cita a través de la página web. ¿Cómo surge esta idea?
—Yo siempre me he considerado una persona cercana. Vimos que la gente se quejaba de falta de atención. Lo que hemos hecho es que la gente pueda entrar en la web y ver qué citas hay disponibles. Esto lo pusimos en funcionamiento el pasado verano y en la web están las agendas de todos los concejales. En mi caso, como alcalde, es posible pedir cita en Sant Jordi y en Cala de Bou. Esto se ha hecho así para dar más cercanía y que quien tenga que venir pueda escoger lo que le queda más cerca de su casa o de su puesto de trabajo. Al principio del mandato, hubo un aluvión de petición de citas porque había mucha inquietud en temas de urbanismo. La gente estaba intranquila. Y este aluvión hizo que nuestra agenda se nos congestionara mucho. Pero ahora lo más que pueden esperar son 10 o 15 días para tener citas con el alcalde.
—Esa preocupación por la cuestión urbanística, ¿ya se ha rebajado?
—Sí, sobre todo a raíz de hacer público el avance del Plan General. Normalmente, un plan general no debería tener exposición pública en el momento de avance. Pero pensamos que era importante hacerlo. Se hicieron citas con el equipo redactor, que no es de Baleares. Y yo tuve unas 200 citas directas con ciudadanos. Por aquí pasaron unas 700 personas. Nosotros estamos muy contentos. A mí me ha servido mucho para afianzar el pulso sobre las necesidades del municipio. Y a la gente creo que la ha ayudado a tener más confianza en el equipo de Gobierno y en nuestra gestión. El departamento de Urbanismo quedó en una situación tocada el 13 de junio de 2023. Pero se están haciendo todos los esfuerzos para mejorarlo.
—Entiendo que el urbanismo es importante pero a veces parece que el Ayuntamiento de Sant Josep solo se dedica a eso.
—Sant Josep es un municipio con 84 kilómetros de costa. Esto lo hace muy atractivo a la inversión e, incluso, la especulación. Hay muchos intereses y lo que hemos conseguido ha sido poner por delante de todo los intereses de nuestros vecinos. Los intereses del vecino que necesita una vivienda para su hijo o para él mismo, una primera vivienda. Se trata de tener en cuenta y por encima de todo al residente. Hice una instrucción en ese sentido, para que se diera prioridad a esas licencias destinadas a primera vivienda o a segunda vivienda de zona de playa. Sí que es cierto que Sant Josep siempre ha sido un municipio que ha tenido el urbanismo en entredicho y estamos intentando y logrando corregir eso.
—¿Qué otras cosas han cambiado en estos dos años?
—Hemos incremento muchísimo la atención a la tercera edad. Estamos intentando ampliar todo lo que está relacionado con niños y jóvenes. Tenemos un programa de actividades culturales muy amplio para ellos. Muchas veces el problema que tenemos es que viste más que uno tenga un problema en su vivienda o que otro compre una casa que ver a 20 señoras y señores mayores haciendo aquagym en la playa, en una actividad municipal, gratuita y en la que se lo están pasando pipa.
—¿Chiringuitos con DJ o sin DJ?
—Nosotros lo que siempre pedimos es que se respeten los márgenes de la legalidad, que haya los limitadores, que estén bien conectados, que estén bien puestos, que haya una coherencia entre lo que se debe hacer y lo que se hace. Tenemos que tener en cuanta que, si tenemos un restaurante, tenemos un restaurante, no una discoteca. Pero en Sant Josep tenemos un poco de todo. Espacios y calas donde puedes escuchar perfectamente tu respiración. Y otras en las que puedes escuchar los deleites de otras personas en sus discos. En este caso, a lo mejor viene un poco tarde esta prohibición que se tenía que haber hecho o debatido antes. Esto está en un PRUG desde hace muchos años. Es más, ahora mismo estamos intentando reanudar la redacción. Si tenemos un parque natural, hemos de ser coherentes con ese parque natural. También hay que ver que ese parque natural está al lado de un aeropuerto y de otras actividades que estaban dentro de lo que es la resolución de espacio protegido. Entonces, ¿chiringuitos con o sin? Pues cada uno con lo que debe tener, en el espacio en el que está, y con la categoría y la licencia que tiene.
—El residente está harto en general de playas con música atronadora porque se confunde el chiringuito con la discoteca. ¿Usted cree que se podría revertir esta situación?
—A ver, el problema existe desde hace años. Antes eran chiringuitos de playa con música y ahora se les llama beach clubs. Yo creo que hay para todos los mercados. Tenemos un ocio espectacular. Somos la cuna mundial de la música electrónica y, con sellos como Sant Josep es música, intentamos encaminar hacia otro lado. E, insisto, siempre y cuando se respete la legalidad, es importante compatibilizar un poco. Es verdad que se percibe que hay un poco de hartazgo y por eso estamos vigilando y poniendo orden para que las cosas se hagan correctamente. Lo importante es que se respete la legalidad y que se respeten las actividades que cuentan con autorización y que son legales. Es decir, si no queremos tanta música, podemos ponernos 10 metros a un lado y ahí no escucharemos tanto. O podemos ir a otra playa. En Platja d’en Bossa, por ejemplo, al final del todo es muy tranquilo y lo que se echa en falta es el pequeño chiringuito que había allí y que, si podemos, lo recuperaremos.
—Muchos lamentan también la pérdida de identidad. A veces da la sensación de que Ibiza se ha convertido en cualquier otro lugar turístico.
—Efectivamente. Yo siempre pienso que, desde que se quitaron los pasacalles del puerto de Ibiza, el puerto ha acabado como cualquier puerto del Mediterráneo. Nosotros estamos poniendo al residente en el centro de todas nuestras políticas. En las fiestas populares, en todo lo que hemos hecho en música, teatro y patrimonio… Estamos hablando de chiringuitos, que son espacios muy nuestros. Hay que reconducir y que las cosas vuelvan a su redil. Si se fija en el sello de Family Moments del Consell, el municipio que más establecimientos tiene adheridos es Sant Josep. El objetivo es recuperar al máximo el turismo familiar. Somos conscientes de que este turismo a veces se encierra más en el hotel, pero genera mucha riqueza exterior. Nosotros lo vemos en actuaciones en Caló de s’Oli y en otras actividades. Si el hotel les da la información, ellos van. Tenemos que poner en el centro nuestra cançó de Sant Josep, nuestra lengua, es cantar de sa güela para promocionar Sant Josep. El 19 de julio lanzaremos un vídeo en el que el espectador podrá ver la realidad que puede encontrar en Ibiza y la identidad de un pueblo como Sant Josep. Queremos que el que venga nos respete porque somos una cultura milenaria, porque tenemos Sa Caleta, porque tenemos la sal, porque tenemos patrimonio a raudales… Tenemos nuestra identidad propia, nuestra lengua propia, nuestras costumbres que nos identifican como municipio.
—La vivienda es el problema más grave en la isla. ¿Qué propone el Ayuntamiento ante esto?
—Nosotros fuimos pioneros en proponer que en los terrenos destinados a equipaciones turísticas se pudieran hacer residencias o edificios de apartamentos o estudios asociados a la explotación que pudieran tener cercana para sus trabajadores o bien que pudieran tener una explotación individual siempre y cuando las personas que se alojaran allí tuvieran un contrato de trabajo y que fuera por un máximo de 11 meses. Estamos hablando de espacios temporales. En el momento en el que podamos tener esas residencias, de alguna manera podremos liberar muchísima vivienda. Hace poco un hotelero me decía que había comprado nueve viviendas y que ya tenía un total de 64. Tenemos ya una licencia dada para la construcción de un edificio de apartamentos asociado a una explotación turística. Si ese hotelero del que le hablaba antes pudiera tener un edificio residencial asociado a su establecimiento, se podrían liberar los 64 pisos que ahora tiene. Nosotros también fuimos los primeros en aplaudir que se pudiera levantar vivienda protegida en áreas de transición en rústico. Esa medida es importante porque la afectación del territorio sobre el precio de la vivienda será mínima y permitirá tener unas ratios de precios bastante más asequibles. No se tratar de tener vivienda para tener más gente sino de redistribuir, que quien está compartiendo pueda tener su vivienda, que quien está con sus padres pueda tener su vivienda. Aquí hablamos de vivienda protegida para residentes con una cierta antigüedad. No sería para cualquiera.
—¿Puede Sant Josep ceder suelo al Ibavi?
—El problema es que no tenemos. Nosotros también necesitamos equipamientos, espacios y servicios. Hay que hacer una reestructuración importante y dedicar esos pequeños espacios adheridos a las zonas urbanas y que nos quiten un poco de presión del rústico. Nosotros vamos a poder obtener suelo público para poder hacer urbanismo en mayúsculas. Podremos tener instalaciones deportivas, escuelas y los servicios que se necesiten. Si tenemos esos pequeños terrenos, que casi todos están ahora mismo dedicados a zonas verdes, y los masificamos, tampoco es positivo. Hemos de crecer con calidad y en conciencia. Hay que tener unos criterios urbanos y urbanísticos importantes y teniendo siempre al residente en el centro. Además, en zonas urbanas el residente tiene que poder los servicios a tiro de piedra.
—¿Cómo está el problema de los apartamentos Don Pepe?
—Estamos haciendo los informes oportunos para poder dar la licencia de reforma o de mantenimiento que realmente necesitan los edificios. Paralelamente estamos con la renovación del convenio de ayudas al alquiler a las 29 familias que las reciben. Estamos más cerca que nunca de la solución pero de una solución con seguridad jurídica, con certezas, con garantías y con transparencia, sobre todo con los afectados. Es lo más importante y es lo que hemos puesto siempre en el centro, a los vecinos.
—Esta es la legislatura de la lucha contra el intrusismo en Ibiza. ¿Cómo afronta el problema de los taxis piratas?
—Este año hemos podido ampliar la plantilla de Policía Local. No todo lo que nos hubiera gustado. Disponemos de 61 policías frente a los 43 que teníamos en 2023. Es muy importante destacar que es una plantilla con ganas, profesional y que está trabajando muy intensamente. Estamos ahora mismo programando lo que son los tres meses fuertes de la temporada, julio, agosto y septiembre. Y tenemos ya también guardias y algunos turnos extraordinarios que van a ayudarnos a intensificar la vigilancia. Esto se hará en venta ambulante pero también, y bastante, en el Aeropuerto para hacer presión contra los taxis piratas. Siempre hemos pedido ayuda a AENA y Guardia Civil, que con los efectivos que tienen es difícil. Pero nos ayudan al máximo. En principio, la lucha contra el intrusismo es una lucha sin cuartel pero a veces estamos muy limitados en cuestiones como la entrada en los domicilios por las fiestas ilegales.
Señor alcalde, yo creía que Ibiza se repobló después de la conquista de Jaume I,procedente de la zona de Catalunya expulsando a los musulmanes después de no se cuántos siglos que llevaban implantado en las pitiusas, también entiendo que si eres un seguidor de alcaldes anteriores del PP de San Josep, si hombre no te acuerdas el que decía para que poner una biblioteca en cala de Bou, cuando yo no he leído nunca un libro y mirá cuántas empresas tengo o el otro que cuando hicieron el desdoblamiento de la carretera del aeropuerto encontraron restos arqueológicos y lo taparon con nocturnidad para que Matute pudiese hacer su campo de golf, seguís en la linea nada nuevo bajo el Sol.