Las lonas que rodean el asentamiento de Can Rova 2 desde hace ya meses presentan una novedad muy importante para el devenir del lugar. Y es que a media mañana de este miércoles el Ayuntamiento de Santa Eulària ha colgado, a modo informativo, una serie de folios en los que se informa que «en fecha 15 de julio de 2025, con inicio a las 09:00 horas, se va a proceder al inicio de las operaciones de ejecución con objeto a desalojar y posteriormente desmantelar el asentamiento».
De esta manera se confirma un desalojo que la representación legal de las personas que residen en el terreno pedían retrasar este mismo martes hasta el 31 de agosto. Así lo solicitaba David Fechenbach, abogado de una treintena de familias del lugar, amparándose en que este tiempo era necesario «para buscar alternativas para las personas» y garantizando que si esta ampliación de plazos se producía se garantizaba «una salida ordenada y segura».
Para ello, desde su despacho ya se ha presentado una solicitud de aplazamiento del desalojo. Los representantes de estos moradores de Can Rova tienen bastante confianza en que este aplazamiento se lleve a cabo y se pueda retrasar la ejecución del desalojo. Sin embargo, y a la espera de cual es la decisión final del juzgado Contencioso Administrativo número 1 de Palma de Mallorca, la realidad a día de hoy es que la fecha está fijada para el 15 de julio, tal y como ha informado esta misma Santa Eulària.
Con ello, el interior del asentamiento es, a día de hoy, un mar de dudas sobre qué les deparará el futuro. Son entre 200 y 300 personas las que conviven en el lugar, y diversos los motivos que les han llevado a vivir hasta ahí. Precisamente a raíz de ese escrito muchos de ellos han aprovechado sus habituales reuniones para conversar sobre las opciones que tienen, desde abandonar la isla en algunos casos para regresar a sus países, hasta buscar un nuevo terreno o lugar en el que vivir.
Carlos Alberto es una de esas personas que ha participado en uno de esos corrillos durante el miércoles al mediodía, al calor del revuelo generado por esos carteles informativos. Él, de origen paraguayo, llegó a la isla hace más de 20 años. Durante todo este tiempo se ha dedicado al mundo de la construcción. Hasta hace menos de un año vivía de alquiler en una vivienda en Santa Gertrudis. Sin embargo, un bache económico le dejó sin ingresos y tuvo que dejar su vivienda. Al quedarse en la calle, terminó llegando, a través de un amigo suyo, al terreno de Can Rova 2, donde ya lleva meses instalado y, según sus propias palabras, el único lugar en el que se puede permitir una vivienda con los actuales precios. «Yo tengo que pagar una serie de cosas, especialmente a mis hijos, que siguen en Paraguay. Ellos están estudiando, y yo hago estos esfuerzos, de vivir de esta manera, para que ellos puedan seguir con sus estudios», asegura el hombre, orgulloso de su esfuerzo, pero apesadumbrado al no saber qué le deparará el futuro. Asegura que, como él, la inmensa mayoría de las personas que viven ahí no saben que van a hacer el día de mañana. Según explica Carlos Alberto, a raíz de toda esta situación, cada vez son más los que se plantean volver a su país: «No es lo que nos gustaría, porque ahí las cosas tampoco son fáciles, pero aquí cada vez nos lo ponen más difícil». Otros, explica, no descartan tener que vivir en la calle hasta que encuentren un lugar donde ir. No descartan repetir lo que ya tienen, pero en otro lugar.
En el comunicado que se ha instalado en el asentamiento se indica que, hasta la noche del 14 al 15 de julio es el periodo para abandonar, de manera voluntaria, el terreno de Can Rova 2. Si este abandono del lugar no se cumple, asegura el Ayuntamiento de Santa Eulària, se producirá «el desalojo forzoso de aquellas personas que presenten oposición». Además, señala el documento los dos lugares a los que acudir para recibir la atención de los Servicios Sociales del Consistorio. Hasta el momento, según precisaron desde el Ayuntamiento de Santa Eulària, nadie ha solicitado ayuda a los Servicios Sociales.
Aquí el más listo ha sido el abogado. Una causa que tenía perdida, les sopla 40 mil euros a los chabolistas, y, ahora, le echa las culpas a los del fuego. Crack.