La inminencia del desalojo de Can Rova 2 del próximo 15 de julio ha llevado a algunos de sus habitantes a buscar refugio en el bosque contiguo, en el Puig d’en Negre, una área natural de difícil acceso que presenta un elevado riesgo de incendio por la gran masa forestal acumulada. Desde hace días, trabajadores de la zona y vecinos han detectado la presencia de personas deambulando entre los pinos y montando improvisadas estructuras con plásticos y otros materiales. Esta semana ya son visibles algunas chabolas y enseres que confirman la presencia estable de varios ocupantes.
La situación preocupa especialmente por el peligro que representa cualquier descuido en una zona boscosa repleta de pinos secos, ramas caídas y un manto de hojarasca que convierte el entorno en un polvorín natural. A ello se suma la presencia de residuos peligrosos como restos de amianto y chapas metálicas, que podrían agravar las consecuencias de un incendio. El recuerdo del fuego que afectó a Can Rova 2 hace apenas dos semanas sigue presente y hace temer que la historia pueda repetirse en un escenario aún más vulnerable.
Además, el Puig d’en Negre se encuentra junto al Torrent d’en Capità y muy cerca de un gran depósito de Aqualia, esenciales para el suministro de agua en Ibiza. Una emergencia en esta zona podría tener graves consecuencias no solo para el medio ambiente, sino también para la seguridad hídrica del municipio.
Foto: Toni P.
Según ha podido comprobar Periódico de Ibiza y Formentera, los nuevos asentamientos son aún precarios, pero el riesgo de que más personas se trasladen allí en los próximos días es elevado, teniendo en cuenta que el desalojo definitivo de Can Rova 2 está previsto para el martes 15 de julio. La falta de alternativas reales de alojamiento empuja a muchas familias a buscar refugio donde pueden, aunque sea en lugares inseguros y potencialmente peligrosos.
La oposición municipal y el senador pitiuso Juanjo Ferrer (PSOE) han criticado la falta de una solución habitacional digna, alertando de que el problema no se resuelve con el desalojo, sino que simplemente se traslada a otra zona, agravando los riesgos sociales y medioambientales.
Por ahora, la vigilancia en el bosque es escasa y la ocupación de esta área sigue avanzando lentamente pero sin pausa. Si no se actúa con rapidez, el Puig d’en Negre podría convertirse en el escenario de un desastre anunciado.
Manuel, por cierto, no soy racista, ni fascista ni po..as en vinagre, simplemente tengo una edad ....